Travis Birds: la chica que pone son a la serie 'El embarcadero"

Entrevistamos a la autora e intérprete de la canción 'Coyotes' de la que todo el mundo habla y que protagoniza la cabecera de la serie de Movistar +.

Travis, el alma del proyecto musical Travis Birds

Travis, alma del proyecto musical Travis Birds y responsable del tema 'Coyotes' que suena en la cabecera de la serie 'El embarcadero'.

/ D. R.

El éxito de la serie 'El embarcadero' (Movistar +) empieza con su voz mordiente y sus textos bellos y caninos. "Te vas y como los perros de caza rastrean su presa, yo corro detrás", entona Travis, alma del proyecto Travis Birds, mientras describe un amor enfermo, sucio y asfixiante, y el resto de mortales nos quedamos prendidos de la pantalla (donde se proyectan imágenes de La Albufera valenciana y su fauna), enamorados de su lirismo irrespirable y con un dedo en el Shazam.

Hablamos con la cantautora de este tema: una madrileña de 28 años de voz cantarina y mirada dulce que nos confiesa que el contrato con la serie llegó cuando estaba planteándose qué hacer con su vida, que terminó en la música gracias a su fracaso escolar (o pese a él) y que su padre se inventa trucos para poder prestarle dinero sin que lo parezca.

Lo primero que hicimos muchos al comenzar a ver ‘El embarcadero’ fue buscarte con Shazam… y no te encontramos. ¿No te dejas cazar fácilmente?

Sí me dejo pero se ve que estoy un poco escondida. Siempre he estado ahí, lo que pasa es que todo lo que había hecho anteriormente había sido autoeditado y había tenido muy poca promoción, no había un equipo detrás. Ahora creo que Shazam ya sí me encuentra.

Internet tampoco nos ha dicho cómo te llamas o de dónde eres.

Soy de Madrid, de Leganés. Me llamo Travis. No es el nombre que me pusieron al nacer pero decidí cambiármelo en 2010. Nunca me gustó mi nombre, a poder ser prefiero que no se conozca (revela un nombre que figura entre los favoritos de los padres españoles desde tiempo inmemoriales). Todos me llaman ahora Travis, hasta mis padres. Bueno, excepto mi familia de Granada y gente del pasado.

Travis Birds, la artista revelación del momento

Travis Birds y su instrumento habitual: la guitarra. 

/ D. R.

¿También eres Travis en el DNI?

No… me parece un buen escondite por si algún día lo necesito. Decidí cambiar mi nombre en un momento en que partía de cero: comenzaba a estudiar en un sitio nuevo, me iba a relacionar con otra gente. Me sentía muy atada en muchos sentidos y decidí hacer el experimento.

Ahora también es época de cambios gracias a tu tema ‘Coyotes’ (en el vídeo de arriba). ¿Cómo surgió esta oportunidad?

A finales de 2017 la gente de The Pool Notes, con los que ahora trabajo, vinieron a un concierto y les gustó mucho. Yo justo me iba después de voluntaria a Ecuador, huyendo de Madrid. Había publicado un disco, 'Año x', que no había logrado prácticamente nada. Cuando trabajas tanto por algo y tienes expectativas y no se cumplen, te preguntas qué vas a hacer con tu vida. Cuando volví de Ecuador nos reunimos y antes de firmar me dijeron ya lo de la cabecera de ‘El embarcadero’. Al principio no me lo creía, ¡como siempre te dicen tantas cosas!

Travis (de Travis Birds), elegante y en la bañera de su casa

Travis (de Travis Birds) posa, sofisticada, en la bañera de su casa para el objetivo de su hermana, Natalia, y de su cuñado. 

/ Nat y YoYo

Pero se cumplió…

El tema que eligieron, 'Coyotes', era una canción que había subido a Instagram sin ninguna pretensión, ¡ni siquiera estaba acabada! En el vídeo yo estaba desafinada y tocaba el piano, que no es mi instrumento. La gente de The Pool Notes se encargaba de la sincronización de la música de ‘El Embarcadero’ y la escucharon, les gustó mucho y se la presentaron a los directores de la serie. Y salió adelante. La verdad es que sufrí mucho pensando que estaban enseñando el vídeo a todo el mundo, yo soy muy crítica y decía, ¡ay, Díos mío, que no está lo suficientemente bien! Cuando la escuché luego, en la serie, terminada, fue superemocionante.

