Lucrecia Martel, la directora que ha puesto patas arriba la Mostra de Venecia

Al ser preguntada por Roman Polanski, la presidenta del jurado en esta edición reconoció sentirse “muy incómoda” por su presencia. Desde entonces no se habla de otra cosa. Os contamos quien es la cineasta más revolucionaria que ha pasado por el festival italiano. 

La directora de cine Lucrecia Martel

La directora de cine Lucrecia Martel.

/ Ian Gavan

Lucrecia Martel ha hablado sobre Roman Polanski y la desigualdad en el cine y los cimientos de la Mostra de Venecia se han removido. La cineasta argentina, que ejerce de presidenta del jurado del certamen en su 76 edición, está considerada una de las mejores directoras del mundo pero, además de por su cine enigmático y exquisito, también es reconocida por hablar sin pelos en la lengua. Así lo ha hecho cuando le han preguntado los periodistas en rueda de prenda por la presencia del director polaco en el festival dada la denuncia que sufrió éste por haber supuestamente violado a Samantha Geimer cuando ella tenía 13 años y él 43. “Yo no separo al hombre de la obra. La presencia de Polanski (en el certamen) me resultó muy incómoda. Hice una pequeña investigación, con Internet, y consultando a escritoras que han tratado estos temas. Y vi que la víctima dio este caso por cerrado, no negando los hechos sino considerando que el señor Polanski había cumplido con lo que la familia y ella habían pedido. No puedo ponerme por encima de las cuestiones judiciales. Pero sí puedo solidarizarme con la víctima. No voy a asistir a la proyección de gala del señor Polanski porque yo represento a muchas mujeres que en Argentina luchan por cuestiones como esta, y no querría levantarme para aplaudir. Pero me parece acertado que su película esté en el festival, que haya diálogo y se debatan estos asuntos”, dijo.

Lucrecia Martel en la 76 Mostra de Venecia

Lucrecia Martel en la 76 Mostra de Venecia.

/ Vittorio Zunino Celotto

La joven norteamericana Samantha Geimer interpuso una denuncia por violación contra Roman Polanski en 1977. El director, que comenzó negando los hechos, después cambió su versión declarándose culpable de “corrupción de menores”. Sin embargo, acabó huyendo de los Estados Unidos, un país donde podría haberse enfrentado hasta a 50 años de cárcel si se hubiera demostrado que abusó sexualmente de Geimer cuando era menor de edad. De hecho, el cineasta polaco no viaja a países donde puedan extraditarle, por lo que no se le espera físicamente en la Mostra de Venecia, donde sí se pasará su última película, “El oficial y el espía”, que compite por el León de Oro.

Aunque sigue persiguiéndole la denuncia, Geimer perdonó públicamente al realizador en marzo de 2003, aunque volvió a confirmar que él la violó. Se cree que ella y su familia llegaron a un acuerdo, algo a lo que también ha aludido la cineasta argentina que preside el certamen italiano. "Si la víctima se ve resarcida, ¿qué vamos a hacer nosotros?, ¿ajusticiarlo, negarle estar en el festival, ponerlo fuera de competición para proteger el festival? Son conversaciones pendientes de nuestro tiempo, sacar o meter a Polanski nos obliga a conversar, no es algo sencillo de resolver”, apuntó Martel, que a pesar de ello ha tenido que matizar sus palabras con un comunicado dado el revuelo que se ha montado. En él ha explicado que "como no separo el trabajo del autor y he reconocido mucha humanidad en las películas anteriores de Polanski, no me opongo a su presencia en la competencia. No tengo ningún prejuicio al respecto y, por supuesto, veré la película como cualquier otra en la competencia”. El director de la Mostra, Alberto Barbera, que presentó a Lucrecia Martel, la presidenta del jurado de la Mostra de Venecia de este año, como “la directora femenina más importante de Latinoamérica y una de las cineastas más importantes del mundo”, también se ha visto obligado a justificar que Polanski participe en el certamen desde que se conoció la noticia. “Yo sí separo al hombre de su obra y no me corresponde ejercer de juez”, ha repetido en varias ocasiones.

Lucrecia Martel con Pedro Almodóvar en la Mostra de Venecia 2019

Lucrecia Martel con Pedro Almodóvar en la 76 Mostra de Venecia.

/ Theo Wargo

En la presentación de la Mostra de Venecia, Martel también ha aprovechado para hablar de la escasa presencia femenina en la sección oficial, que cuenta solo con dos mujeres, la saudí Haifaa Al Mansour autora de la premiada ‘La bicicleta verde’, que participa con el filme ‘The Perfect Candidate’, y la australiana Shannon Murphy, con ‘Babyteeth’, por diecinueve realizadores hombres. Martel ha sugerido la importancia de implementar cuotas que garanticen la diversidad. "No sé de qué otra manera podemos empezar a forzar a esta industria a pensar de otra manera; esto no quiere decir que cualquier película dirigida por una mujer esté haciendo una gran lectura sobre la humanidad, pero es indudable que el cine no está representado la complejidad de la sociedad", ha comentado y ha señalado que solo el 23% de los 1.850 filmes presentados este año al certamen estaban dirigidos por una mujer. "Pensemos al revés. Tras 76 años de festival, durante los próximos dos podríamos hacer el experimento de tener una selección igualitaria y ver qué pasa, si es cierto que baja la calidad de las películas o si eso genera un movimiento distinto en la industria”, ha animado la cineasta argentina.

