El adiós de María Sharapova al mundo del tenis

A los 32 años cuelga la raqueta.

María Sharapova se despide de las pistas de tenis

María Sharapova se despide de las pistas de tenis.

/ Gtres

Maria Sharapova se retira. Esto no afecta a nuestro día a día; de hecho, a algunas personas el tenis ni quiera les gustará, y aquellas que sí hayan seguido su carrera deportiva, probablemente la tenían prácticamente en el olvido deportivamente hablando, ya que nunca volvió a ser la estrella de la raqueta que fue durante más de una década después de dar positivo en un control antidopaje en 2016 por el que tuvo que cumplir 15 meses de sanción.

Ese positivo, que le hizo perder buena parte de su impulso mediático y comercial, y también casi toda la credibilidad que se había ganado a pulso dentro del circuito tenístico a base de trabajo estajanovista, talento y competitividad, y los problemas de salud crónicos que padece en uno de sus hombros -ha probado muchos tratamientos distintos para la lesión, incluido algunos que han necesitado de operación quirúrgica-, han convertido en una pequeña tortura sus últimos años como profesional. Prueba de ello es que desde su regreso tan solo alzó un trofeo, el del torneo chino de Tianjin en 2017, un evento de los considerados menores dentro del máximo nivel profesional del tenis femenino.

Su tozudez y su extrema competitividad seguramente han sido los responsables de que lo inevitable haya llegado más tarde de lo esperado, pero ya está aquí: su mente ha dicho basta, su cuerpo ya hace tiempo que dimitió, y ha decidido dejarlo.

“El tenis me mostró el mundo, y me mostró de qué estaba hecha. Es cómo me probé y cómo medí mi crecimiento. Y así, en lo que sea que elija para mi próximo capítulo, mi próxima montaña, todavía estaré presionando. Seguiré escalando. Seguiré creciendo. Tenis - Te digo adiós.” Con estas palabras, que dan pruebas de la visión que tiene del tenis y de la vida la tenista rusa menos rusa del circuito, ha anunciado su despedida en redes sociales.

Sharapova, hija de emigrantes bielorrusos que se trasladaron a la vecina Rusia tras la catástrofe de Chernobyl, se crió deportivamente hablando en Estados Unidos, donde reside desde su adolescencia temprana, de ahí que incluso durante su etapa más exitosa tanto en lo profesional como en lo mediático, desde 2004 a 2014, nunca llegara a ser un ídolo para sus compatriotas a la altura de los triunfos que estaba cosechando. Basta con echar un vistazo rápido a su palmarés para comprobar que estamos hablando de una de las grandes deportivas de este siglo. El positivo de 2016 no deslegimita sus grandes éxitos anteriores.

Cuando fue presente, su gran mérito títulos aparte, fue conseguir triunfar pese a ser coetánea de la mejor tenista de la historia, Serena Williams, que en el duelo personal le ha traído por la calle de la amargura, puesto que la norteamericana le ha ganado 20 veces de las 22 que se han visto las caras. Pero eso no ha impedido que la rusa levantara al menos una vez los cuatro Grand Slams, los torneos más prestigiosos de su deporte. Con 17 años, en 2004, ganó Wimbledon; poco después se convirtió en número 1 del mundo, y en los años posteriores ganó también el Open de Australia (2008), Roland Garros (2012 y 2014) y el US Open (2006). A sus cinco grandes, hay que añadir una Copa Federación en 2008 y una medalla de plata olímpica en los Juegos de Londres 2012.

En total, 36 títulos y un legado mediático que durante muchos años fue mucho más allá del tenis. De hecho, se la comparó injustamente al comienzo de su carrera con Anna Kournikova porque fue, de algún modo, su heredera en lo comercial, pero las carreras deportivas de una y de otra pronto evidenciaron que no tenían ni punto de comparación.

Kournikova se retiró sin ganar un solo torneo individual con apenas 22 años. Sharapova lo hace con 32 y un saco de éxitos a sus espaldas, emborronados por ese dopaje de marzo del 2016 del que ya hemos dejado constancia. Ahora tendrá tiempo para disfrutar de esas pequeñas cosas que todos los deportistas anhelan, y también podrá centrarse en su carrera empresarial y en su pasión por la moda, algo que comparte con su archirrival deportiva Serena Williams, que probablemente seguirá su camino a no mucho tardar porque ya tiene 38 años y ha reconocido públicamente que le está costando mucho conciliar el deporte de élite con la maternidad. El día que ella se retire se cerrará definitivamente una etapa en el deporte femenino mundial que siempre será recordada por la década en la cual sus dos grandes estrellas mundiales eran tenistas.

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