Esta es la receta para preparar uno de los dulces más deliciosos y tradicionales de la Cuaresma

Con la llegada de la Semana Santa empezamos a ver como muchas pastelerías se inundan de dulces típicos de esta época del año. La tradición marca que desde la Cuaresma empecemos a olerlos y saborearlos siguiendo una costumbre muy anclada. El origen de esta tradición se encuentra en el ayuno, ya que desde el miércoles de ceniza al viernes santo sólo se podía realizar una ingesta de comida al día y evitar el consumo de carne.

De esta forma, afrontar las jornadas diarias, especialmente en trabajos de gran dureza física, requería introducir en la única ingesta del día alimentos con gran aporte calórico y energético. Y la solución se halló en los dulces, maravillosos manjares caseros a base de huevo, pan, harina, leche, miel, frutos secos, azúcar y antiguas especias como la canela o el anís. Y uno de estos dulces son los pestiños, que, junto a las torrijas, son uno de los platos tradicionales de la época de Cuaresma y de Semana Santa. Prepararlos en casa es una forma fácil y rápida de llevar a nuestra mesa un pedacito de la tradición española, sin necesidad de complicaciones. Así que lo mejor es probar la receta y sumérgirnos en los sabores de la Cuaresma con este dulce típico que nunca pasa de moda.

La receta de los pestiños caseros para sorprender a todos esta Semana Santa

Ingredientes

• 500 gramos de harina de trigo
• 200 ml de aceite de oliva virgen extra (y extra para freír)
• 200 ml de vino blanco
• La piel de una naranja (solo la parte naranja para evitar el amargor)
• 1 cucharadita de semillas de anís o matalahúva
• 1 cucharadita de canela en polvo
• 100 gramos de azúcar (y extra para espolvorear)
• 1 pizca de sal

Elaboración

• En una sartén pequeña, calentamos los 200 ml de aceite de oliva a fuego medio. Añadimos la piel de naranja y las semillas de anís. Cocinamos durante 3-5 minutos para infundir el aceite, evitando que se queme. Retiramos del fuego, descartamos la piel de naranja y las semillas, y dejamos que el aceite se enfríe a temperatura ambiente.
• En un bol grande, tamizamos la harina y hacemos un hueco en el centro. Agregamos el aceite de oliva aromatizado ya enfriado, el vino blanco, la canela, el azúcar y la pizca de sal. Mezclamos con una cuchara de madera hasta que todos los ingredientes se integren y luego amasamos con las manos hasta obtener una masa homogénea y suave. Si la masa está muy pegajosa, podemos añadir un poco más de harina.
• Dividimos la masa en pequeñas porciones. En una superficie ligeramente enharinada, estiramos cada porción con un rodillo hasta que tengamos un grosor de aproximadamente 2 milímetros. Cortamos rectángulos y luego unimos dos de los extremos opuestos para formar la figura tradicional de los pestiños.
• Calentamos abundante aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio-alto. Cuando el aceite esté caliente, freimos los pestiños en tandas, sin sobrecargar la sartén, hasta que estén dorados y crujientes, aproximadamente 1-2 minutos por cada lado. Usamos una espumadera para retirarlos y los escurrimos sobre papel absorbente.
• Mientras los pestiños aún están calientes, los pasamos por azúcar para que se adhieran bien. También podemos espolvorearlos con un poco más de canela si es de nuestro agrado.

Los pestiños son perfectos para disfrutar en cualquier momento del día, especialmente en esas tardes de Cuaresma y Semana Santa, rodeados de familia y amigos.