Michelle, Sasha y Malia Obama: llegada a Madrid con estilo

La familia de Barack Obama llega a España para promover la campaña #LetsGirlsLearn... Y lo hace con mucho estilo.

Michelle Obama saluda con los tradicionales dos besos al embajador James Costos y su marido
Michelle Obama saluda con los tradicionales dos besos al embajador James Costos y su marido

Su visita, muy esperada, no defraudó desde que su Air Force tocó suelo español: tras pasar por Libia y Marruecos, Michelle Obama llega a España para promover su campaña #LetsGirlsLearn, que busca el apoyo a la hora de escolarizar a mujeres de todo el mundo.

Pero la Primera Dama de los Estados Unidos no viaja sola: con ella llegaban, también, sus hijas, Sasha y Malia, junto a su madre, Marian Robinson.

La llegada Michelle Obama y sus hijas a España

Michelle Obama, junto a sus hijas, llegan al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas.

En la base aérea de Torrejón de Ardoz las esperaban James Costos, embajador de los Estados Unidos en España, y su marido, el diseñador Michel S. Smith, a quien la propia Michelle encargó el rediseño del ala privada de la Casa Blanca a su llegada, por lo que su relación es estrecha (de hecho, la familia durmió, después, en la residencia privada de ambos en Madrid).

Fue una llegada con mucho estilo, con las cuatro mujeres luciendo vestidos estampados y muy coordinados, aunque el inesperado viento casi juega alguna mala pasada (especialmente a las hijas del Presidente, que lucían veraniegos minivestidos): todo un despliegue, llamativo, pues mientras Michelle lucía un vestido de Proenza Schoulervalorado en miles de euros, sus hijas se iban de un extremo a otro...

Sasha lucía, además de un tatuaje de henna en la mano, recuerdo de su paso por África, un vestido de Burberry Prorsum valorado en unos 4.000 euros. Su hermana Malia, sin embargo, optaba por el 'low cost': un vestido cruzado de rayas de la firma Nasty Gal, que tiene un precio de 61 euros.

A su llegada, también, se vivió otro momento divertido, cuando el comité de bienvenida saludó a las recién llegadas con dos besos en la mejilla, costumbre local pero extraña en los Estados Unidos.

 

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