Siete frases de 'Grease' que hoy nos parecen intolerables

¡'Grease' cumple 40 años! Y, por mucho que sigamos riéndonos (y bailando) con ‘Summer nights’ y ‘You’re the one that I want’, reconocemos que los estudiantes del instituto Rydell eran… un poquito sexistas. Te lo explicamos.

El cartel promocional de 'Grease'

¿Te acuerdas de 'Grease'?

/ D. R.

Cuando ‘Grease’ se estrenó, en 1978, ya era una película retro: las andanzas sentimentales y sexuales de Danny Zuko (John Travolta) y Sandy (Olivia Newton-John) estaban ambientadas en unos idealizados años 50, con gran profusión de faldas tobilleras, coches clásicos americanos y heladerías en tonos pastel. La cinta, adaptación del musical homónimo, era kitsch, frívola y excesiva, estaba interpretada por treintañeros que hacían de adolescentes y terminaba con un coche que volaba. Pero también tenía magníficas canciones y hablaba de algo con lo que todos podemos identificarnos: la búsqueda de la identidad propia y de la pertenencia al grupo (y el difícil equilibrio entre ambas) en esos terribles años de la pubertad. Seguramente por eso, el furor por las Pink Ladies y los T-Birds vuelve periódicamente a nuestras vidas a través de remasterizaciones, musicales y sing-a-longs varios.

Y ‘Grease’ es, desde luego, una película disfrutable: esos amores desafinados de Sandy y Danny, esa pandilla de machirulos incapaces de abrazarse sin ironía, esas fiestas de pijamas femeninas, con botellas de vino y rulos, esa carrera de coches inspirada en ‘Ben-Hur’… Pero también es una historia profundamente machista. Los roles de género que muestra son nefastos, está llena de ‘slut shaming’ y ridiculización de la virginidad y su mensaje de fondo es que una mujer debe dejar atrás su identidad y transformarse completamente si quiere conseguir lo que quiere, que es, naturalmente, a John Travolta. ¿Difícil de creer? Te lo demostramos en siete frases:

1. "Tengo tantos cardenales que parezco el Vaticano" / "Es la marca de la casa, Kenicky deja señal por donde pasa".

Para ser justas con el guión, la cita resulta mucho más estremecedora en español, donde se tradujo “chupetones” por “cardenales”, convirtiendo el baboseo adolescente en violencia de género con todas las de la ley. En ambos casos, sin embargo, Kenicky, el líder de los T-Birds, se vanagloria de haber dejado su sello en Rizzo, la chica que le pertenece, y nadie le informa de lo incorrecto que es todo el concepto en general.

2. "Siempre he creído que eres una chica formidable y que debajo de tu estúpido aspecto hay una persona maravillosa".

Lo peor de esta frase, que Putzie le dirige a la reina de las coletas, Jan, es que con ella le está pidiendo que sea su pareja en el baile del instituto. Además, en la versión original la frase hace referencia a lo gorda que está (nota: no lo está), lo que la convierte en un elogio-insulto de manual. Para más inri, ella acepta encantada porque, por supuesto, el terror más oscuro de una mujer es aparecer desparejada en un evento social.

Jan y Putzie, en 'Grease'

Jan y Putzie, en la película 'Grease'.

/ D. R.

3. "You think you're such a looker; but no customer would go to you unless she was a hooker!". Literalmente: "Te crees muy mona, pero solo una prostituta pediría tus servicios".

La desmoralizadora frase se la dice a Frenchy su ángel de la guarda en la onírica canción ‘Beauty School Dropout’. Frenchy planea dejar el instituto para hacerse peluquera y la cosa no va por buen camino. En esta canción-alucinación, el ser celestial podría ofrecerle consuelo, reforzar su autoestima y, sí, reorientar sus sueños hacia un camino más productivo; en lugar de eso, le recuerda lo estúpida e incompetente que es, y le dice que le irá mejor si acaba el instituto y se mete a secretaria que si se empeña en seguir sus sueños. Ángeles de la guarda, empoderando a las mujeres desde los tiempos bíblicos.

4. “There are worse things I could do”.

No nos entendáis mal: nos encanta la canción reivindicativa de Rizzo, que, al verse señalada como el zorrón del instituto, pone las cosas en perspectiva diciendo que practicar sexo a diestro y siniestro es más digno que mentir, maltratar a los demás o jugar con los sentimientos (y erecciones) de sus admiradores, cosas que ella rechaza de plano. Además, a la canción le sigue el momento de sororidad más impresionante de la película, en el que Rizzo y Sandy, cara y cruz del comportamiento femenino, se sonríen con franca amistad. El problema es que el jurado popular de ‘Grease’ las condena a ambas: a Rizzo por promiscua, sí, y a Sandy por puritana (revisitad, si nos hacéis el favor, ‘Look at me, I’m Sandra Dee’). Francamente, las chicas de Rydell tienen pocas opciones sexuales socialmente aceptables.

5. “¿Sabes que sorprendí a Vince Fountain intentado echar una aspirina en mi Coca-Cola?”.

La frase es de Marty, otra de las Pink Ladies. Y la aspirina con Coca-Cola era la burundanga de los años 70 (se suponía, erróneamente, que tenía efectos estupefacientes y afrodisiacos). Para redondear lo siniestro del episodio, Vince Fountain es el presentador del concurso de baile televisado que tiene lugar en el instituto Rydell (¡Rydell para siempre!). En resumen: hablamos de un adulto que intenta drogar a una adolescente para violarla. Y la frase se pronuncia de pasada, como si nada, porque las chicas están más preocupadas por el posible embarazo de Rizzo.

Marty, en 'Grease'

El personaje de Marty en la película 'Grease'.

/ D. R.

6. “Si tienes un par de monedas, podemos tomarnos un esquimal a medias" / "Cuando salgo con un tío nunca pago a medias”.

Alto ahí, Rizzo. ¿No tenemos que acabar con los estereotipos de género aunque nos dejen más pobretonas? ¿En qué lugar de dependencia quedas si asumes que un hombre tiene que sufragar tus gastos? Recuerda: Gloria Steinem nunca lo haría.

7. "I need a man, and my heart is set on you"

Llegamos al final de la película, chicas, y a ‘You’re the one that I want’, la canción que sella el amor de Sandy y Danny. Recordemos que la cosa empezó con ‘Summer nights’, donde vimos claramente lo distintas que eran sus visiones del romance. Tras dos horas de combate entre la identidad, el amor y la presión de grupo, los dos han cambiado para merecer al otro. Pero, en cuanto empiezan a sonar los primeros compases, Danny se quita la chaqueta que le identifica como deportista (su gran esfuerzo para acercarse al mundo de Sandy) y entendemos que ella es la única que va a dejar atrás su identidad para estar en armonía con la de él: pelo cardado, cuero ajustadísimo, cigarrillos, actitud sensual… Sandy se ha convertido en el sueño húmedo de cualquier T-Bird que se precie. Porque necesita un hombre. Venga ya.

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