Muere el escritor Carlos Ruiz Zafón a los 55 años

El escritor barcelonés, Carlos Ruiz Zafón, ha fallecido a los 55 años tras luchar contra el cáncer.

“El Juego del Ángel”, el nuevo libro de Carlos Ruiz Zafón
“El Juego del Ángel”, el nuevo libro de Carlos Ruiz Zafón

El escritor barcelonés Carlos Ruiz Zafón ha muerto a los 55 años en su casa de Los Ángeles (EEUU). El autor de 'La sombra del viento' ha fallecido a consecuencia de un cáncer contra el que luchaba desde hacía tiempo, según ha confirmado la editorial Planeta, con la que el Ruiz Zafón trabajó durante 20 años. Recuperamos la última entrevista de Isabel Loscertales.

¿Qué diferencias percibirá el lector de ‘El prisionero del cielo’ con respecto a sus dos obras antecesoras: ‘La sombra del viento’ y ‘El juego del ángel’?

Esta es una historia más ligera, más dinámica y con más humor. Los hilos de las dos novelas anteriores se empiezan a entretejer y todo aquello que parecía confuso, al fin se entiende y vemos hacia dónde se dirige todo.

Sorprende ese tono humorístico...

Quería que cada uno de los libros tuviera su propia personalidad, aunque estuvieran conectados. Y en este caso, está muy definida por el personaje Fermín Romero de Torres, que se transforma en el protagonista y que supone un homenaje a la picaresca. Todo está tamizado por su humor, que aligera el tono de la novela, sobre todo viniendo de ‘El juego del ángel’, tan oscura y gótica.

¿Usted tiene mucho sentido del humor?

Creo que sí, pero es algo que dejas para tu vida privada. De hecho, Fermín es como mi sentido del humor, una especie de diablillo que vive en mi cerebro.

Por algo comentaste que Fermín te recuerda a ti; ¿solo en el sentido del humor o en más cosas?

Es más en el sentido del humor, porque es un personaje demasiado caricaturesco… Hay otros personajes que me son muy próximos, el más cercano a mí es Julián Carax y, de algún modo, Daniel. Me gustaría parecerme más a Daniel que a Carax, porque es más ingenuo.

¿Tu mujer, Mª Carmen, te da consejos literarios?

Ella es mi primera y última lectora. Escribo y reescribo una y otra vez y nadie lee nada mientras estoy así. Cuando tengo la versión definitiva, se la doy a ella. La conozco muy bien y valoro su reacción… La lectora que define si he pasado la prueba o no es ella.

Debe de ser difícil convivir con un escritor…

Sí, supongo que somos criaturas insoportables, aunque intento ser lo más tratable posible… Además, mi mujer es traductora e intérprete, es una mujer de lenguaje, y con los años hemos encontrado la manera.

Sorprende que con el protagonismo que tiene Barcelona en sus libros viva en Los Ángeles.

Naces en un sitio ‘por accidente’ y, aunque Barcelona esté muy bien, queríamos sacar la nariz por el mundo. Éramos muy jóvenes y una serie de circunstancias nos llevaron a Los Ángeles. Vivimos unos diez años allí, y ese lugar acabó transformándose en nuestra casa. Volvimos a España un par de años y nos dimos cuenta de que se nos hacía extraño, el país y nosotros habíamos cambiado... Decidimos que lo ideal era pasar parte del año aquí y parte allí.

Así que conoció bien Barcelona ‘por dentro’ gracias a la profesión de su padre, agente de seguros...

Le hacía recados, y eso me permitió colarme en las casas y en la vida de la gente durante años: ver cómo vivían, cómo se trataban, sus tejemanejes... De otra forma, solo ves las apariencias que proyecta la gente. Además, como eres joven, no juzgas: tu mirada solo absorbe.

Si de niño le hubiesen dicho que iba a tener tanto éxito, ¿lo hubiera creído? ¿Es usted ambicioso?

Para un escritor, tener éxito es simplemente sobrevivir y poder hacer lo que uno quiere. Solo llegar, cruzar esa línea, es un éxito tremendo.

¿Se siente incómodo con la fama o se ha acostumbrado?

La fama de los escritores es relativa, no es intrusiva y afecta más al observador que al observado. La imagen que han hecho los medios de mí no tiene nada que ver conmigo. Al principio, pensaba que era posible aparecer tal como soy, y no. Cuando tengo un libro nuevo, salgo, y cuando no, desaparezco en mi cueva y no molesto a nadie.

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