5 falsos mitos sobre las dietas con pan, huevo o cerveza...

Destierra estos mitos y come sin miedos.

5 falsos mitos sobre la alimentación

5 falsos mitos sobre la alimentación

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1. El pan engorda. Falso. Son muchas las personas que deciden eliminar el pan de su dieta diaria para mantener los kilos a raya, una decisión que viene provocada principalmente por la falsa creencia de que el pan es un alimento que engorda por sí mismo. Así, el consumo de pan en nuestro país, que no llega a los 150 gramos (y en descenso), está muy por debajo de las cantidades recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que oscila entre los 220 y los 250 gramos diarios.

“Ningún alimento engorda o adelgaza por sí mismo, y el pan no es la excepción. Lo que hace que aumentemos de peso es consumir más calorías de las que gastamos”, explica Carolina Muro, quien incide en la importancia del pan en una dieta equilibrada y variada. “El pan debe formar parte de nuestras vidas y es un producto indispensable en una alimentación equilibrada y variada”. Al contrario de lo que la mayoría piensa, pese a que la corteza y la miga son partes del mismo alimento y contienen los mismos nutrientes, en igualdad de peso la corteza tiene más calorías puesto que en el proceso de horneado pierde el agua, mientras que la miga lo conserva .

Y es que incluso cuando queremos adelgazar, los expertos insisten en que no es necesario eliminar el pan de la alimentación diaria. “La forma más saludable de perder peso es con una dieta hipocalórica, variada y equilibrada, con la cantidad adecuada de proteínas, hidratos de carbono y grasas, reduciendo las raciones, pero manteniendo las proporciones y acompañada de actividad física”, esgrime la experta. Además, añade, “el pan, especialmente el integral, contiene una cantidad importante de fibra, que posee un efecto saciante, al tiempo que reduce la absorción de grasas. También hay estudios que indican que incluir el pan en las dietas hipocalóricas favorecen su seguimiento y reduce la tasa de abandono debido a su poder saciante”.

2. Tres huevos por semana como máximo. Falso. Huevos, esenciales para una alimentación equilibrada La creencia de que debemos consumir como máximo tres huevos a la semana para prevenir el aumento de colesterol es uno de los falsos mitos más arraigados entre la población española y que desde el ámbito científico desmienten rotundamente, al afirmar que incluso consumiendo un huevo cada día no existe un mayor riesgo cardiovascular, según explica la directora de Nutrición de FIAB.

El mito de que el huevo aumenta el colesterol procede de la creencia surgida en los años 70 en EEUU que defendía que la ingesta de huevos podía aumentar el riesgo cardiovascular al incrementar los niveles de colesterol en sangre. “Los huevos aportan muchos nutrientes y otros compuestos como los fosfolípidos, entre los que se encuentra la lecitina, que ayuda a disminuir la absorción intestinal del colesterol reduciendo así el riesgo de enfermedad cardiovascular”, comenta Carolina Muro. Otra de las leyendas extendidas es que existen diferencias nutricionales entre los huevos blancos y morenos. Sin embargo, la diferencia de color viene determinada sólo por la raza de la gallina y nada tiene que ver con su calidad, sabor y su valor nutricional.

3. La cerveza provoca barriga cervecera. Falso. Para los expertos este tipo de barriga no existe, sino que el aumento de grasa abdominal se debe principalmente a una alimentación desequilibrada y a un estilo de vida más sedentario de lo recomendable.

La directora de Nutrición de FIAB explica que “la aparición de tripa es un reflejo de sobrepeso u obesidad, y ésta se produce por un desequilibrio energético. Es decir, consumimos muchas más calorías que las que gastamos o hacemos muy poca actividad física. No se debe en ningún caso a algún alimento o bebida en concreto, y en este caso tampoco a un consumo moderado de cerveza, sino a que llevamos una vida sedentaria”.

La caña de 200 mililitros contiene alrededor de 90 Kcal, por lo que no supone una gran aportación calórica teniendo en cuenta que una persona adulta con actividad física reducida debe consumir en condiciones normales entre 2.000 y 2.500 Kcal al día. Esa caña contiene por tanto menos de un 5% de la energía total del día. En el caso de las cervezas sin, éstas apenas aportan 17kcal/día. Los datos refrendan así que culpabilizar a la cerveza del aumento de la obesidad es ciertamente injusto.

4. Dormir engorda. Falso. Pese a que la mayoría defiende la falsa creencia de que cuanto más se duerme, menos calorías quemamos y por lo tanto tendremos una mayor propensión a engordar, lo cierto es que varios estudios científicos publicados en los últimos años relacionan la falta de sueño con el apetito.

Los expertos apuntan a que existe una relación directa entre la falta de horas de sueño con el aumento de la obesidad, y ello se relaciona con dos hormonas implicadas en la regulación del apetito: la leptina y la grelina.

La falta de sueño hace que estas dos hormonas estén desequilibradas y, en el caso de la leptina, que es una hormona fundamental en cuanto a su efecto saciante del apetito, hace que sus niveles estén bajos, al contrario que la grelina, cuyos niveles están altos y tiene el efecto contrario: estimula el apetito. Por tanto, la relación entre las horas de sueño y la regulación del apetito es clave.

En palabras de Carolina Muro, “los expertos recomiendan dormir como mínimo 7 horas diarias para no alterar los mecanismos biológicos, vigilar la tolerancia a la glucosa y el balance energético. A partir de ahí, cada hora de sueño adicional, se reduce en un 36% el riesgo de sufrir sobrepeso”. El sueño influye también en el estado de salud, mejora los desarreglos hormonales y disminuye el apetito.

5. La carne de cerdo aumenta el colesterol. Falso. La recomendación de los expertos sobre el consumo de carne de cerdo es de dos piezas de carne magra a la semana dentro del contexto de una alimentación equilibrada. “La realidad es que la carne de cerdo y sus derivados son una fuente esencial de proteínas clave para una alimentación equilibrada y saludable”, según explica la directora de la Unidad de Nutrición de FIAB, Carolina Muro. Es más, añade, “el perfil lipídico de la carne de cerdo es parecida a la que contiene el aceite de oliva y por tanto contiene grasa cardiosaludable a expensas de grasa monoinsaturada”.

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