Ángeles Carmona: “Las nuevas tecnologías y las redes sociales han ampliado el campo de acción para ejercer la violencia machista”

La presidenta del  Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género hace una radiografía sobre la violencia machista en nuestro país para WOMAN. “Queda mucho trabajo para eliminar los clichés de género y construir una sociedad basada de verdad en la igualdad”, alerta y advierte de las nuevas formas de violencia machista a través de la tecnología..

Protocolos sobre violencia de género
Protocolos sobre violencia de género / D.R.

En España, hasta el año 1963, el Código Penal amparaba al marido que pudiera matar a su mujer si la sorprendía cometiendo adulterio. Hasta hace menos de 50 años, asesinar a una mujer era legal si ella te ponía los cuernos. Mucho se ha cambiado, pero mucho se necesita por cambiar. En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, hemos pedido a Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género desde 2014, que nos haga una radiografía de la violencia de género en España. Ella nos recuerda este privilegio legal que ostentaban los varones por ley, porque de él vienen muchos de los estereotipos y mandatos de género que perpetúan la violencia machista y advierte de las nuevas formas de violencia machista a través de la tecnología.

Entresvista a Ángeles Carmona
Entresvista a Ángeles Carmona / D.R.

El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género es un organismo formado por profesionales de distintas instituciones implicadas en la lucha contra la violencia de género y la protección de las víctimas, como el Consejo General del Poder Judicial, el Ministerio de Justicia, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el Ministerio del Interior, la Fiscalía General del Estado, las Comunidades Autónomas con competencias en materia de justicia, el Consejo General de la Abogacía Española y el Consejo General de Procuradores de España. “Con una composición tan amplia y tan diversa, el análisis científico de la violencia de género que realizamos en el Observatorio es mucho más completo y riguroso”, explica Carmona.

La presidenta del Observatorio señala lo imprescindible que es coordinar a todas estas instituciones para conocer cada vez mejor, cada vez con más detalle la violencia de género y poder así buscar la manera más adecuada de acabar con ella y de ayudar a las víctimas. “Si sabemos cómo suele actuar el agresor, si sabemos cómo se comporta la víctima, los efectos psicológicos que causa en ella la violencia, si conocemos las necesidades que ésta puede tener (de atención médica, económica, vivienda, protección), las medidas legales, policiales, sociales, forenses que pongamos en marcha serán, seguro, mucho más eficaces”, explica.

Esa eficacia en la lucha contra la violencia machista es el principal objetivo de Ángeles Carmona. Para conseguirla, destaca la importancia en la lucha contra la violencia de género de la formación específica de todas las personas implicadas, algo que trabajan sin descanso por lograr desde el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. “Estamos hablando de un tipo de violencia que tiene unas características muy específicas, que le son propias y, por tanto, todas las personas que trabajamos en esto debemos especializarnos”, afirma y lo compara con la búsqueda de especialistas médicos para dolencias específicas. “Si tenemos un problema de corazón, vamos al cardiólogo, no al dentista… Pues aquí ocurre lo mismo. No es igual la situación de una víctima de la violencia de género que la de una víctima de un robo o de un atentado terrorista y, por tanto, la ayuda que necesitan, debe ser adecuada en cada caso”, explica Ángeles Carmona, que además destaca los sofisticados modos de violencia machista a través de la tecnología, ". Hablamos con ella para hacer una valoración de la situación en nuestro país en cuanto a violencia de género y las nuevas formas de ejercerla.

El año pasado, el CGPJ solicitó reformar el Código Penal para castigar la violencia de género digital. En concreto, expusiste en el Parlamento las dificultades para encajar en un tipo penal las denuncias sobre violencia de control, amenazas o violencia psicológica, a través de móviles y dispositivos digitales. ¿Por qué es necesaria esa reforma, hay un vacío legal y qué consecuencias tiene?

La reforma es muy importante. A nadie se nos escapa que los dispositivos digitales son el vehículo a través del cual puede ejercerse violencia, y que esta violencia causa gravísimos daños en las víctimas. Con el uso de las nuevas tecnologías y de las redes sociales se ha ampliado el campo de acción para ejercer no sólo la violencia machista, sino también otros tipos de agresión, y se amplificado su repercusión.  

¿Ha habido avances al respecto? ¿Qué medidas hay para prevenir de forma eficiente la violencia de género?

