Icíar Bollaín: "Las mujeres callamos muchas cosas porque buscamos agradar. Hay que decir lo que quieres"

Sus historias con alma nos enseñan a mirar lo cotidiano. Y a aprender de ello. Con “La boda de Rosa” (candidata a mejor comedia en los Premios Feroz 2021), la cineasta señala la importancia de saber decir ‘no’. Y la valentía de reinventarse. Mejor con humor, claro.

La directora Icíar Bollaín

La directora española Icíar Bollaín, que ahora lleva al cine la vida de Maixabel Lasa, la viuda de Juan Mari Jáuregui, con Blanca Portillo y Luís Tosar.

/ G3

A golpe de teléfono desde Edimburgo, donde vive con su familia, la directora acaba de enterarse de su ingreso en la Academia de Hollywood gracias a la llamada de Julia Otero: «Ha sido una sorpresa total (risas), por lo visto hay varios españoles, entre ellos otra directora de documentales, Almudena Carracedo (con un Emny 2008). Supongo que, como llevan recibiendo muchas críticas por la falta de diversidad, se están poniendo la pila. Me parece fenomenal porque ya no es una cuestión de cuotas, ¡es que las mujeres somos la mitad del planeta!», exclama.

'La boda de Rosa', su nuevo trabajo –que acumula las nominaciones a la Mejor Comedia, Mejor Dirección, Mejor Guión, Mejor Actriz protagonista y de reparto, Mejor Actor de reparto y Mejor trailer en los Feroz y Mejor Película, Mejor dirección, Mejor Guión, Mejor actriz y actor, Mejor actriz de reparto y revelación y Mejor canción en los Goya– se centra en una de esas mujeres obligadas –por los demás, por sí misma– a llegar a todo. Y eso se ha puesto en evidencia en la cuarentena con la trampa del teletrabajo: obligaciones laborales, domésticas y familiares (ay, el colegio) persiguiéndonos –casi siempre a nosotras– por la casa.

¿De qué te sientes más satisfecha, del guion o de la película?

El guión es el edificio, pero luego llegan los actores y se ponen a vivir en él... llega la música (en este caso, de Vanessa Garde) y todo el equipo y lo convierten en un lugar vivo. El guión es fundamental, no se puede hacer nada sin él, pero luego, cada uno ha ocupado su habitación. No se puede separar. Estoy muy contenta: es una película sencilla con un mensaje positivo y con humor que llega. Pero con esos actorazos (Candela Peña, Sergi López, Nathalie Poza) tan divertidos... era complicado que saliese mal.

Bollain junto a los actores Eduard Fernández y Candela Peña en 'La boda de Rosa'.

Bollain, junto a los actores Eduard Fernández y Candela Peña, en 'La boda de Rosa'.

/ Natxo Martinez

¿Alguna vez, como a la protagonista, te han dado ganas de apretar el botón nuclear y mandarlo todo a paseo?

No tanto... (risas). Escribir el guion fue muy terapéutico y sí hay pequeños cambios que he hecho, cosas que no me gustaban: el darse más tiempo, el escucharse... Nos callamos muchas cosas porque estamos más en el rol de agradar y suele ser antipático decir lo que quieres o lo que no.

¿Para ser feliz hay que aprender a decir que no?

Creo que sí, y más las mujeres. Choca cuando no agradamos, por eso cuesta más de lo que parece.

¿Escribiste el guión pensando en Candela Peña como protagonista?

Inevitablemente venía a mi mente: ella tiene la capacidad de mezclar el drama con el humor y la ligereza, siempre megacreíble y empatiza con el espectador de forma que quieres que le vaya bien. Pero intento no pensar en ningún actor porque puede que luego no pueda o no quiera hacerla... Ella quiso y fue muy emocionante.

La actriz Candela Peña

Candela Peña protagoniza "La boda de Rosa", por la que está nominada a los Premios Feroz 2021.

/ Natxo Martinez

Ciertos personajes hablan en valenciano...

Nos financian algunas instituciones y era una condición, pero hubiera ocurrido de manera natural. El padre es de Pamplona, pero la madre era de un pueblo de Valencia y todos los actores de reparto también; así que, como ocurre en la vida real, se mezclan las dos lenguas sin que sea nada forzado. Es bonito.

Haces una película cada dos años (“El olivo”, 2016 y “Yuli”, en 2018), ¿ahora cuesta más levantarlas?

Ahora he acelerado un poco porque mis hijos ya son mayores (20, 18 y 13 años) y me dejan espacio para trabajar más deprisa... pero cada vez tengo que hacer más con menos dinero. La financiación está complicada.

¿Te animarás a escribir sobre la pandemia de la Covid-19?

Me lo han propuesto, pero me parece demasiado pronto... Aún lo estamos viviendo, porque esto no se ha acabado. Pero es muy interesante, he visto que ya se han rodado cortos...

¿Y crees que la experiencia nos ha cambiado?

Hay cosas sobre las que tendremos que reflexionar: defender nuestro sistema de salud pública –mira Estados Unidos– y la extraordinaria labor que hacen médicos y sanitarios. Y sobre el “homeschooling” (el colegio a distancia): mi hijo de 13 años se ha quedado con una pantalla de ordenador delante y los profesores no estaban online. Me he tenido que poner todas las mañanas con él y he valorado su trabajo, que es maravilloso. Educar a los ciudadanos de mañana es mucha responsabilidad. A título personal, me he dado cuenta de que hace falta poco para vivir. Hay que levantar el pie con tanto viaje y disfrutar más del estar: yo no pasaba tanto tiempo con mis hijos desde que eran muy chiquitines. Y hemos conversado mucho.

¿Nunca has escrito para otros?

No me da tiempo. Si consigo escribir algo, mejor lo dirijo yo (risas). Tampoco me lo han pedido, la verdad. Aunque sí colaboré con Chus Gutiérez en la película “Poniente” (2002).

Hace 11 años que no te pones ante una cámara, ¿te gustaría?

Pues mucho, pero es que no tengo tiempo: me paso dos años escribiendo, rodando, montando... el proceso es largo.

El año pasado, a pesar de la pandemia y las dificultades, estrenaron más de una decena de directoras...

Lo que he visto los últimos dos o tres años me encanta. Aunque las cifras siguen sin ser las que deberían, las que salen hacen ruido y cosas muy interesantes. A ver cuando deja de ser noticia que las mujeres dirijan películas...

Después de 25 años, ¿qué les dirías a los que empiezan?

Que sean muy pesados, que hay mucho que contar y siempre hay puertas que se abren: ahora, con las plataformas de streaming. Y no hay historia ni cámara pequeña. Eso sí, hacen falta voces femeninas para contar cómo vemos la vida.

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