Jesús Vidal y Gloria Ramos ('Campeones'): "La palabra discapacidad vale pero se fija en lo que no podemos hacer, no en lo que sí"

El punto de encuentro con Jesús Vidal y Gloria Ramos, protagonistas de ‘Campeones’, es un acto organizado por el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) en torno a la lectura de la novela 'Moby Dick'. Pero cuando esta da comienzo, allí no suena la obra de Herman Melville; al menos, de forma fidedigna. En su lugar, los actores leen una versión donde todas las palabras que contienen la letra 'e' han sido reemplazadas por otras sin ella.

Así, al capitán Ahab no le falta una pierna, sino un brazo, y la famosa ballena muta en 'pulpo'. Todo para demostrar que aunque "la historia cambie, puede ser igualmente maravillosa", explican desde la asociación, en un símil con el colectivo al que representan.

Jesús Vidal y Gloria Ramos participan leyendo un fragmento cada uno: el primero (Premio Goya a mejor actor revelación, licenciado en Filología, con solo un 10% de visión), pegando la cara al papel para reconocer bien las letras que le han asignado; la segunda (diplomada en Educación Infantil, dependienta, actriz), con súbitos atropellos que hacen que las palabras que se le atascan, salgan segundos después triunfales, más queridas y reforzadas.

Llega la hora de la entrevista. Gloria tiene prisa. No habla mucho pero tiene salidas desternillantes. "Buena pregunta", dice con una sonrisa pícara, haciendo reír a todos. O dice "monísimo", cuando se le pregunta por el acto. Antes de que su tía y su madre expliquen que se tienen que ir volando, le da tiempo a darnos algunas pistas sobre su vida: desde que se estrenó 'Campeones', se ha convertido en uno de los reclamos de la tienda de calzado en la que trabaja en Madrid, donde no deja de venir gente para hacerse selfies con ella; quiere seguir siendo actriz y, atención, pronto la veremos en alguna serie de televisión.

Desaparece entre peticiones de más selfies y nos quedamos a solas con Jesús Vidal, que nos cuenta su 'visión' de la discapacidad visual (como la suya) y de la discapacidad intelectual, que ha conocido de cerca gracias, entre otras cosas, a sus compañeros en 'Campeones'. Empezamos.

Habéis participado en una lectura en la que no habías letras ‘e’. En tu vida, ¿falta o sobra alguna letra?

No, en mi vida no faltan letras y hay muchas 'e'.

Se habla de personas con diversidad funcional, discapacitados, personas con capacidades diferentes… ¿cuál es el término adecuado?

A mí me gusta decir 'personas diferentes' o 'persona con diferencia' porque entiendo que una diferencia de incapacidad no es tan distinta, por ejemplo, a las diferencias culturales, diferencias de orientación sexual o raciales… Es simplemente una diferencia más de la persona que, al final, lo único que hace es enriquecer.

Mucha gente está perdida con el lenguaje. ¿Y en qué más?

Lo que yo creo es que el término discapacidad, aunque es válido operativamente, se fija en lo que las personas no podemos hacer, y no en lo que sí podemos hacer, por eso no me gusta.

Aquí se ha hablado de los monstruos o barreras del día a día. ¿Cuáles son las peores: las que se pone uno mismo o las que ponen los demás?

A mí, de las barreras que me han puesto, no he hecho caso a ninguna, las he roto todas. No hay barreras, el tiempo y la vida te ponen en tu sitio y el techo se alcanza únicamente cuando se termina la vida.

También se ha dicho que hay que luchar contra la segregación. ¿Te has sentido alguna vez separado?

He sentido que alguna vez ha sido complicado que la gente aceptara mi ceguera pero una cosa es sentir eso y otra cosa es que hay que seguir adelante para conseguir ganarse a esa gente.

Y esa gente...

Bueno, a lo mejor la otra gente tiene sus propias discapacidades no diagnosticadas y cosas que le cuestan y que tiene que superar. Yo no soy quien para creerme mejor que nadie.

¿Qué crees que hay que lograr todavía?

La película de ‘Campeones’ trata sobre la discapacidad intelectual y creo que para ese colectivo ha sido muy importante la visibilidad que le ha dado el filme porque, por un lado, las familias han aprendido que no tienen que cortar las alas a sus hijos y, por otra parte, la gente que lo ha visto desde fuera ha sentido que no tienen que tenerles miedo.

¿Crees que hay miedo ante la discapacidad?

Sí, creo que a la discapacidad intelectual se le tiene mucho miedo, hay mucho prejuicio y mucha barrera psicológica, y ‘Campeones’ ha roto eso.

¿Tú sentías algún tipo de prejuicio antes de la película que has superado con esta?

No. Al tener una discapacidad aunque visual, yo trato a la gente como personas y no tenía esas barreras, tampoco tenía paternalismo.

¿Ese es otro de los errores, el paternalismo?

Sí. Los trato como personas y veo sus defectos como veo los de otras personas. Entonces no les digo “lo haces todo fenomenal”, eso es lo peor que se puede hacer.

Hasta octubre de 2018, 100.000 personas con discapacidad intelectual y psicosocial no podían votar. ¿Qué piensas ante noticias así?

Yo soy ciego y siempre he votado, pero aunque no me toca directamente, me parece que era necesario que las personas con discapacidad intelectual pudieran votar. Y no me vale la excusa de que seguramente decidirían sus padres porque nadie mejor que los padres para decidir sobre ellos y, además, se ha visto en ‘Campeones’ y en alguna entrevista que algunos de mis compañeros tienen un perfil político muy acusado, unas ideas muy claras al respecto. ¿Por qué se va a coartar su libertad?

Tu discurso en los Goya

La visibilidad que se dio a la discapacidad en general y lo que supone para el reconocimiento artístico, no ya humanitario, de la discapacidad y lo que podemos aportar las personas diferentes en el mundo del arte y del cine.

¿Qué proyectos profesionales tienes al frente?

Hay proyectos de teatro muy bonitos, sobre todo uno que viene de la mano del Centro Dramático Nacional dirigido por Marco Paiva, director de la compañía Crinabel Teatro, y la actriz Nathalie Poza. Será un laboratorio dramático hispano-portugués. El resultado se podrá ver el día 21 de mayo en el Teatro Valle-Inclán en Madrid.