Sobre la letra: ¿El amor obsesivo es animal y, por tanto, incontrolable?

Más que animal, te puede convertir en tu parte más animal, que es de lo que habla la canción. Es sobre el proceso que sigue una persona cuando se obsesiona por alguien hasta el punto de perder quién es él mismo para actuar solo por instinto, como los perros de caza que rastrean su presa. Es dejar de pensar si algo te conviene, perder la parte racional.

También hablas de amor espía. Nosotros hemos espiado en tu Instagram. Grabas mucho en tu habitación, junto a tu poster de 'Taxi Driver'. ¿Todo queda en casa?

Soy supercasera. (¿Vives con tus padres?) Vivo con mi hermana Natalia (son gemelas idénticas), en una casa superbonita. Es muy pequeña pero la tenemos muy guay, con un ambiente muy árabe y, sí, ahí lo hago todo, en mi habitación. Antes cuando vivía con mis padres también mi cuarto era mi refugio, donde componía.

En esta canción, ‘Coyotes’, metes un matiz aflamencado que no está en tus anteriores canciones.

Fue todo un descubrimiento. Siempre he ido a clases de canto, he tenido interés por tener una técnica vocal guay, controlada, y el rollo flamenco siempre me ha gustado. Un día mi padre me contrató para que le hiciera una versión de una canción Carlos Cano, ¡también mi padre qué cosas se inventa para dejarme dinero, el pobre se agobia! Ahí probé esos matices y me gustó un montón y quise potenciarlo. Es mucho más divertido de cantar porque es un reto. En el disco anterior, ‘Año x’, la voz es muy dulce pero más lineal; este es más dramático, intenso, requiere más control.>

Así que lo que escucharemos a partir de ahora irá por este camino.

No todo pero sí hay un deje, una pincelada. Estamos preparando el siguiente disco, ‘La costa de los mosquitos’, y en general tiene como temática las obsesiones llevadas a distintos niveles. Algunas de estas canciones se podrán escuchar en el concierto de la Sala Berlanga, en Madrid, el miércoles 14 de febrero.

Al que llegas con las entradas agotadas.

Sí, ¡es la primera vez que agoto conciertos!

Creo que no siempre tuviste tan clara tu vocación musical.

Estudié Diseño Gráfico, de Formación Profesional. Cuando empecé, lo odiaba. Era una etapa difícil de mi vida, me veía sin opciones porque llevaba una media muy baja del bachillerato y tenía que hacer algo. Al final el Diseño Gráfico me ha dado muchísimo porque gracias a él pude empezar a trabajar y pagarme parte de una carrera de música que era muy, muy cara y que mis padres no se podían permitir.

Dices que no sacabas buenas notas pero supongo que en Lengua y Literatura, sería otra cosa.

Suspendía y, a la vez, escribía, que siempre me ha gustado, y me presentaba a concursos literarios y los ganaba. Un sinsentido. Siempre he sido un poco hippy con las cosas de normas… En general en los estudios era un poco dispersa, me costaba concentrarme. Creo que está superestablecido cómo debe ser la educación y qué es importante saber, pero hay cosas a las que no se les da importancia y son superimportantes.

¿Por ejemplo?

Educación musical mismamente. Aporta muchísimo a la gente. Hay que dar importancia a cosas emocionales, aunque esta palabra es un poco peligrosa. Habría que atender la personalidad de cada niño, lo que hay hoy es trabajo en cadena. En mi caso lo pasé fatal en el instituto y en el colegio porque me tachaban de inválida, yo dedicaba tiempo a estudiar pero no aprobaba porque me costaba concentrarme. Todo eso me ha hecho llevar una etiqueta de fracaso, repetidora…

¿Todo cambió al salir del instituto?