Pero, ¿quién es Lucrecia Martel, la cineasta que ha puesto patas arriba a la Mostra? Nacida en Salta, Argentina, en 1966, estudió en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) de Buenos Aires y en la actualidad es una de las realizadoras más influyentes del mundo. Tras realizar varios cortometrajes, Martel presentó su primer largo, ‘La ciénaga’, en 2001, con el que enamoró a la crítica y se llevó numerosos premios, incluidos galardones en Sundance, Toulouse, Berlín y La Habana. Con su segunda película, ‘La niña santa’, fue nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes, mientras que con la tercera, ‘La mujer sin cabeza’ (o ‘La mujer rubia’, como también se la conoce), la seleccionaron en Cannes. En 2011 le dieron el premio Konek en Argentina como una de las mejores directores de cine de la década. Su último estreno tuvo lugar en 2017, cuando convirtió en la película ‘Zama’, la novela homónima de Antonio Di Benedetto, con Lola Dueñas y Daniel Giménez Cacho como protagonistas. Todas ellas, pese a ser muy distintas en las tramas, comparten el universo propio de Martel, su manera única de hacer un cine cargado de símbolos, que más que contar hace sentir. Los escenarios que recrea casi se pueden palpar y oler. Ella suele decir que su secreto está en el sonido, algo muy a tener en cuenta a la hora de ver (y escuchar) sus películas. Lo cierto es que consigue llegar más allá de lo habitual a la hora de hacer sentir al espectador.

Quizá por eso, Martel cuenta con una legión de seguidores acérrimos, casi fieles, que llenan las salas en las charlas que da. Verla en directo es también una experiencia. Profunda, carismática y con una gran empatía, se transforma en una conversadora que mueve a reflexionar sin dudarlo a su público, casi como hace con sus películas. Martel en su cine no juzga, simplemente expone, pero lo hace en una inmersión total, en la que el agua suele jugar un papel importante, ya que es uno de los elementos simbólicos más recurrentes en su filmografía. Sin embargo, en las entrevistas y conferencias sí que que puede llegar a ser categórica. Así, no duda en cuestionar a las series de televisión tan de moda en la actualidad y lleva a preguntarse qué hace la gente perdiendo tanto tiempo para acabar hablando solo de ‘viste la temporada x o la y?’, sin profundizar en nada más que en detalles. También alerta de la falta de diversidad en el cine, y no solo de género, como dijo en una aplaudida conferencia en la Universidad Nacional Autónoma de México: “El discurso del cine es muy homogéneo. Está en manos de nosotros: la gente blanca o casi blanca o que se cree blanca de clase media alta.”

Además, Martel es una cineasta sin miedo y muy honesta que ha sido capaz, incluso, de rechazar a la factoría Marvel, que le propuso dirigir ‘La viuda negra’. Sin embargo, dijo sí a una creación artística para una firma de moda, Miu Miu, para quienes realizó <b>Muta</b>’, ‘Muta’, un elegante y sugerente cortometraje en el que recrea tanto su universo propio (con el agua una vez más como protagonista) tanto como el de Miuccia Prada, a cuyo estreno asistieron Diane Kruger, Emma Roberts, Marilyn Manson, Camilla Belle y Hailee Steinfeld. También otra arriesgada creadora, Björk le pidió que que creara la puesta en escena de su nuevo espectáculo, Cornucopia, que presentó el pasado mayo en Nueva York y que recrea una obra de feminismo futurista.

Para conocer a Lucrecia Martel, nada mejor que ver sus películas. En la plataforma Filmin se pueden encontrar algunas, mientras que se puede ver en Youtube su primer documental, ‘ <b>Las Dependencias’</b><b>,</b>Silvina Ocampo: Las Dependencias’, un filme muy poco conocido de Martel que rodó en 1999. En él recrea la vida de esta poeta argentina con testimonios nunca vistos antes sobre esta exquisita narradora que estuvo casada con el también escritor argentino Adolfo Bioy Casares. Sumergirse en el universo de propuestas de Martel es hacerlo en un mundo único, libre y muy arriesgado. El de una mujer que toma partido y que incluso publicó el año pasado una carta a la vicepresidenta argentina Gabriela Michettipara reclamar una ley del aborto en el país que detenga las muertes por abortos clandestinos. “Los países con aborto legal tienen cero muertes de mujeres por abortos. Los países con aborto legal tienen menos abortos que nuestro país”, escribía Martel, que manifestaba con claridad su opinión al respecto: “molesta que las mujeres decidan sobre su cuerpo. Es un problema inherente al catolicismo, pero también al machismo laico”.

Síguele la pista

  • Lo último