'Star Wars': ¿Por qué los 'porgs' han conquistado las redes sociales?

Los pingüinos galácticos de 'Los últimos jedi' han dividido a los fans de la saga. ¿Son adorables o irritantes?

Un porg de 'Star Wars'

Un espécimen de 'porgs', las últimas criaturas de la saga de 'Star Wars'.

/ IMDB

Los fieles del universo ‘Star Wars’ tienen un trauma. Mejor dicho, dos, según la generación fan a la que pertenezcan. Los 'viejunos' estelares aún no se han recuperado de lo de los 'ewoks', esos ositos achuchables de 'El retorno del jedi', estratégicamente insertados en la historia para que Lucasfilm pudiera forrarse (más) a base de peluches, cómics y juguetes.

Los fans que vinieron después, lo reconocemos, lo tuvieron peor. Los ewoks, al menos, no hablaban. Pero Jar-Jar Binks, ese alienígena con andares de Goofy, venía de serie con verborrea pintoresca. Y nos hizo desear una edición de coleccionista que lo borrara de ‘La amenaza fantasma’ mediante las mismas malas artes digitales que lo habían creado.

Así que comprenderéis que los porgs despierten tanto terror como entusiasmo entre estos fans curtidos en mil batallas de merchandising. Estas criaturitas CGI, que harán su debut en ‘Star Wars Episodio VIII: Los últimos jedi’ (estreno, el 15 de diciembre) son unos seres tamaño mascota de bolso, con aspecto de pokémon híbrido entre frailecillo, pollito y nutria, y provistos de grandes ojos expresivos pensados para robarnos el corazón.

Los porgs viven en Ach-To, la isla donde Rey encuentra a Luke Skywalker al final del episodio VII, y donde se desarrolla parte de la acción en el VIII.

Supimos de su existencia en julio, gracias a un clip promocional, y los fans se volvieron locos de amor. No tienes más que buscar hashtags como #porg o #porgnation y tal vez concluyas, como nosotras, que si los frikis pusieran tanto entusiasmo en salvar el planeta como en hacer memes descacharrantes estaríamos viviendo en un paraíso verde y lluvioso.

Pero, después del entusiasmo inicial, llegaron los recelos. Los fans recordaban cómo se había estirado el chicle 'ewok' a base de películas ('La aventura de los 'ewoks’, ‘La batalla de Endor’) y dibujos animados; los fans recordaban cómo le cogieron tanta tirria a Jar-Jar Binks que se alegraron de poder echarle la culpa del advenimiento del Imperio Galáctico (concretamente aquí). Y los fans temían que los porgs se transformaran en la nueva criatura presuntamente encantadora (pero en realidad odiosa) que la factoría Star Wars concibe periódicamente con fines recaudatorios.

El director de ‘Los últimos jedi’, Rian Johnson, está atizando el fuego: asegura que entiende la desconfianza que despierta entre los fans "cualquier criatura demasiado adorable". Afirma que dirigir a estos seres digitales fue una auténtica pesadilla (?) y se ha disculpado por haberlos creado.

El reparto de ‘Los últimos jedi’ le apoya. John Boyega (Finn en las películas) dice que son una plaga y que incluso les tiene algo de fobia (y que Chewbacca comparte su visión). Gwendoline Christie (capitán Phasma) asegura que los odia con toda su alma. Solo Oscar Isaac (Poe Dameron) afirma que se los llevaría a casa (aunque añade, sospechosamente, que parecen ricos en proteínas) y Andy Serkis (líder supremo Snoke) ha pedido que le dejen interpretar a uno.

Naturalmente, esta polémica 'soft' huele a estrategia de marketing desde el borde exterior de la galaxia. Sabemos que, mientras la industria juega con nuestros corazones de fans doblemente traumatizados, las fábricas de juguetes trabajan a toda máquina. Y que, cuando lleguen las navidades, los juguetes porgs se desplegarán por las estanterías de las tiendas como soldados de asalto en base rebelde. Con una misión que cumplir.

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