El Albaicín tiene duende

Tras sus muros blancos y la calma de sus calles empinadas, este barrio granadino sabe disfrutar de sus tesoros. Un mundo aparte, con códigos propios. El olor a hierbas aromáticas, el rumor del agua y la imponente presencia de la Alhambra resumen en tres sentidos –olor, oído y vista– este barrio mítico, cuna de íberos, romanos y árabes.

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En el Huerto de Juan Rana, muy cerca del mirador de San Nicolás, se asiste a uno de los mejores atardeceres con la visión de la Alhambra, que sobrecoge con su metamorfosis según cambia la luz: «La puesta de sol más bonita del mundo es la de Granada», nos recuerdan que comentó el ex presidente estadounidense Bill Clinton en su visita a la ciudad.

Tras sus muros blancos y la calma de sus calles empinadas, este barrio granadino sabe disfrutar de sus tesoros. Un mundo aparte, con códigos propios. El olor a hierbas aromáticas, el rumor del agua y la imponente presencia de la Alhambra resumen en tres sentidos –olor, oído y vista– este barrio mítico, cuna de íberos, romanos y árabes.

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