Es importante la reforma operada por la Ley Orgánica de garantía integral de la libertad sexual, que añade un nuevo segundo párrafo al artículo 13 de la Ley de enjuiciamiento Criminal con el fin de permitir a los órganos judiciales atajar desde el inicio de la investigación el acoso o el hostigamiento ejercido por el agresor sobre la víctima a través del teléfono móvil u otros medios. En concreto, de oficio o a instancia de parte, el juzgado podrá acordar como medida cautelar la retirada de los contenidos ilícitos, la interrupción de los servicios que ofrezcan dichos contenidos o su bloqueo cuando radiquen en el extranjero. En paralelo, la ley ha modificado también el Código Penal para que este tipo de conductas delictivas no puedan quedar impunes. Y es importante señalar que nuestro Tribunal Supremo ha abordado esta cuestión y ha determinado que la red social no puede servir de escudo para mandar mensajes que aparentan ir dirigidos a otras personas pero que, en realidad, tienen a la víctima como objetivo. Por ello, se considera quebrantamiento de la prohibición de comunicación con la víctima el mero acto de subir un mensaje a una red social en la que está la afectada.

“En ciberdelincuencia encontramos dos problemas: la sensación de anonimato con la que actúa el agresor, circunstancia que sin duda le envalentona, y, por otro, el peligro real de impunidad como consecuencia de las dificultades que pueden producirse para determinar el origen de las conductas delictivas”, Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.


¿Cuáles son tus mayores preocupaciones en cuanto a la violencia digital de género?

Cuando hablamos de ciberdelincuencia nos encontramos con dos problemas: por un lado, la sensación de anonimato con la que actúa el agresor, circunstancia que sin duda le envalentona, y, por otro, el peligro real de impunidad como consecuencia de las dificultades que pueden producirse para determinar el origen de las conductas delictivas. En este sentido se ha avanzado muchísimo desde el punto de vista técnico, pues la Ley Orgánica de garantía integral de la libertad sexual establece que las Administraciones Públicas tienen la obligación de arbitrar ‘todos los medios disponibles, incluidas las técnicas más avanzadas’, con el fin de garantizar la eficacia de las investigaciones que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad realicen sobre posibles delitos de violencia sexual. Esta modificación referida a la dotación de medios materiales viene acompañada por una reforma del tipo penal con la que se ha querido, de nuevo, reducir el espacio de impunidad respecto de este tipo de conductas, cuando se producen en el ámbito de la pareja o expareja.

¿Hay suficiente conciencia por parte de la sociedad para prevenirla y actuar contra ella o somos, quizá, demasiado permisivos con la violencia ‘online'?

Cada vez hay más consciencia en la sociedad del peligro que suponen las redes sociales para ejercer violencia sobre la mujer. Las mujeres son especialmente vulnerables a las vejaciones y al trato degradante a través de las nuevas tecnologías de la comunicación y se va notando menos tolerancia a estas actitudes machistas. Las redes también pueden ser un vehículo muy útil para la difusión de campañas de concienciación y prevención frente a los delitos digitales.

¿Hay algo de violento ‘per se’ en las redes sociales?

No debería, pero debemos estar muy atentos por lo que he comentado antes en relación con la sensación de impunidad que puede tener el agresor al poder actuar desde el anonimato. En este punto, cabe recordar la enorme importancia que adquiere la educación de nuestros niños, tanto para que no sufran, como víctimas, ningún tipo de violencia digital como para que no causen daño a otros usuarios.

¿De qué alertarías a las lectoras en cuanto a peligros y para que sean capaces de detectar cómo a través de móviles o dispositivos digitales pueden coartar tus libertades y suponer violencia de género digital?

Es muy importante que las mujeres, sobre todo las más jóvenes, sean conscientes de cuáles son los primeros signos de violencia digital para poder atajarla y también para saber reconocerse como víctimas de violencia de género. Las mujeres deben saber que las llamadas o los mensajes reiterados a través de redes sociales y la colocación de dispositivos o aplicaciones de localización permanente, entre otras, son conductas que pueden derivar en delitos más graves. Estamos hablando, por ejemplo, de subir imágenes íntimas a páginas de internet, suplantar la identidad en redes o incluso niveles de acoso u hostigamiento que constituyen auténtica violencia psicológica y que causan daños muy graves a la víctima.

“Es muy importante que las mujeres, sobre todo las más jóvenes, sean conscientes de los signos de violencia digital para atajarla y saber reconocerse como víctimas de violencia de género. Las llamadas o mensajes reiterados a través de redes sociales y colocar dispositivos de localización, pueden derivar en delitos más graves”, Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.


