4 novelas para saber cómo terminar una relación sin morir en el intento

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Película 'La edad de la inocencia'

Un momento de la adaptación al cine de la novela 'La edad de la inocencia'.

/ D.R.

"Tras ocho años de relación estable, estoy en un momento en que me molesta hasta la forma en que mi pareja remueve el azúcar del café. Creo que ha llegado el momento de decirle “adiós, muy buenas”. ¿Que novelas podrían ayudarme a dar este paso sin titubeos?"

Querida lectora letraherida.

Existe una solución definitiva para acabar con las relaciones perniciosas. A pesar de ir en contra de la ley, conviene tenerla en cuenta y así buscar alternativas menos dolosas. Roald Dahl, conocido popularmente por clásicos infantiles como 'Charlie y la fábrica de chocolate' y 'James y el melocotón gigante', también es autor de numerosos cuentos para adultos, caracterizados por un tono juguetón, sexi y malévolo. En 'Cordero asado' (1953), Dahl desarrolla este tipo de ruptura. Tras descubrir un desagradable secreto de su marido, Mary Maloney opta por zanjar la situación de una vez por todas.

–"Por el amor de Dios –dijo él al oírla, sin volverse–, no hagas cena para mí. Voy a salir".

'Historias extraordinarias' de Roald Dahl

'Historias extraordinarias' de Roald Dahl.

/ D.R.

En aquel momento, Mary Maloney se acercó a él por detrás y sin pensarlo dos veces levantó la pierna de cordero congelada y le golpeó en la parte trasera de la cabeza tan fuerte como pudo. Fue como si le hubiera pegado con una barra de acero. Retrocedió un paso, esperando a ver qué pasaba, y lo gracioso fue que él quedó tambaleándose unos segundos antes de caer pesadamente en la alfombra.

(Traducción de Carmelina Payá y Antonio Samons).

Alguna de mis lectoras puede argumentar que hay poca diferencia entre estar inmerso en una relación poco satisfactoria y estar en prisión. Touché. El manual de referencia para situaciones de este tipo es 'Madame Bovary'(1856), de Gustave Flaubert, donde la protagonista se encuentra acorralada entre un matrimonio monótono y una sociedad escasamente comprensiva con las necesidades de las mujeres. Además de embarcarse en varias relaciones extramaritales, la señora Bovary se lanza por una espiral de constantes novedades que no logran llenar el vacío de su relación.

'La señora Bovary' de Gustave Flaubert

'La señora Bovary' de Gustave Flaubert.

/ D.R.

"Cambiaba de peinado con frecuencia: se peinaba a lo chino, con ondas, con trenzas; se hizo la raya al lado y se metió la melena hacia dentro, como un hombre.

Quiso aprender italiano: compró diccionarios, una gramática, una remesa de papel blanco. Hizo por leer cosas serias, historia, filosofía..."

(Traducción de María Teresa Gallego Urrutia).

SPOILER ALERT. El triste final de Madame Bovary ha de tomarse como muestra de la necesidad de romper los lazos afectivos y mentales que nos atan a relaciones perjudiciales. No obstante, hemos de ser conscientes de que dar ese paso conlleva consecuencias que trascienden los límites de la pareja. Una de las más frecuentes es la incomprensión de nuestro entorno. En 'La edad de la inocencia' (1920), Edith Wharton, construye uno de los personajes femeninos más transgresores y enigmáticos de la literatura contemporánea: la condesa Olenska.

'La edad de la inocencia' de Edith Wharton

'La edad de la inocencia' de Edith Wharton.

/ D.R.

(NOTA PARA PEREZOSAS: existe adaptación cinematográfica de esta novela, dirigida por Martin Scorsese, en la que Michelle Pfeiffer encarna a la condesa).

A principios del siglo XX, ser una mujer divorciada y de mente abierta en la clasista sociedad adinerada de Nueva York no era fácil. A pesar de ello, Ellen Olenska prefiere vivir acorde a sus principios aunque ello signifique el ostracismo y renunciar al amor de su vida. Esa incomprensión se hace palpable en las palabras de May Welland, prima de la condesa y mujer del hombre del que está enamorada: “No creo que a Ellen le importe las convenciones sociales; en realidad, ninguno sabemos qué es lo que realmente le importa” (la traducción es mía).

Más allá de soluciones criminales y extremas es posible dar por concluida una relación de forma civilizada y sin aspavientos. En apenas cinco páginas, el cuento 'Colinas como elefantes blancos' (1927), de Ernest Hemingway, describe a la perfección una relación en crisis. La pareja protagonista mata el tiempo en una estación vacía, esperando la llegada de un tren que les lleve a Madrid. A través del diálogo, el lector descubre un nubarrón que se cierne sobre su relación. Se trata de un embarazo no deseado. Ambos hablan educadamente, pero la duda de si tener el bebé o abortar tiñe sus palabras de amargura y preocupación. Abrumada por la incertidumbre, la mujer lanza un pregunta que zanja la conversación:

"¿Podrías hacerme un favor?

Sabes que haría cualquier cosa por ti.

Por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor… ¿podrías dejar de hablar?"

(La traducción es mía).

'Cuentos' de Ernest Hemingway

'Cuentos' de Ernest Hemingway.

/ D.R.

La abrupta conclusión del cuento mantiene todas las incertidumbres de la pareja en el aire. Sin embargo, una lectura cuidadosa deja intuir que esa relación está condenada al fracaso. Probablemente, los personajes continúen su viaje juntos. Lo que no está tan claro es que ambos se dirijan al mismo lugar. La incertidumbre es comprensible tras una separación, pero conviene tener en mente que al elegir un camino distinto, nos dirigimos a terrenos inexplorados y, por tanto, repletos de posibilidades. En esos momentos de zozobra, las palabras de Robert Frost ayudan a seguir nuestro instinto con valentía:

"Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,

Yo tomé el menos transitado,

Y eso lo ha cambiado todo".

(“El camino no elegido”, 1916, traducción mía).

Hasta el próximo consultorio, feliz y sanadora lectura.

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