Créenos: vas a adorar a Maya Thurman-Hawke (sí, la hija de Uma Thurman)

La primogénita de Ethan Hawke y Uma Thurman estará en la próxima de Tarantino y en la tercera temporada de ‘Stranger things’. Y nosotras ya estamos rendidas a sus pies.

Maya Thurman-Hawke, en el MET

Maya Thurman-Hawke posa en la gala MET 2018. 

/ Jamie McCarthy

Tiene los ojos de su padre, la sonrisa de su madre y la belleza combinada de sus dos progenitores, lo que puede resultar un poco abrumador cuando los progenitores en cuestión son Ethan Hawke y Uma Thurman. Además, Maya Thurman-Hawke se encuentra en pleno rodaje de la película de la que todo el mundo habla (y en la que todo el mundo actúa, al parecer), 'Once upon a time in Hollwyood', de Quentin Tarantino. Y será la incorporación estelar al reparto de ‘Stranger things’ en su tercera temporada. Con todas estas credenciales. ¿Cómo es posible que hace un año ni siquiera supiéramos de la existencia de Maya Hawke?

Es, por supuesto, una forma de hablar. Sabíamos que Hawke y Thurman tenían dos hijos (el pequeño, Levon, se parece a ambos de forma más inquietante aún), pero sus padres siempre los han mantenido lejos de la esfera pública. Uma y Ethan, que se divorciaron en 2005, tenían sus desavenencias (sobre lo que es lícito hacer con la niñera en la cama, por ejemplo), pero también una regla familiar muy clara: nada de salir en películas antes de los 18. Los dos habían empezado en Hollywood de adolescentes y no estaban dispuestos a exponer a sus retoños a semejante entorno.

A Maya, sin embargo, le iba el artisteo: cantaba, escribía poemas, se disfrazaba. A Uma y a Ethan, en aquella época, les preocupaba más su dislexia aguda, que hacía que la niña chocara una y otra vez contra la rigidez del sistema escolar y que la llevó a pasarse buena parte de su infancia cambiando de colegio en busca de un lugar feliz y académicamente aceptable a la vez.

Maya Thurman-Hawke, en Tribeca

Maya Thurman-Hawke, en la presentación de la película 'Mujercitas' en el festival de cine de Tribeca.

/ Jamie McCarthy

Lo encontró en la muy hippy chic escuela Saint Ann's de Brooklyn, a razón de 54.000 dólares el curso escolar. Allí, además de encajar al fin, Maya acabó de decidirse: lo suyo era la farándula. Sofia Coppola le pidió que fuera Ariel en su versión con actores de ‘La sirenita’, un proyecto que luego se desmoronó pieza a pieza; pero Maya se negó a ver en aquello una señal y, al acabar el instituto, ingresó en la prestigiosa escuela de las artes Juilliard.

Y allí fue donde sí vio una señal: le ofrecieron encarnar a Jo en la miniserie ‘Mujercitas’ que la BBC preparaba para Navidad. ‘Mujercitas’ había sido el primer libro que Maya había logrado leer por sí misma de cabo a rabo a pesar de su dislexia, y eso le hizo pensar que aquella era su gran oportunidad (también tuvo que ver que participaran en el proyecto Emily Watson, Michael Gambon y Angela Lansbury). El problema es que la escuela Juilliard, que tiene que vérselas con muchas jóvenes actrices impacientes, no consiente el absentismo por cuestiones laborales y, finalmente, Maya tuvo que abandonarla para poder aceptar el papel.

Sus padres la apoyaron. Uma se hinchó a poner fotos suyas en su Instagram y Ethan Hawke comentó con los ojos húmedos el grandísimo talento que tenía su niña la mayor. Maya les correspondió derrochando amor por ellos en cada entrevista. Y el karma les agradeció tanto sentimiento positivo poniendo la estrella de la joven actriz en rumbo ascendente.

Le cayó del cielo un contrato para ser la imagen de la marca AllSaints, lo que la llevó a posar para Vogue (como habían hecho antes su madre, Uma, y su abuela, la modelo Nena von Schlebrügge). Está grabando la tercera temporada de ‘Stranger things’, donde encarnará a una chica ("alternativa", dice escuetamente Netflix) llamada Robin; y lo compagina con el rodaje de la multitudinaria ‘Once upon a time in Hollywood’, donde interpreta a una (aún más escuetamente definida) “flower girl”. Su papel en ‘Mujercitas’ sigue recibiendo elogios sin fin y los entrevistadores la adoran de forma casi ruborizante.

Pero, ¿qué tiene Maya Hawke para hacer que todos se encandilen con ella de esta manera? Tal vez sea esa particular combinación de rasgos, que la sitúan entre la belleza inalcanzable y la vecina pecosa que siempre te sonríe en la parada del autobús. Tal vez sea ese candor minimalista, fruto de haber sido criada por una madre aficionada al budismo y un padre que escribe libros sobre espiritualidad. Tal vez sea esa espontaneidad propia de los chavales que no se han criado frente a un micrófono, y que le hace decir, tranquilamente, que lo de los novios le va fatal porque los chicos se le asustan o que la ropa le interesa tirando a nada.

Francamente, amigas, el magnetismo de la jovencísima actriz Maya Hawke nos parece todo un misterio. Pero estamos deseando volver a verla en la gran pantalla.

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