Quince años de matrimonio igualitario

El 3 de julio de 2005 se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo y España se convirtió en el país con la ley más avanzada del mundo al permitir además la adopción homoparental. Repasamos qué supuso para la sociedad y para algunas de las parejas que, al fin, pudieron casarse.

Jesús Vázquez y Roberto Cortés, una de las primeras parejas de homosexuales en casarse

Jesús Vázquez y Roberto Cortés, una de las primeras parejas de homosexuales en casarse 

/ GIM

Hace 15 años, el 3 de julio de 2005, España se convirtió en el país más avanzado del mundo en cuanto a Derechos Humanos al legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y al mismo tiempo, en aquella ley pionera se reconocía además el derecho a la adopción homoparental sin trabas. Hay que tener en cuenta que aunque la homosexualidad ha sido despenalizada en la mayoría de los países del mundo -quedan 70 en los que aún no lo está-, sin embargo solo 29 estados reconocen el derecho de las personas LGTBI a la adopción conjunta y plena, lo que supone una discriminación en toda regla. Holanda, Bélgica y algunos provincias y estados de Canadá y Estados Unidos ya permitían el matrimonio homosexual, pero España fue el primero de todos ellos en aprobar las adopciones por parte de personas del colectivo en 2005. “Aquello fue tan importante porque dentro de un Estado de derecho los ciudadanos tienen que tener las mismas posibilidades de ejercer sus derechos. En España, antes había ciudadanos de primera y de segunda porque no podíamos acceder a los mismos derechos. Con la aprobación de esa Ley alcanzamos por primera vez nuestra dignidad”, señala Alejandro Alder, psicólogo y jurista con un Doctorado en Derechos Humanos de la Universidad de Salamanca, además, de un reconocido activista LGTB de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB). A día de hoy, más de 55.000 parejas LGTBI se han casado en nuestro país.

Alejandro Alder

Alejandro Alder. 

/ Cedida

Alder destaca que España no solo fue pionera en el avance de los derechos humanos sino que además además lo exportó. “Nos convertimos en un modelo no solo para Latinoamérica, sino para toda Europa. Algunos de nosotros estuvimos por allí y pudimos vivirlo en directo. Fue muy emocionante y nos hizo sentirnos muy orgullosos de nuestro país”, reconoce Alder que señala que la ley de matrimonio igualitario de Argentina “es una copia de nuestro proceso, porque así nos lo pidieron”. Además enumera que países escandinavos como Dinamarca o Suecia, donde ya tenían una legislación referente al matrimonio igualitario, también les pidieron reuniones para avanzar en la suya. También Irlanda y Bruselas solicitaron reuniones para que fueran a explicar cómo se había conseguido. Así mismo, desde el otro lado del charco, además de la mencionada Argentina, naciones como Venezuela, Perú, Costa Rica o Chile se interesaron por la estrategia española. “Y la gran mayoría a día de hoy, 15 años después, ya lo tienen legislado. Hemos sido un ejemplo de estrategia y organización de la sociedad civil y del movimiento LGTBI para trabajar por la igualdad real del colectivo con el resto de la sociedad. A día de hoy podemos asegurar que la ley de matrimonio igualitario española no solo supuso un avance para nuestro país, sino también para muchos otros”, explica el activista.

Alejandro Alder, con Beatriz Gimeno y Boti García ambas ex presidentas de la FELGTB

Alejandro Alder, con Beatriz Gimeno y Boti García ambas ex presidentas de la FELGTB

