Cómo identificar a un pasivo agresivo y poder alejarte de él

Descubre los seis rasgos de las personas manipuladoras para poder identificarlas y alejarlas de tu día a día.

Matt Damon es un manipulador en "El talento de Mr. Ripley"

Matt Damon es un gran pasivo agresivo en "El talento de Mr. Ripley".

/ ImDb

Digamos que son esos sujetos con los que quedas, tienes una conversación, vuelves a casa con cierto malestar difícil de identificar hasta que te das cuenta tres días después de qué fue exactamente lo que te dijo para hacerte sentir mal. Por ejemplo, un ex novio al que crees amigo y le cuentas tus desventuras amorosas y de repente te suelta: “¿Qué pasa? ¡Ninguna relación te acaba de funcionar!”. O la amiga que te encuentras en la calle y te suelta lo que aparentemente es un elogio … pero no: “¡Qué guapa estás! ¡No pareces tú!”.

Una de las claves del pasivo agresivo es que nunca se enfada, o al menos no lo demuestra, siempre se muestra educado y amable, pero va dejando su veneno a veces con una gran sonrisa y con una intención manipuladora.

A continuación, algunos 'tips' para identificarlos:

1. Nunca dicen “no”

Porque siempre tratan de agradar al resto. Se venden como personas poco conflictivas y generosas. Pero que digan “sí” no significa absolutamente nada ya llegará el momento de cancelar o de hacerse el despistado para no hacer lo que ha prometido. Prefieren parecer despistados que desagradable. Así que en vez de negarse a hacer algo, dirá que se olvidó de que lo tenía que hacer.

2. Son ambiguos

Ni sí ni no ni todo lo contrario. Es habitual que un pasivo agresivo no comparta sus opiniones ni sus sentimientos con la persona indicada. Preferirá siempre ir a quejarse o a malmeter con terceros, y a menudo intercalará en medio de su comentario con la frase: “No, pero si yo la (lo) quiero mucho”. Nunca paran la cara ni afrontarán el problema.

3. La sonrisa no se les despinta de la cara

Así que nunca sabrás que piensan. Hay que sospechar de la gente que siempre sonríe de la misma manera y sin motivos. En su caso, asentir y sonreír es su mejor arma, puesto que su objetivo es el de evitar la confrontación. Ya se encargarán luego de hacer lo que les venga en gana. El exceso de palabras amables dificulta la relación con ellos. ¿Cómo puede uno desenmascarar a esa persona maravillosa siempre con un gesto amable y la sonrisa a flor de piel? Es parte de su estrategia maestra de manipulación.

4. Tiran la toalla

Van de víctimas, aparentan ser unos perdedores “No tengo nada que perder” “Para que lo voy a intentar si no lo voy a conseguir? El victimismo y la queja constante los provee de suficiente público manipulable, y además los refuerza en su idea de que es imposible cambiar las cosas para así no tener que afrontar un problema. Él lo haría mucho mejor pero para qué intentarlo si no lo van dejar.

5. Son vengativos

Cuando menos te lo esperes llegará la venganza, aunque ya no recuerdes el motivo, ellos no los han olvidado, saben guardar muy bien lo que les sienta mal. Tienen paciencia y saben esperar el momento justo para hacer el comentario más dañino, son buenos observadores y saben cuáles son los puntos flacos de su presa. La venganza llegará a través de comportamientos velados, indirectas o reacciones inesperadas de terceras personas contra ti.

6. Son expertos manipuladores

Nunca hablan de frente, nunca piden ayuda. Todo lo consiguen a través de la manipulación. Son capaces de hablar de tres o cuatro temas diferentes hasta llegar al único que le interesa y por el que han generado un encuentro o una conversación. Suelen tener cierta capacidad histriónica ser buenos actores. En resumen, no dan puntada sin hilo.

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