Desde 2014 que presides el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, ¿qué balance harías, cuál dirías que han sido vuestras actuaciones más importantes?

En estos años hemos hecho mucho hincapié en la importancia de formar a todos los profesionales que intervienen de un modo u otro en la lucha contra este tipo de violencia. Por la misma razón que he comentado antes, es imprescindible que jueces, fiscales, letrados de la administración de justicia, abogados, funcionarios, policías, médicos forenses, trabajadores sociales, que todos tengamos una formación específica en violencia de género. Estamos hablando de un tipo de violencia que tiene unas características muy específicas, que le son propias y, por tanto, todas las personas que trabajamos en esto debemos especializarnos. Si tenemos un problema de corazón, vamos al cardiólogo, no al dentista… pues aquí ocurre lo mismo. No es igual la situación de una víctima de la violencia de género que la de una víctima de un robo o de un atentado terrorista y, por tanto, la ayuda que necesitan, debe ser adecuada en cada caso.

25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer / Istock

¿Qué otros trabajos del Observatorio destacarías?

También son muy importantes los estudios que hemos realizado. Este año, por ejemplo, hemos realizado un informe estadístico sobre las primeras mil mujeres asesinadas. Fue el primero y el único que se ha hecho. Es un análisis de los crímenes machistas ocurridos en España entre enero de 2003, fecha en la que empezaron a contabilizarse las mujeres muertas a manos de sus parejas o exparejas, y el 20 abril de 2019, día en que fue asesinada la víctima número mil. Para realizarlo hemos utilizado datos objetivos que están en los procedimientos judiciales (edad de víctima y agresor, relación entre ambos, existencia de hijos e hijas, nacionalidad o lugar, día de la semana, mes y hora del feminicidio, método o arma empleado…), datos todos ellos que nos permiten conocer el perfil de víctima y agresor, así como otras características de la violencia de género que son útiles para combatirla con mayor eficacia. Por último, estamos estudiando también otras formas de violencia sobre la mujer además de la violencia en pareja, como casos de violencia sexual y asesinatos fuera de las relaciones afectivas, así como la incidencia de la violencia de género en los hijos e hijas de las víctimas.

En lo que va de año, 38 mujeres han sido asesinadas. 1.171 desde que hay recuento. ¿Cómo valoras este año en España en cuanto a violencia de género?

El año aún no ha terminado, por lo que prefiero no hacer valoraciones respecto al número de víctimas. Todo lo que yo pueda decir carecería en este momento del rigor científico que caracteriza los trabajos del Observatorio. Lo que sí puedo afirmar es que la existencia de tantas víctimas mortales –y aunque sólo hubiera una- nos indica que en ningún caso podemos bajar la guardia; que hay que seguir trabajando para alcanzar el objetivo de cero mujeres asesinadas por el hecho de ser mujer. Las muertes son siempre inasumibles, e insisto, 38 muertes o una sola, pero también me gustaría poder lanzar un mensaje de esperanza, puesto que gracias al trabajo que desde 2004 se viene desarrollando en España por numerosas instituciones públicas y privadas, hay muchas mujeres que han conseguido no sólo salvar la vida sino también salir de la espiral de violencia en la que ellas y sus hijos e hijas estaban inmersas. No sabemos cuántas, pero son muchas, y eso debe darnos esperanza y fuerza para seguir trabajando.

¿En qué hemos avanzado y qué retrocesos percibes, o qué es lo que más te preocupa?

Hemos avanzado visibilizando los asesinatos de mujeres fuera de la pareja muchos de ellos posteriores a una agresión sexual que han sacudido especialmente a la sociedad en estos últimos años. Nos preocupa el delicado momento de crisis sanitaria y de confinamiento obligado en los domicilios ya que afecta especialmente a la vulnerabilidad de las víctimas aumentando el riesgo de sufrir delitos graves.

Uno de cada cinco adolescentes y jóvenes varones considera que la violencia machista es un 'invento ideológico', según un reciente estudio sobre Adolescencia y Juventud de la FAD. ¿Cómo es posible que en estas generaciones que han crecido ya en una sociedad concienciada, se perpetúe la violencia de género?

