La cara B del running

La cara B del running
La cara B del running

¿Aún queda alguien en este mundo que no corra o que no esté pensando en empezar a correr esta primavera? El boom de los corredores en España es un caso de auténtico contagio social. Según las cifras que maneja la revista especializada Runners, aquí ya tenemos dos millones y medios de corredores, sumando los de élite y lo que salen un par de veces por semana. Solo en 2013 se vendieron 2,2 millones de zapatillas, según Sportpanel que cuenta las ventas de El Corte Inglés y Decathlon que acaparan el 16% del mercado. Si en 2007 la gente se gastaba en este complemento un promedio de 57 euros, el año pasado esta cifra se elevó a 67. Y todo en medio de una profunda crisis económica. Tenga en cuenta que muchos corredores admiten que correr es “terapia gratis”.

Correr -ahora se llama running- es un deporte barato pero con prestigio. Se practica casi por prescripción médica tanto en las universidades de élite como en las compañías tecnológicas que lideran el mundo. Se puede adaptar a las agendas más hiperactivas. Se puede practicar en solitario o en multitud. Esto significa que puede ser útil tanto para aislarse del mundo como para hacer vida social.

“Corro, luego existo”, escribió Haruki Murakami en su libro De qué hablo cuando hablo de correr (Tusquets), quizás la obra más emblemática de una abundante literatura monotemática que, además de libros, abarca revistas, webs y blogs con todo tipo de información para los nuevos corredores, gente que suele estar sobre informada en lo suyo gracias a Internet, y que gusta de registrar cada una de sus constantes vitales, con la ayuda de apps , dispositivos wearables (para llevar) y sobre todo del móvil.

Correr es tan bueno que ha conseguido crear una industria que genera más de 300 millones de euros al año en medio de una larga crisis financiera. Todos están contentos con la epidemia de running cuyo boom en España se sitúa a partir de 2008.

Hasta aquí nada que alegar al lado optimista del running hasta que aparecen los aguafiestas de la historia: los traumatólogos. Ellos han visto como a sus consultas acuden jóvenes con las lesiones clásicas del corredor novato, quienes no han tomado precauciones antes de calzarse las zapatillas.

“Es cierto que cada vez hay más pacientes con problemas en los pies, las rodillas o la musculatura de las piernas, y es normal si consideramos la popularidad que ha alcanzado este ejercicio”, asegura Javier Vaquero Martín, jefe del servicio de Traumatología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Para Martin, la creencia de que para empezar a correr solo hace falta un par de zapatillas es un error. “Antes la gente debería examinar su estado general y su capacidad pulmonar. Luego hacer un estudio biomecánico del pie para elegir un calzado que corrija posibles defectos de apoyo”.

¿Pero seamos sinceros? ¿Quién hace todo esto antes de empezar a correr? Bastante cuesta arrancarse y si hay que pensarlo tanto a lo mejor se pasan las ganas, pensará la mayoría.

Óscar de las Mozas es Licenciado en Ciencias del Deporte y ha fundado el club Coentrena donde reúne a corredores de diferentes edades y condición física. En su experiencia con un buen entrenamiento y paciencia se evitarían muchas lesiones. “Pero la gente empieza y en un año quiere correr la maratón. Se apuntan por libre y se descargan entrenamientos de Internet sin tener en cuenta su condición física individual, entrenan demasiado y si el músculo les duele -que les dolerá- se toman un Ibuprofeno. Todo por su cuenta y riesgo”.

Según De las Mozas, las lesiones se producen cuando se entrena más de la cuenta sin seguir unas pautas. “Correr es un deporte de alto impacto que necesita medir muy bien las dosis de estímulo y descanso del músculo. Si no hay descanso el hueso, el músculo y el ligamento se dañan”, explica.

A la consulta del doctor Vaquero Martín, que es también vocal de la Sociedad Española de Cirugía ortopédica y Traumatología llegan los corredores cuando ya no pueden seguir. “Algunas lesiones tienen nombres muy gráficos como “la rodilla del corredor”, que se manifiesta con dolor en la rotula por sobrecarga y que padecen casi el 15% de los corredores, o la tendinitis de Aquiles, muy frecuente en personas de mediana edad”.

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