Carlos Ríos, el influencer de la nutrición: "Los productos para niños están entre los peores procesados"

Los grandes enemigos de la #realfood (la más sana) tienen cara apetitosa, pero no hay que dejarse engañar. Hablamos con Carlos Ríos, autor de 'Comer comida real', sobre qué "no es trigo limpio". 

El nutricionista e 'instagrammer' Carlos Ríos

Carlos Rios, el 'influencer' de la nutrición y autor de 'Come comida real'.

/ Cristina Abril

Carlos Ríos (Huelva, 1991), graduado en Nutrición Humana y Dietética, se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en el azote digital de los alimentos procesados y profeta de la #realfood o comida sana ('real').

Cada día, sus más de 600.000 seguidores de Instagram peregrinan a su perfil para averiguar cuánta azúcar añadida han ingerido con su galleta Oreo, si el hummus de Mercadona que tanto gusta a Rosalía supera su listón de la salubridad o para echarse unas risas con uno de sus memes. También hay una contrapartida si te unes a su "secta", como él la llama amistosamente: puede que jamás vuelvas a saborear un snack de chocolate con la conciencia tranquila.

Las bases del movimiento instigado por este presunto fan de 'Matrix' y 'Star Wars' (son habituales sus referencias a ambos universos) y que previene contra alimentos que pertenecen "al lado oscuro", están ahora reunidas en el libro 'Come comida real' (Editorial Paidós) que nada más ponerse a la venta, ha hecho estragos en la lista de ventas de Amazon.

El libro 'Come comida real' de Carlos Ríos

La portada del libro 'Come comida real' de Carlos Ríos (Editorial Paidós).

/ Planeta Arte & Diseño

Al parecer, la revolución #Realfood ya está aquí y su creador es un chico de 26 años sonriente, con gafas (ocasionales) y perilla que descubrió que la buena alimentación no se puede medir solo por cantidad de calorías y nutrientes, y que proclama las virtudes de la cocina de las abuelas (él dedica su obra a las suyas).

"La real food (la comida 'real' o más sana) es la que sufre menos transformaciones hasta que la comemos”, explica este abanderado de las verduras, los frutos secos, las legumbres, el pescado, los huevos o la carne sin procesar. Aunque no hay que volverse locos, nos tranquiliza el onubense, "si congelamos un filete, este mantendrá, si no todas, gran parte de sus propiedades. No está mal”.

Anotado: el congelar no está prohibido. Pero sí una gran cantidad de procesados que se han colado en nuestra dieta diaria, favorecidos por nuestro ritmo de vida frenético. Porque "cada vez comemos peor", admite. Fundamental, por lo tanto, es saber reconocer esos alimentos insanos. Carlos Ríos, maestro de la síntesis online, nos habla de la ‘ley de los cinco ingredientes’: “Hay que desconfiar de los productos que tienen cinco ingredientes o más”, ya que, probablemente, estemos ante un ejemplo de "mal procesado". Para averiguar si estamos a punto de abrir las puertas de nuestra cocina a uno de estos indeseables, hay que leer bien las etiquetas traseras.

Especial atención debemos prestar a "los azúcares añadidos, las harinas refinadas, los aceites vegetales refinados, los aditivos y la sal”, todos desaconsejables, enumera el nutricionista, que hace un inciso: "También hay que fijarse en qué cantidad están presentes estos ingredientes en el alimento. Si tiene un pequeño porcentaje de aceite vegetal, puede que ese procesado no sea dañino”.

Es decir, comer bien es realizar cálculos matemáticos. O, simplemente, dejarse guiar por el consejo que nos da el experto: "Hay que planificar nuestro menú y elegir bien los alimentos en la compra, y no ir a la máquina de vending y sacar cualquier cosa”.

¿Hay más enemigos de la buena alimentación a combatir? Carlos Ríos asiente: "Los alimentos no saludables que se hacen pasar como que sí lo son, no solo con ofertas, sino destacando alguna de sus propiedades" o utilizando adjetivos como naturales. Hay más (y estos provocarán desvelos a más de un padre y una madre): "Los productos dirigidos a los niños, que muchas veces vienen con envoltorios atractivos para llamar su atención, figuran entre los peores procesados, con azúcares añadidos”.

"Las marcas saben que los niños son consumidores a largo plazo, por lo que les interesa contarles entre sus clientes y contribuir en sus hábitos alimenticios”, prosigue, "personalmente, no recomendaría ningún producto infantil”, afirma, tajante.

El pan también está en el punto de mira, aunque solo cuando se come en exceso (habla de 'panadicción'): "Si se come pan con aceite y tomate para desayunar, es sano. Pero el pan no tiene por qué acompañar todas nuestras comidas, como tampoco sería aconsejable tomar lentejas para desayunar, comer y cenar”.

En esta lucha contra los ultraprocesados, sin embargo, nos falta por conocer la dimensión del problema, que también le preguntamos. "Los ultraprocesados no tienen efectos a corto plazo, Sanidad se encarga de velar por la seguridad de los alimentos, para que de repente no te provoquen una intoxicación o, por ejemplo, una salmonela. Sin embargo, sí tienen efectos a largo plazo”. Algo que, al parecer, no entra dentro de las prioridades de la Administración.

Los desequilibrios en el sistema inmunitario y el cardiovascular, el aumento del riesgo de enfermedades no transmisibles, hiperglucemia, el estrés oxidativo o, incluso, algunos tipos de cáncer son algunas de esas consecuencias que se citan en 'Comer comida real'. La lista de razones para escuchar a este autor, en consecuencia, es larga. Y, también, la de fans que tratan de seguir a pies juntillas sus lecciones o, incluso, robarle algún selfie mientras analiza productos y productos en los pasillos de los supermercados, su campo de trabajo.

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