Restaurante Essentia, de parada en la carretera a gancho para una escapada

En un primer momento, Essentia podría encajar en la categoría de lugares más que recomendables para hacer un alto en el camino para sentarse a una buena mesa. Pero está claro que ha desbordado este molde para convertirse en un lugar donde hacer una parada más larga. El restaurante gastrobar de Tarancón (Cuenca) en la salida 73 de la A-3 entre Madrid y Valencia se hizo un nombre propio en 2019 gracias a una carta en la que destacaba la carne de vaca finlandesa, catalogada ese año como la mejor del mundo.

Desde entonces, su chef Toño Navarro ha desplegado la oferta hasta convertir la visita al restaurante en una experiencia que va mucho más allá que el que sugiere la bien merecida fama de la tierna y sabrosa carne de Ayrshire. Sentado a la mesa, el comensal puede elegir su propio menú u optar por una degustación a propuesta del chef. 

Será difícil equivocarse porque los platos de carne, pescado o huerta que incluye la carta son sencillos y directos: nada de descripciones de dos líneas sin una coma para respirar. Con la materia prima como protagonista, las alcachofas confitadas, abiertas en flor y cocinadas a la plancha son más que recomendables. Como los tiernos y dulces guisantes lágrima o la ensalada de tomate de temporada. Es casi obligado comprobar si la fama de sus torreznos es merecida (sí, lo es), aunque se entienden las dudas si la opción B es una careta de cochinillo con un toque de ralladura de lima. 

En cualquier caso, las croquetas melosas de ibérico y el tartar de atún rojo pueden servir de transición hacia los platos principales, donde la carne a la brasa (chuletón madurado de vaca vieja, solomillo de vaca rubia gallega, pluma ibérica...) es la mejor apuesta, aunque el pescado fresco llega cada día desde las lonjas gallegas. Si no se tiene una idea clara sobre con qué maridar todo lo anterior, la mejor opción es dejarse aconsejar por el sumiller, que orienta sobre las posibilidades de una amplia bodega que incluye desde referencias manchegas a internacionales. 

Como es natural, después de este homenaje puede dar cierta pereza volver al coche. El restaurante es parte ya de un espacioso hotel donde descansar un fin de semana y visitar puntos cercanos como el monasterio de Uclés o, a menos de una hora, el casco viejo de Cuenca. Si no apetece desplazarse, las instalaciones cuentan con un spa que cuenta con todo tipo de tratamientos y masajes.