Esto pone de manifiesto que, como sociedad, no hemos sido aún capaces de eliminar los clichés de género, aquellas convicciones y hábitos con los que crecemos y que condicionan nuestra forma de ver y valorar a los hombres y a las mujeres. Debemos seguir trabajando en la educación desde la más tierna infancia y en la transmisión a nuestros niños, niñas y jóvenes de valores como la igualdad de género y el respeto a los derechos de los demás. El modelo de sociedad patriarcal es el que ha predominado durante siglos, mientras que sólo desde hace algunas décadas estamos tomando conciencia de la necesidad de avanzar hacia una sociedad igualitaria, libre de esos clichés machistas, libre de roles de género y, claro está, libre de violencia sobre la mujer. Es decir, llevamos poco tiempo, y aunque hemos avanzado mucho, aún queda un largo camino por recorrer para eliminar convicciones y formas de actuar ancestrales.

¿Qué medidas serían necesarias para atajar la violencia de género en la adolescencia?

Pienso que es algo que nos concierne a todos. La educación enfocada desde una perspectiva de igualdad de género no sólo debe impartirse en las escuelas, debe empezar en casa, pues los padres y madres somos los modelos que nuestros menores imitan. Y, por no extenderme demasiado, sería imprescindible una revisión de los contenidos y enfoques de la publicidad, el cine, los medios de información y las redes sociales, tan presentes en el día a día de nuestros niños y adolescentes.

¿Nos darías algunas recomendaciones para las madres y padres que lean esto, de cara a afrontar la violencia de género con sus hijos e hijas?

Los padres y madres debemos estar muy vigilantes. Como he dicho antes, en educar a nuestros hijos e hijas, desde que son pequeñitos, en el respeto a la igualdad de hombres y mujeres. Y cuando van creciendo y entran en una edad más complicada y delicada, como es la adolescencia, debemos estar atentos a cualquier signo que ponga de manifiesto que puedan estar sufriendo violencia de género o adoptando comportamientos que puedan derivar en violencia de género. La experiencia nos dice, por ejemplo, que uno de los primeros síntomas de la existencia de una relación poco sana entre chicos y chicas es el control que ellos van poco a poco ejerciendo sobre ellas: primero es la ropa, luego el aislamiento de sus amigas, llamadas y mensajes para saber dónde están, para comprobar mediante el envío de una foto si ellas les dicen la verdad (por ejemplo, que están en el médico o acompañando a su madre), cambios de carácter... Ese ejercicio de observación, de cercanía con nuestros hijos e hijas nos puede ayudar a corregir situaciones que pueden derivar en auténticas desgracias para toda la familia.

Hay quien sugiere sustituir el término violencia de género por violencia intrafamiliar o doméstica, incluso llegan a decir que la violencia de género criminaliza al varón. ¿Por qué es fundamental hablar de violencia de género?

La violencia de género, según la ha definido el Consejo de Europa y ha quedado plasmado en el Convenio de Estambul, al que España está adherida, es aquella que se ejerce sobre la mujer por el hecho de ser mujer e incluye también la que se produce fuera de la pareja. Es decir, la violación de una mujer por un desconocido también es violencia de género. No debemos confundir la violencia de género o violencia machista con la violencia doméstica o intrafamiliar. Son diferentes y, de hecho, las víctimas en este segundo tipo de violencia pueden ser hombres o mujeres, mientras que la violencia de género se ejerce por el hombre sobre la mujer. Pero diferenciar ambas violencias y hablar de violencia de género en absoluto criminaliza al hombre. La finalidad de todas las iniciativas en materia de violencia de género no es criminalizar al hombre. Lo que ocurre es que las cifras son muy tozudas. Por ejemplo, del análisis de las sentencias dictadas en 2018 por nuestros tribunales en casos de homicidios o asesinatos por violencia de género y violencia doméstica se desprende que hubo un total de 39 víctimas mortales. Del total de víctimas, 36 fueron mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas varones (violencia de género); de las tres víctimas restantes, dos fueron hombres y la tercera, mujer, y en los tres casos el autor del crimen fue una mujer (violencia doméstica).

¿Qué ocurriría si se sustituyera la Ley de violencia de género por una de violencia intrafamiliar?

Sustituir la ley violencia de género por una de violencia intrafamiliar supondría un irremediable receso en los avances que España está liderando en esta materia. Receso que no podemos permitir, sobre todo teniendo en cuenta que la legislación española ha sido premiada por organismos internacionales e imitada por las legislaciones de nuestro entorno. No podemos bajar la guardia en este sentido porque debemos seguir llegando de la manera más eficaz y profesional a las víctimas y debemos seguir sensibilizando e implicando a la sociedad hasta conseguir nuestro objetivo de cero víctimas.

