Miranda Makaroff al descubierto

La bloguera protagoniza una increíble (y colorida) sesión de fotos y se descubre en Stilo.es

Miranda Makaroff para Stilo.es

Miranda Makaroff para Stilo.es

/ D.R.

Diferente, atrevida, rompedora, polifacética, alocada, simpática... Miranda Makaroff (33) ostenta los adjetivos más divertidos del universo blogger. Bajo un filtro de buenrollismo, cuenta con 221.000 seguidores en Instagram que observan cada uno de sus movimientos y esperan ansiosos sus instantáneas, que más bien parecen obras de arte. La clave de su éxito radica en que en la mayoría de las ocasiones Miranda hace como que no la están fotografiando y se trabaja a fondo los espacios. Lo mismo puede estar tirada en la moqueta azul de un museo en Italia que encima de un televisor en mitad de una calle de Los Ángeles. Esto hace que sus fans aumenten cada día.

Además, sus ocurrentes stories tienen cientos de visualizaciones, y en ellas deja al descubierto su lado más natural, sin maquillaje, y se ríe de sí misma. La influencer, que siempre se ha definido como alguien de excesos y extremos, no deja indiferente a nadie.

Reivindica la energía positiva (siempre que puede, invita a sus seguidores a ser felices) y el uso del color en su versión más exagerada, al tiempo que anima a huir de las prendas que todo el mundo lleva: apuesta por que cada persona saque su propia esencia con sus estilismos. Eso es lo que intenta llevar a cabo cada día la bloguera, y nosotras estamos seguras de que lo consigue.

Miranda Makaroff para Stilo.es

Miranda Makaroff para Stilo.es

/ D.R.

Stilo: ¿Cómo trabajas Instagram?, ya que siempre tiene mucho color...

Miranda Makaroff: Es una red social que me representa en todos los aspectos (cómo soy, lo que me gusta de la vida...) Intento que sea una explosión de mí misma, un mood board de todas las cosas que puedo llegar hacer, de cómo me expreso, de lo que pienso, lo que comunico... Soy yo elevada al máximo exponente. Si le quiero explicar a alguien lo que hago, le digo: “Mira mi Instagram, porque en él está todo”. Mis pensamientos, mis conclusiones, mis rayadas filosóficas... Por ese lado me quedo tranquila. Para mí es como si fuera un muro de todas las cosas que me gustan, ya sean colores, texturas, viajes, arquitectura, decoración... Todas las cosas que yo quiero expresar en la vida están allí.

M. M.: Para mí las fotografías son obras de arte. Bueno, yo me las tomo así, luego no sé si lo logro o no. Una foto debe tener muchas características para que yo diga: “Ok, la subo.” No puede ser ni muy cursi ni demasiado sexy, y tampoco tiene que ser muy blogger. Una mirada puede cambiar todo, una cosa que sale por detrás me puede molestar y la quito con Photoshop. Tiene que ser como un cuadro. Si todo está bien, si todo está estructurado y la composición es perfecta, la subo. Además, cuando lo hago, pienso: “¿Esto aporta algo?”. Si la respuesta es no, no la subo. Si transmite algo diferente, divertido, que haga a la gente reír, entonces sí. Puede ofrecer, por ejemplo, una combinación de colores que nunca se hubieran imaginado... Me propuse un reto yo misma: cada foto que subiese a Instagram tenía que ser increíble.

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