/ Cedida

La estrategia del movimiento LGTB+ español es alabada y reconocida en el colectivo en todo el mundo, pero, como recuerda Alejandro Alder, no debemos olvidar que “antes de 1978 éramos considerados vagos y maleantes según la ley”. En el momento de la aprobación de la Ley, Alder formaba parte de la junta directiva de la FELGTB en Salamanca y recuerda que a finales de los 90 aún había “una LGTBfobia muy fuerte y una negativa muy clara a adoptar una normativa que impidiera la discriminación en derechos del colectivo. Pedro Zerolo, que había refundado la FELGTB fue una figura crucial en la lucha por nuestros derechos, junto a Beatriz Gimeno y Boti García”, señala y recuerda que el fueron las que primero abrieron la puerta de la visibilidad. “Ellas nos abrieron la puerta a todos y todas”, destaca. Ese liderazgo colectivo y transversal consiguió consensuar una sola voz desde el punto de vista del discurso, pero se trataba de una voz tan diversa como el propio movimiento con la que consiguieron llegar a todo el colectivo. “Hicimos una estrategia en la cual ese discurso se programaba desde Madrid, pero representaba a todos los colectivos en todo el Estado español. El mensaje de visibilidad lo dábamos haciendo visible lo que en aquel momento era invisible”, resume Alder. Gracias a esa movilización, consiguieron que no solo fuera efectivo en ciudades más grandes como Madrid, Valencia o Barcelona, sino también en otras más pequeñas como Salamanca o Jerez de la Frontera. Reconoce que contaron, además de con el PSOE y con Izquierda Unida, con el apoyo de los sindicatos, desde CCOO a UGT al Consejo de la Juventud. Así se empezó a generar el cambio de conciencia social. “Explicábamos que solo podríamos tener una igualdad legal si se legislaba el matrimonio entre personas del mismo sexo y esa legislación tenía que abarcar la protección de nuestras familias”, explica Alder que además señala lo más importante: “Empezamos a reivindicar que cuando hablamos de derechos de las personas LGTBI hablamos de Derechos Humanos”.

Pero no todo fue un camino de rosas en el camino. El Partido Popular denunció la Ley 13/2005 del matrimonio igualitario ante el Tribunal Constitucional, que en 2012 dictó sentencia y desestimó el recurso de inconstitucionalidad. El TC estimó que la Ley suponía “un avance en el reconocimiento de las garantías de la dignidad de la persona, concretamente de los individuos que sienten atracción afectiva/sexual, por los miembros de su mismo género, así como también en el libre desarrollo de su personalidad, en sí, la Ley orienta a la protección fundamental de los Derechos Humanos”. Poco queda que añadir a las palabras de sus señorías.

Sin embargo, en aquellas fiestas del Orgullo 2005, de la que hoy se cumplen 15 años, todo era celebración y seguramente han sido las más emocionantes de todas. Ese año las calles vibraban más que nunca de felicidad, todos los asistentes nos dábamos la enhorabuena. Volaban ramos de novias, de novios, de novies. Con toda esa emoción lo recuerda el propio Alder, que entonces tenía 26 años. “Fue un momento de sanación emocional, de satisfacción plena. Sentíamos que por fin éramos legales ante de la ley. Por eso recuerdo aquel momento con lágrimas de felicidad. Hubo muchos abrazos, alegría y mucha emoción”, afirma y recuerda que “el Orgullo siempre ha sido el freno de contención a la LGTBfobia”. Además puntualiza que “siempre ha sido una fiesta reivindicativa, otra cosa es que algunos medios solo reflejen las carrozas. De hecho, somos el único Orgullo que mantiene esa parte reivindicativa”. Para él, es la mejor manera de hacer política y seguir avanzando en los Derechos Humanos para toda la población. “Qué mejor que afrontar todo el odio como mejor lo sabemos hacer, con una sonrisa. Así se frena lo disfuncional, así se construye”, concluye. Aunque considera que queda mucho por hacer, que falta más educación en la diversidad y en el respeto, y señala que “todavía se producen agresiones LGTBfóbicas en España y no en pueblo perdido, sino en grandes ciudades como Málaga. Tendremos que preguntarnos por qué y qué estamos haciendo mal”. Con todo, reconoce que nuestro país es un referente en todo el mundo. “Si Stonewall fue un hito para el movimiento internacional, como lo fue el político Harvey Milk desde San Francisco, también España y la FELGTB han sido un hito del cambio. No en balde, España se ha convertido en un estado en el que la realidad LGTBI es más respetada y donde nos sentimos libres para expresarnos. Creo que somos un referente y que España entera puede sentirse orgullosa”.

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