Al finalizar esos estudios parece que se te abre un mundo y que al fin puedes elegir pero yo no pude elegir porque llevaba una media muy baja y todo necesita tanta nota... Con esa educación, si alguien tiene un proceso para aprender diferente, se convierte en una persona inválida. Cada niño es un mundo. Hay niños en los que funciona ese tipo de educación y otros a los que haces polvo. Y creo que hay gente por ahí que tiene un potencial increíble y no lo sabe. En mi caso, fue a partir de juntarme con cierta gente lo que permitió que floreciera lo de la música. Era un momento que no tenía da que perder porque me parecía que el mundo era muy gris.

¿El ver todo gris te ayudó a componer?

Sí, era 2010 y aquello me sirvió porque fue al sentir que no tenía nada que perder, cuando desaparecieron un montón de barreras que tenía autoimpuestas. Es que ni me planteaba que pudiera tocar un instrumento, me flipaba la música en directo pero para mí era una cosa anulada en mi cabeza.

¿Te sentías incapaz o te habían hecho sentirte incapaz?

No sentía ni el concepto de capacidad. La educación actual es muy prisionera. No sabría cómo enfocarla, es muy complicado, pero en mi caso fue muy destructiva. Cuando desaparecieron las barreras, cogí una guitarra que había sido de mi tía de pequeña y empezó todo a salir.

Te has descrito en Instagram (un poco en broma) como una tipa dura, rarita, boba, odiadora de cumpleaños feliz… Es un retrato un tanto oscuro.

¿Odiadora de cumpleaños? He tenido momentos increíblemente malos por mis cumpleaños, pero creo que se ha roto la maldición. (risas).

Tampoco pareces tan oscura

Soy sonriente y muy social pero tengo una parte muy abstraída e introvertida y el concepto de la oscuridad me atrae.

Una de tus canciones se titula ‘Thelma y Louise’. ¿Crees que, como en el cine, la música también está viviendo su particular #MeToo?

Sí, están saliendo muchas cosas reivindicativas y hay festivales dedicados a fomentar la figura de la mujer. Creo que es necesario. También parece un tema complicado, en la carrera de música solo estábamos tres chicas y todos los demás eran chicos. No sé, en mi vivencia en la música creo que no se potencia más a los niños que a las niñas, pero ¿por qué éramos solo tres? No lo sé, igual va en algo de educación.

¿Tú has encontrado trabas por ser mujer en tu profesión que crees que no encuentran los hombres?

En general ser mujer es más difícil para todo. En la música, en concreto, es más complicado que te tomen en serio y se mira una barbaridad el físico; los chicos no tienen ese trato. Sobre todo en el mundo comercial, está todo muy enfocado a un prototipo de mujer muy concreto.

¿Hay algún estilo con el que te identifiques?

Antes iba rapada y parecía un niño, la verdad es que siempre me ha atraído la moda masculina. Me inspira muchísimo Frida khalo. Pero no soy una gran conocedora de la moda, no me considero como Rosalía que, de repente, te impone una moda.

¿Es ella una de tus musas?

Me encanta y la admiro. Hace una cosa diferente, con mucha personalidad y superpotente.

En Spotify dicen que si escuchas a Travis Birds, también te gustarán Zahara

Depedro me alucina. Yo soy mucho de obsesionarme por un grupo y ahora mismo estoy obsesionada con Ayak y Prok, que son unos raperos gemelos. Yo estaba super desenganchada del mundo del rap pero me saltaron ellos a partir de un vídeo de otra de mis musas, Nathy Peluso, y me encantaron. Nathy Pelusa me inspira como artista, son personas que rompen con un montón de cosas, ¡me la tatuaría en un brazo!

¿Y ahora? ¿Cómo ves tu carrera?

He aprendido a no hacerme castillos en el aire. Ya saqué un disco a la nada, fue duro, era poco realista en cuanto a expectativas y aunque estaba cuidado al detalle, se quedó guardado en un cajón. De aquella decepción he recibido lo de ‘El embarcadero’ como un regalo, una lotería, lo noto un montón pero nunca se sabe, hay cosas que escapan a tu control. Lo único que puedes hacer es quedarte orgulloso de tu trabajo. Y tratar de vivir de esto.

¿Hoy en día no puedes?

Hoy hago pequeños trabajos de diseño como freelance y también estoy trabajando en una biblioteca con niños, poquito tiempo pero necesito un fijo por poco que sea para cubrir la comida del mes.

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