Por qué 'Mindhunter' es la mejor serie de Netflix

No es solo por sus altas puntuaciones críticas: sus interpretaciones, los hechos a los que se refiere y los dilemas mentales que plantea hacen que, si solo pudieras ver una serie de Netflix, debería ser esta. Y vuelve con nueva temporada.

Anna Torv en 'Mindhunter'

Anna Torv interpreta a Wendy en 'Mindhunter'.

/ Courtesy of Netflix

Decía Oscar Wilde que "en todos los asuntos de importancia, es el estilo, no la sinceridad, lo verdaderamente esencial" pero ¿qué pasa con 'Mindhunter', que a diferencia de la mayoría de las series con las que se puede comparar, tiene ambas —estilo y sinceridad— a raudales?

La segunda temporada de la serie inspirada en el trabajo real de los agentes del FBI que decidieron entrevistar a los asesinos más sanguinarios (ya cumpliendo condena en las prisiones de Estados Unidos) para establecer perfiles psicológicos que les ayudaran a detener a nuevos criminales es tan magistral como la primera. Y, sin ánimo 'spoiler', vamos a enumerar los motivos por los que todo el que la ve se engancha; se obsesiona con ella y pide por su continuidad en sus oraciones.

Seguro que no es la primera vez que intentan convencerte de que veas 'Mindhunter', esperamos que sea la última.

1. Es (altamente) real.

A mediados de los 70, dos agentes del FBI, el joven John E. Douglas y el veterano Robert K. Ressler, decidieron crear una base de datos compilando información de criminales habituales (sus motivaciones, su forma de prepararse…). Tras hablar con 36 presos especialmente violentos, su Unidad de Ciencias del Comportamiento tuvo su primera base de datos en 1979 y, en 1985, el New York Times ya hablaba de la brigada de la mente del FBI: agentes especializados en perfiles psicológicos de asesinos en serie (término acuñado por Ressler). En la serie, con algunas licencias, el personaje de Ressler se llama Bill Tench y está interpretado por Holt McCallany, mientras que Douglas se llama Holden Ford y su intérprete es Jonathan Groff.

Una secuencia de 'Mindhunter'

Una secuencia de la segunda temporada de 'Mindhunter'.

/ Courtesy of Netflix

2. Las entrevistas son imprevisibles.

A lo largo de las dos temporadas se suceden las visitas con cuestionarios pautados a algunos de los criminales más crueles y famosos del siglo XX. Dado que el trabajo de Douglas y Ressler ocurrió de verdad y las grabaciones de esas conversaciones se conservan, podemos hacernos una idea bastante acertada de cómo eran estos personajes. Es especialmente espeluznante la recreación que realiza el actor Damon Herriman de Charles Manson, aquí en su primera entrevista televisada.

3. Dirige David Fincher.

Si casi todo el mundo siente fascinación por los asesinos en serie es, en parte, culpa de este cineasta que pasó de hacer videoclips y anuncios a dirigir el largometraje que a todos nos obsesionó con los serial killers: 'Seven', en 1995. Después vendría, entre otras, 'Zodiac', en 2007. Lo importante es que a cargo de todo esto está uno de los mejores directores del mundo (dos veces nominado al Oscar), que a su vez, es un freaky de la materia.

Segunda temporada de 'Mindhunter'

'Mindhunter', una de las joyas de Netflix.

/ Courtesy of Netflix

4. Psicología avanzada.

A lo largo de sus años de investigaciones, Ressler y Douglas contaron con la colaboración profesional y académica de Ann Wolbert Burgess, una doctora especializada en psiquiatría clínica, pionera en la asistencia a las víctimas de violación. En la serie su nombre ha cambiado a Wendy Carr y está interpretada por Anna Torv, el personaje que aporta algunas de las más interesantes reflexiones de la serie.

5. Las (excelentes) críticas.

La primera temporada obtuvo un 97 sobre 100 en rottentomatoes.com (el mejor termómetro para conocer la valoración de una serie, ya que votan tanto críticos profesionales como internautas anónimos), mientras que la segunda alcanza un 98%. En Imdb.com puntúa con 8,6 sobre 10. Teniendo en cuenta que no es un producto de consumo fácil, no podrían ser mejores.

Holt McCallany y Jonathan Groff en 'Mindhunter'

Holt McCallany (derecha) y Jonathan Groff (izda.), durante una de las entrevistas que realizan a delincuentes en la serie 'Mindhunter'.

/ Courtesy of Netflix

6. La (a veces durísima) realidad.

A diferencia de otras series o películas sobre asesinos en series, en 'Mindhunter' no siempre se atrapa al culpable y se salva a las víctimas. De hecho, uno de los casos de la segunda temporada, según el verdadero agente John E. Douglas, dista mucho de estar resuelto 40 años después.

7. La ambientación es exquisita.

El vestuario y los peinados (querrás un tablero de Pinterest solo para la inspiración que te llegará de Anna Torv, garantizado) son solo la punta del iceberg. Steve Arnold, colaborador habitual de David Fincher, ha conseguido recrear los 70 sin estridencias y con suma exquisitez. Solo el hotel de Alabama ya merece un reportaje en una revista de decoración, pero desde la paleta de colores (en tonos ocre y verde) hasta los coches y los archivadores, todo en su diseño es de matrícula de honor.

8. Rumores de cancelación.

Netflix es una plataforma conocida por no compartir sus cifras de audiencia y por la fría crueldad con la que de repente acaba con la vida de sus series. Por eso son numerosos los artículos y foros desde donde 'mindhunters' aficionados suplican que no aborten esta producción. No es garantía de nada, pero nos alegra saber, que para convencer al actor Holt McCallany, el director David Fincher le preguntó si estaba listo para cinco temporadas, ya que, según le dijo, "incluso si lo hago mal van a darnos cinco temporadas, y no tengo la intención de hacerlo mal".

9. Edmund Kemper (con perdón).

El personaje interpretado por Cameron Britton (nominado al Emmy por ello) fue uno de los asesinos más perversos de la historia de Estados Unidos, pero su verborrea, cociente intelectual y carisma lo convierten en una presencia irresistible en pantalla. Sin 'spoilear' demasiado, es interesante ver cómo proporciona información a los entrevistadores a la vez que obtiene de ellos lo que desea.

10. El inquietante hijo de Bill Tench.

No tiene nada que ver con la vida personal real de Robert Ressler, pero atención al hijo del agente veterano, porque plantea (a su padre y al espectador) los más pertinentes interrogantes sobre el trabajo que están llevando a cabo (hasta qué punto se puede predecir el destino de una persona por su perfil psicológico) y la trama secundaria que protagoniza está inspirada en hechos reales de verdad. En este enlace están todos los detalles del caso real en que se basa.

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