Qué hay detrás de Yuka, la aplicación de la zanahoria que está revolucionado nuestra cesta de la compra

¿Es de fiar?

Desayuno con la aplicación Yuka

Desayuno junto a Yuka.

/ Yuka

Arrasan. Son Yuka (también conocida como la 'app de la zanahoria') y El CoCo, dos aplicaciones que, en solo unos meses, se han convertido en las favoritas de los usuarios preocupados por la calidad de lo que comen (es decir, muchos de nosotros, según el último estudio realizado por Ingredion).

Sus veredictos son tan veloces que parecen cosa de magia: con un simple escaneo del código de barras de un alimento (en el caso de Yuka, también cosméticos), el móvil nos indica si este es saludable o no. También identifican cuáles de sus componentes son potencialmente peligrosos para la salud, lo que ha hecho que huyamos despavoridos ante salchichas con alto nivel de E250, quesitos con demasiados polifosfatos o un gel de baño con petrolatum. Incluso facilitan alternativas sanas a un producto que no lo es.

La pantalla de 'alternativas' de Yuka

Las alternativas que proporciona Yuka para productos que no han conseguido la calificación de 'bueno' o 'excelente'.

/ Yuka

Las consecuencias de esta fiebre, que ha llenado los supermercados de usuarios que disparan frenéticamente sus móviles contra cualquier código de barras que se ponga a su alcance (en Francia, país de origen de Yuka, 11 millones; en España, 400.000 por Yuka y 175.000 por El CoCo) no se han hecho esperar. "El 94% de nuestros usuarios ha dejado de comprar productos por Yuka", asegura Ophélia Bierschwale, responsable de prensa de dicha aplicación.

Pero hay más: el 11 de septiembre, la empresa gala de supermercados Intermarché anunciaba su intención de reformular 900 recetas de sus productos para obtener una puntuación superior a 50 en Yuka, algo que les garantiza la calificación de 'bueno' en la app. También Nestlé, Unilever o Alcampo están tomando medidas en este sentido, señala Bierschwale.

Los fundadores de Yuka

Julie, François y Benoît son los fundadores de Yuka.

/ Yuka

Pero estas aplicaciones no están libres de críticas. Junto a las dudas que despierta su supuesta independencia (ellas niegan tajantemente recibir pago alguno por las empresas de alimentos), nutricionistas comoCarlos Ríos, gurú de la #realfood, ponían en evidencia hace unos días una app como Yuka, que no contemplaba aspectos que creían esenciales para hacer una valoración del producto.

Marián García (la reconocidaBoticaria García, Dra. en Farmacia y profesora de Nutrición de la Universidad Isabel I) explica por qué Yuka no es, en su opinión, una aplicación tan fiable como nos gustaría e, incluso, peca de alarmismo. "El 60% de la calificación de Yuka se basa en el Nutriscore (índice que mide la calidad nutricional), que necesita ajustes para nuestro país (...). Sin embargo, el gran problema es el 40% restante. Un 30% valora negativamente la presencia de muchos aditivos. Esto es muy peligroso porque inocula la quimiofobia en la población. Los aditivos en las cantidades permitidas por la ley son totalmente seguros y esto está evaluado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria", sostiene.

¿Y el último 10%? Valora la dimensión orgánica y ecológica, es decir, otro error para Boticaria García. "Los alimentos ecológicos pueden ser más sostenibles pero no tienen por qué ser más saludables. Unas galletas ecológicas siguen siendo unas galletas, un producto poco saludable. Sin embargo, esto hará que esta app estén mejor valoradas", reflexiona.

La aplicación de nutrición El CoCo

Una usuaria de El CoCo escanea una lata de tomate. 

/ El CoCo

Por lo general, es la arbitrariedad en el sistema de medición, que no contempla ciertas variables e incide en otras en una magnitud en la que no todos están de acuerdo, la pega de estas aplicaciones que, en ocasiones, presentan diferencias entre sí en algunos de sus resultados. Por ejemplo, un yogur bebible puede ser bueno para Yuka, mientras que El CoCo recomienda descartarlo por tratarse de un producto ultraprocesado.

La causa de este desfase parece ser NOVA, un índice que, además de Nutriscore, El CoCo utiliza y que destaca el grado de procesamiento de los productos. "Es cierto que Nutriscore es sencillo y claro, pero tiene limitaciones. Yuka, al no tener el cuenta el grado de procesamiento, puede llegar a considerar un alimento ultraprocesado como saludable", aclara Jean-Baptiste Boubault, fundador de El CoCo, que asume que un algoritmo nunca será "100% fiable porque la alimentación no son matemáticas". Aún así, defiende la labor de aplicaciones como la suya, que además de orientar y allanar el camino para descifrar el complicado universo de las etiquetas, está consiguiendo que los consumidores comiencen a sensibilizarse sobre la calidad real de los alimentos. "Es un primer paso importante", observa.

Jean-Baptiste Boubault, fundador de El CoCo, muestra su aplicación

Jean-Baptiste Boubault, fundador de El CoCo, fundador de El CoCo, muestra la interfaz de su aplicación. 

/ El CoCo

También Yuka defiende su labor con el mismo argumento: "Es una buena herramienta para tener un primer análisis y sensibilizar sobre la nutrición”, resumen sus responsables. Para evitar errores, aseguran que trabajan con información veraz que les proporcionan muchas veces las mismas empresas alimenticias. También disponen de un equipo para corregir posibles equivocaciones.

No niegan que la nutrición es compleja y difícil de ser "reducida a una app", más aún teniendo en cuenta que las compañías a veces no les comunican datos sobre aspectos como pesticidas, Omega 6 o tipos de grasas. Pero Yuka, afirman (y a sus acólitos no les cabe ninguna duda) ayuda.

Sección 'historial' de la app para móvil Yuka

Lista de productos analizados por Yuka. Un punto verde junto a su nombre indica que el producto es bueno; naranja, mediocre, y rojo, malo. 

/ Yuka

“El consumidor necesita que la información nutricional le llegue de manera más sencilla y las app pueden ser buenas herramientas”, concede Boticaria García, que reclama herramientas eficaces. En ello siguen trabajando estas dos app (y, muy pronto, seguramente más) que están consiguiendo dar a nuestra cesta de la compra un giro radical.

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