Yute: el rey del verano 'made in Spain'

La reina Letizia, Kate Middleton o Sara Carbonero lo han convertido en tendencia, mientras exclusivas firmas como Marc Jacobs, Prada o Giorgio Armani encargan sus complementos de yute a los artesanos españoles, considerados los mejores del mundo.

Grace Kelly con alpargatas, junto a Cary Grant en la película 'Atrapa a un ladrón'

Grace Kelly ya lució alpargatas en la película 'Atrapa a un ladrón' (1955), junto a Cary Grant. 

/ Photo: MPTV.net

Este verano las sandalias se han convertido en los accesorios más demandados. Mucho han contribuido a ello que las luzcan mujeres consideradas iconos de moda como la reina Letizia, Kate Middleton, Carolina de Mónaco, Carlota Casiraghi, Marta Ortega o Sara Carbonero. Tipo alpargatas, de cuña, plataformas, mules, babuchas e incluso ‘sneakers’, todas ellas han conseguido el mayor protagonismo este verano. Lo que mucha gente no sabe es que algunas de las más exclusivas firmas, como Giorgio Armani, Etro, Zara, Marc Jacobs, Ralph Lauren, Chloé, Prada o Gucci, encargan sus creaciones en Yute en España. En concreto en Caravaca de la Cruz (Murcia), se producen las de muchas de estas marcas de lujo internacionales, un sector que cuenta con 198 empresas generadoras de empleo.

La reina Letizia, las infantas y la reina Sofia paseando por Mallorca

Un conjunto casual que nos encanta.

/ Chema Clares

Además, se trata de un mercado en pleno crecimiento, algo que se puso de manifiesto en la celebración de la tercera edición del Festival de las Artes del Yute, auspiciado por la Asociación del Yute y que este año contó con la periodista y presentadora Flora González como embajadora. El objetivo es dar a conocer, valorar y promocionar este oficio histórico que debemos conservar y hacer perdurar en el tiempo. Los artesanos de Caravaca de la Cruz están considerados entre los mejores del mundo por su destreza, en una tradición que en España se remonta a la época de los romanos. Algo que se puede conseguir al abrir nuevos mercados en países como Corea del Sur, los emiratos árabes de Catar y Dubái, Reino Unido, Colombia, Perú y Sudáfrica.

Aunque ahora sean las más modernas ‘influencers’ quienes pongan de moda el calzado de yute, lo cierto es que ya en los años 50 lo llevaban actrices como Grace Kelly o Lauren Bacall, aunque no fue hasta la década de los 70 cuando Yves Saint Laurent lanzó unas cuñas altas que conquistaron el mundo de la moda. Pero, tendencias aparte, lo cierto es que si el yute ha triunfado y se mantiene ganando adeptos cada año es por sus ventajas frente a otros materiales.

Kate Middleton con vestido de estampado geométrico midi de Sandro

La duquesa de Cambrige siempre acierta.

/ Matt Dunham

El nombre científico de esta planta herbácea fibrosa es ‘Corchorus capsularis’ y se cultiva en climas tropicales. Los principales productores del mundo son India y Bangladés, que concentran más del 80% de la producción mundial. La producción anual oscila entre 2,5 y 3,2 millones de toneladas. El proceso de extracción y secado de las fibras se realiza con procesos de producción biológicos, casi enteramente manual, lo cual evita los químicos en su mayoría, en los países de origen, pero también hay que tener en cuenta la dureza del trabajo. Por eso, para intentar mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y cuidar la transparencia en el comercio internacional de esta fibra, se creó en 2002 el Grupo de estudio internacional del yute. También la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a través del Fondo Común para los Productos Básicos (FCPB) está llevando a cabo diversos proyectos en Bangladesh para mejorar la capacidad de los productores de yute y respaldar la diversificación de la industria.

Conocido como la ‘fibra dorada’, el yute es una de las fibras naturales más largas y más usadas para multitud de productos textiles y es la segunda fibra vegetal más usada en el mundo tras el algodón. Oro parece, ecológico es ya que es 100% biodegradable y reciclable, además de necesitar pocos fertilizantes y plaguicidas. Pero no solo eso. Además, enriquece la fertilidad del suelo donde se cultiva para la posterior cosecha y regala aire puro: una hectárea de plantas de yute consume cerca de 15 toneladas de dióxido de carbono y libera 11 toneladas de oxígeno. Su asimilación de CO2 es varias veces mayor a la de los árboles. No solo no causa daños ecológicos, sino todo lo contrario.

En cuanto a sus ventajas para el calzado se cuentan sus propiedades aislantes y antiestáticas, además de su baja conductividad térmica y la moderada retención de la humedad que presenta. Por eso el calzado de suela de yute es perfecto en los días de más calor, ya que mantiene los pies frescos, pues permite que la piel transpire y evita irritaciones. Es tan versátil y dúctil que incluso se pueden sacar hilos muy finos que asemejan a la seda en su brillo o se puede mezclar con la lana al tejerlo.

La producción española de calzado y complementos de yute ha alcanzado la excelencia porque es una artesanía que se trabaja desde hace más de 500 años. “El acabado caravaqueño es conocido en todo el mundo. Se trata de una materia viva que no tiene competencia, porque su producción es pura artesanía. Además de la comodidad y la calidad, su versatilidad es un plus añadido”, explica Manuel Polo, gerente de Maypol, una de las empresas de calzado españolas punteras en el uso del yute que fabrica de forma artesanal más de 300.000 pares al año para más de 30 países -desde Italia a Japón-.

Otra empresa local muy reconocida es Kanna, que factura unos 15-20 millones de euros y vende 400.000 pares al año. Desde la firma reconocen que la condición de fibra natural del yute lo convierte en un producto muy atractivo para el mercado actual, y destacan al mercado francés entre los exportadores. Hoy aunque el proceso de fabricación se ha mecanizado, explican que la parte artesana reside principalmente en la técnica del punto ojal (la unión del corte a la suela mediante el cosido a mano). “El saber hacer, el conocimiento y el tratamiento del producto que se transmite de generación en generación marca una diferencia que hace que las grandes firmas internacionales encarguen su producción en Caravaca de la Cruz por la calidad y la gran cualificación de nuestros artesanos en la realización de todo tipo de calzado”. Se trata de una tradición centenaria que genera empleo local y aporta una producción que combina diseño y calidad.

Sara Carbonero con vestido blanco de croché

Sara Carbonero con vestido blanco de croché de Loewe.

/ @saracarbonero

Por su parte, Ginés Bernal, propietario y creativo de la marca Casteller, recuerda que considera que “la producción de yute en Caravaca tiene más de 500 años de antigüedad documentada en los archivos del Ayuntamiento. Así pues, generación tras generación hemos ido adquiriendo cada vez más conocimientos sobre esta fibra que nos permiten trabajarla de maneras muy diferentes al resto”. Por eso señala que es fundamental “enseñar a nuevas generaciones para que este tipo de calzado no desaparezca nunca. La elaboración y producción del calzado de yute en un porcentaje elevado está hecha manualmente, aunque no podemos negar que para conseguir algunos acabados más precisos tenemos que utilizar máquinas. Aquí no paramos de investigar para conocer aún más el producto pero ya tenemos una trayectoria consolidada. Es por ello que aquí las grandes firman consiguen el producto de alta calidad que vienen buscando”.

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