Aunque las denuncias falsas apenas suponen el 0,01%, mentarlas se ha convertido en algo recurrente para estigmatizar a las víctimas, para dudar de ellas. ¿Qué daño hace a las víctimas de violencia de género estas y otras ‘fake news’ y bulos alrededor de la violencia de género?

Afortunadamente, en el día a día del trabajo que tantos profesionales realizamos para proteger y ayudar a las víctimas y para aislar y enjuiciar al victimario, estos bulos son dolorosos pero no tienen ningún efecto. Y si lo tuvieran, sería para convencernos aún más de lo importante que es seguir luchando por todas las mujeres que sufren la violencia machista y por sus hijos e hijas. Ahora bien, sí resultan dañinos en el sentido de que pueden generar dudas en una parte de la sociedad y presentar al agresor como una víctima del sistema. Frente a esto yo sólo puedo decir que las leyes en las que se basa la política contra la violencia de género han sido avaladas por nuestro Tribunal Constitucional y, por tanto, no vulneran los derechos de los hombres. Además, nuestro modelo se está exportando fuera de España y está siendo copiado por países de nuestro entorno, a los que llevamos una ventaja de años. Nuestras leyes incluso han merecido el reconocimiento en organismos internacionales como ONU Mujeres.

Por tu trabajo en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer, llevas muchos años en primera línea y conoces muy en profundidad la violencia de género. ¿Qué aprenderíamos si asistiéramos a unos cuantos juicios en ellos?

Las personas, tanto estudiantes como profesionales de todo tipo, incluidos los profesionales de la información, que acuden a un servicio de guardia en nuestros juzgados suelen agradecernos haber tenido la posibilidad de desterrar falsos mitos sobre la violencia de género. Se quedan realmente impresionados al comprobar situaciones de mucho sufrimiento y de cómo estamos en la primera línea de batalla para proteger la vida y la integridad física y psíquica de mujeres y niños. Aprenden que la violencia se ejerce contra mujeres de cualquier edad, situación socio económica y nivel cultural; que la mayoría de los agresores son españoles, no están locos o afectados por alcoholismo o drogadicción; que los hijos e hijas de las víctimas viven en un escenario del miedo constante; que las denunciantes tienen miedo a las represalias del denunciado o de sus familias, miedo a perder a sus hijos, sentimiento de culpa y de vergüenza, y que nos piden que no les pase nada a su agresor; que existen muchísimos casos de violencia entre adolescentes y de violencia digital; y por supuesto que las mujeres no mienten y no se aprovechan del sistema presentando denuncias falsas. En definitiva, que los más de mil órganos judiciales que nos dedicamos de forma exclusiva o compartida a instruir y a enjuiciar estos casos nos esforzamos cada día en proteger a los vulnerables y en condenar estos atentados contra los derechos humanos, en suma, a evitar la impunidad.

Una de cada tres mujeres sufren violencia de género o acoso en algún momento de su vida. ¿Qué dice eso de nuestras sociedades?

Nuestra sociedad es históricamente patriarcal y machista, no olvidemos que hasta el año 1963, nuestro Código Penal contemplaba el privilegio del llamado ‘uxoricidio honoris causa’, según el cual “el marido que sorprendiendo en adulterio a su mujer matare en el acto a los adúlteros o a alguno de ellos o les causare lesiones graves, será castigado con la pena de destierro y si les produjese lesiones de otra clase, quedará exento de pena”. Esto nos recuerda que nos queda mucho trabajo para eliminar los clichés de género y construir una sociedad basada de verdad en valores como la igualdad entre hombres y mujeres. El filtro de la perspectiva de género debería aplicarse a todas las facetas de nuestra vida. Le pongo un ejemplo de lo que estamos haciendo en el Consejo General del Poder Judicial, desde la reforma de la LOPJ en 2018. Todos los jueces que quieran ascender a la categoría de magistrado especialista, sea cual sea esa especialidad, deben acreditar la superación de un curso en perspectiva de género. Es decir, el magistrado que quiera ser especialista en ramas del derecho como mercantil, contencioso-administrativo, menores, social y, por supuesto, violencia de género, tendrá que superar un curso sobre perspectiva de género específicamente referido a esa área del derecho. Con esto quiero decir que como sociedad debemos ser capaces de mirar con otros ojos a nuestro alrededor y distinguir, para eliminarlas, aquellas barreras que en todos los ámbitos de nuestra vida relegan a la mujer a una situación más desfavorecida por el hecho de ser mujer, sin tener en cuenta méritos profesionales o actitud u otras circunstancias.

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