Jaén, el paraíso gastronómico que debes visitar esta Semana Santa

Una capital plagada de restaurantes con estrella Michelin (cuatro en unos 200 m²), sus quesos, vinos y, por supuesto, sus famosos aceites; el patrimonio histórico de Úbeda (con maravillosos talleres artesanales como el de Alfarería Tito) y Baeza (ambas declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 2003, por su arquitectura y monumentos renacentistas); un entorno natural único; la Semana Santa de la capital (con la famosa hermandad de “El Abuelo” a la cabeza) y localidades del entorno… las excusas para visitar la provincia de Jaén no se acaban.

Riqueza cultural

Baeza, Úbeda y Jaén son un compendio de la historia del arte y las civilizaciones que por esta provincia han pasado. Por sus recoletas calles se suceden innumerables muestras culturales del románico, árabe, gótico, renacentista y barroco que dejan pasmado a cualquiera.

Comencemos por Baeza, en esta patrimonial localidad hay que visitar La Plaza de Los Leones o del Pópulo, donde se levantan los edificios renacentistas de la Audiencia Civil y Escribanías Públicas, la Antigua Carnicería, el Arco de Villalar y la Puerta de Jaén. También merecen parada la antigua Universidad, la capilla de Santa Cruz (románico tardío S.XIII), Palacio de Jabalquinto (gótico flamígero, S.XV) o la Catedral de la Natividad de Nuestra Señora.

En Úbeda los must son la Plaza Vázquez de Molina (Capilla del Salvador, Basílica de Santa María y palacios de Las Cadenas y el del Deán Ortega), todo un compendio renacentista, la Plaza Primero de Mayo y el Hospital de Santiago.

Para organizar visitas guiadas en ambas localidades contacta con Descubre Úbeda y Baeza. Aquí toda la programación de Semana Santa de Baeza y Úbeda. Ya en Jaén no hay que olvidarse de la catedral y los baños árabes.

Para hospedarte en Baeza tu mejor opción es el Hotel Puerta de La Luna. El hotel, ocupa una coqueta mansión del siglo XVI situada en el casco antiguo de Baeza, a escasos 50 metros de la catedral, una ubicación inmejorable. Cuenta con piscina al aire libre y jardines. En Úbeda el cinco estrellas Palacio de Úbeda. Por su parte, ya en Jaén capital, el Parador está ubicado en lo alto del cerro de Santa Catalina, junto al castillo del mismo nombre, una importante fortaleza árabe del siglo VIII. Corona la ciudad y ofrece una espectacular panorámica de los montes de Sierra Morena y Sierra Mágina.

Tour gastro

Los planes foodies son interminables. Además del aceite, con empresas centenarias y nuevos proyectos con packaging muy cuidado, el gastrouniverso se extiende a otros terrenos, con una nueva generación que exporta creatividad y pasión por lo artesano. En Quesos y Besos (Guarromán) podrás comprar y degustar sus premiados quesos.

En la almazara AOVELAND (Baeza) puedes realizar un tour que explica el proceso de la realización de su aceite y terminar haciendo una cata en alguna de sus impresionantes salas. Para descubrir más sobre la cultura del aceite, realizar formaciones sobre el tema, showcookings y shopping de las mejores almazaras jiennenses dirígete a la tienda/showroom de la capital Jaén paraíso virgen extra. También los vinos de esta provincia con muy top. En Jaén de vinos (Jaén) realizan catas y actividades de todo tipo incluyendo sesiones maridadas con música en vivo, enoturismo...

Para cocina informal te recomendamos la Taberna El Pájaro (Baeza) en la que todo se fríe con AOVE. El productazo que trabajan se trata con mimo y respeto. Todo de calidad. En Bomborombillos (Jaén) tapas y raciones que repasan la gastronomía y tradiciones locales pero con un twist moderno. Creativo y sorprendente.

Lluvia de estrellas

En la provincia de Jaén hay cinco restaurantes con estrella Michelin. Cuatro de ellos están en la capital. En Baeza no te pierdas el restaurante Vandelvira (este nombre, del conocido arquitecto renacentista, acompañará todo el viaje). Se ubica en el imponente antiguo convento de San Francisco (S.XVI). La llegada a su patio y la subida a su cocina vista por una majestuosa escalinata anticipan una experiencia inolvidable.

A la entrada el chef Juan Carlos García (con estrella Michelin desde este 2024) y su atento equipo dan la bienvenida al comensal que se sumerge en una cocina (y un espacio) de austeridad monacal contemporánea.

Una visión sofisticada, minimalista, delicada y pura (se aprecia su pasado por Tokio) de la culinaria jiennense. Algunos platos destacados son el té de garbanzos, bacalao y azahar; el pañuelo de calamar y jamón con dashi de jamón y calamar; la gelatina de pimientos con caviar o el eclair de paté de perdiz y cacao. Sumillería muy trabajada.

En Jaén capital los must son Malak y Dama Juana. En el primero, ubicado en pleno centro de la ciudad y con parking en la puerta (Jaén es una ciudad complicada para aparcar), en un espacio urbanita, moderno y desenfadado.

El chef Javier Jurado ofrece en Malak una aproximación disfrutona, golosa y fina de la cocina jiennense e ibérica. Una mesa limpia se transforma pronto en un festín de snacks plagados de platos que siempre apetecen pero pasados por un tamiz de modernidad y sofisticación.

Por ejemplo patata "brava" con steak tartar, el paté (ajo pringue) de caza, la croqueta de jamón ibérico (elaborada con leche de oveja) o el escabeche de setas y perdiz. Su menú Sierra de Segura realiza un viaje por sus paisajes y productos acompañado de originales vinos y cócteles. Algunos platos destacados son la papada de cerdo ibérico, hoisin serrana y caviar; el cordero segureño, legumbre y suero de queso o el corzo madurado y asado con ajo harina. Es estrella Michelin desde 2024.

En Dama Juana , en el barrio de San Ildefonso (por cierto no te pierdas su iglesia), el chef Juan Aceituno recibe el comensal en un espacio de líneas puras, tranquilo y exclusivo. Pocas mesas que aseguran una experiencia personalizada y bien coreografiada. Su nombre y su esencia culinaria lo debe y dedica a su abuela Juana. Su cocina habla de amor por el territorio, constancia, trabajo y talento. Un ambiente familiar que se transmite en el trato al cliente y el cariño puesto en cada plato. Como en casa.

Algunos de los platos imprescindibles de su menú Blancal, con un sutil toque afrancesado, son el gazpacho de tomate verde y cañailla; el pollo frito con ajos; el parfait de perdiz en escabeche, miel y azahar; la sopa de cebolla con concentrado de sus pieles y comté; los guisantes lágrima con emulsión de setas y morcilla de la Juana; la lubina con té de alcachofa o el cochinillo confitado con milhojas de apio nabo y endivia. Maridaje muy acertado. Pura sofisticación que le han valido la estrella desde 2020.