Camilla Läckberg: "Después de escribir tantas novelas policíacas, creo que podría cometer el crimen perfecto"

Cada una de sus obras desata pasiones detectivescas y ventas millonarias. Ahora, la autora sueca regresa con nueva novela y un título desafiante: 'Mujeres que no perdonan'.

Camilla Läckberg en su oficina de Invest in Her

Camilla Läckberg, en la oficina de Invest in Her, la firma integrada por mujeres que fundó en 2017.

/ FLAMINIA PELAZZI

Hace tres lustros, su ópera prima, 'La princesa de hielo', la convirtió en nueva promesa de la novela negra europea y motivo de orgullo de su madre, que presumía de ella en la sauna de Fjällbacka, su pueblo sueco natal. Desde entonces, Camilla Läckberg ha vendido más de 25 millones de ejemplares de su obra, es la autora más leída de su país, cuenta con el respaldo de la crítica y ha sido empresaria, participante de 'talent show', madre de cuatro hijos (fruto de tres matrimonios), cegadora inspiración de volantes flúor en alfombras rojas, musa de Instagram y ocasional escritora de cuentos infantiles y manuales de cocina.

Su última novela, 'Mujeres que no perdonan' (Planeta), cuenta la historia de tres mujeres que son maltratadas por sus parejas, y de un crimen perfecto. Trepidante. Hablamos con la autora.

En España vemos a Suecia como un símbolo de igualdad entre géneros, pero eso no lo refleja tu novela.

Suecia es uno de los países más igualitarios del mundo. Sin embargo, todavía los hombres tienen salarios más altos, solo el 10% pide la baja de paternidad y se ocupan menos de las tareas del hogar. Esto significa que en Suecia hay muchas mujeres estresadas porque además de trabajar fuera con jornada completa, tienen que encargarse del 80% de las responsabilidades de la casa y los hijos. Hacen la compra, piensan qué tienen que llevar los niños al cole…

Se nos cae el mito.

Sí, pero también es verdad que estamos mucho mejor que en otros países. Somos bastante iguales, pero no totalmente.

El taxista griego que me ha traído afirmaba que las suecas eran infieles e independientes, y que por eso los suecos han comenzado a buscar pareja en otros países… como uno de tus personajes.

Existe un movimiento del que se habla ahora mucho en Suecia y que está formado por hombres que se organizan online para buscar esposas en Tailandia, Vietnam… Echan de menos los viejos tiempos cuando las mujeres eran sumisas y obedientes, y no pueden soportar que las suecas tengan hoy capacidad para elegir que no quieren elegirlos.

Camilla Läckberg, en el show room de Bolon Lab Store, en Estocolmo

Camilla Läckberg, entre alfombras y diseño sueco en el show room de Bolon Lab Store.

/ FLAMINIA PELAZZI

Si las mujeres en tu novela se toman la justicia por su mano, ¿es porque no hay justicia?

Es uno de los mensajes de la novela pero esta sobre todo habla de poder y de quién lo ostenta. Cuando alguien te arrebata algo, si te vengas, recuperas el poder y las riendas.

¿Un asesinato por venganza, entonces, es justicia?

No, aunque pueda aparecer en alguno de mis libros, eso es pura ficción.

Los hombres más desalmados en tu novela son gente humilde. ¿El maltrato distingue entre clases sociales?

Pertenezco a una familia modesta de Fjällbacka, un pueblo pesquero, y tengo un pie en la clase obrera, por mis orígenes, y el otro en una clase más alta. Y lo que he encontrado es que los estudios y el dinero no tienen que ver con ser buena persona o no. La gente con buen corazón puede hacer cosas malas algunas veces y equivocarse, pero al final su bondad sale a la luz.

La escritora sueca Camilla Läckberg, en su oficina de Invest in Her en Estocolmo

Camilla Läckberg, en su oficina de Estocolmo. 

/ FLAMINIA PELAZZI

En tu obra las mujeres son las víctimas pero no parece que tú lo seas. Eres empresaria, novelista de éxito y da la impresión de que haces lo que quieres. ¿Lo haces?

Me ha costado bastantes años llegar hasta este punto y tomar el control de mi vida. Creo que hay muchas mujeres que se sienten atrapadas, creen que no pueden cambiar su situación y se rinden antes de intentarlo, olvidándose de sus sueños. Por lo general las mujeres pensamos que no somos suficientemente buenas y lo que mis libros intentan transmitir es que es posible. Yo era economista y soñaba con ser escritora. Si no hubiera creído que era posible, no hubiera ocurrido.

Además, has sido participante en un talent show, musa sensual en Instagram… Rompes con algunos de los estereotipos que se atribuyen a las escritoras.

Hay una nueva generación de escritores que hemos mostrado que los que se dedican a esta profesión ya no son señores mayores solitarios encerrados en una habitación. Yo soy mujer y tengo muchas compañeras que lo son y escribimos sobre crímenes. Puedo disfrutar estando tranquilamente en casa pero también con la televisión o participando en un reality. Y me gustan las redes, donde dialogo con mis lectores.

Y donde compartes parte de tu vida.

Siempre les pregunto a mis hijos adolescentes si las fotos que voy a subir les parecen bien antes de publicarlas. Pero soy una persona abierta, no tengo muchos esqueletos en el armario y no soy muy diferente de lo que muestro.

En cuanto a feminismo, ¿a qué categoría te suscribes?

La cuestión feminista es complicada, ha logrado muchos derechos esenciales pero también hay voces que hablan en su nombre con las que no estoy de acuerdo. No me gustan las críticas por llevar maquillaje, tacones… A mí me encanta maquillarme, la moda y hacerme las uñas, y también puedo ser una mujer independiente sobre tacones. El feminismo comienza a ser innecesario, a mí me gusta más el concepto de ‘humanización’. No creo que las mujeres sean mejor que los hombres ni los hombres mejor que las mujeres, creo en la igualdad. Mi deseo es que a mi hija no le haga falta saber qué es el feminismo ni para qué sirve. Me gustaría que se extinguiera por innecesario.

España es el país donde muchos de tus personajes quieren jubilarse. ¿Tú también?

Tengo mucha relación con España. Tras mi primer divorcio, estuve unos días en Madrid sola por primera vez durante mucho tiempo. Conocí a gente en la embajada que me llevó al concierto de Elvis Costello, a comer por ahí… fue la bomba. Todavía tengo allí amigos, como Eva, que cada vez que voy me lleva a sitios maravillosos que no conocen los turistas.

Españoles y suecos, ¿qué cosas nos unen y qué nos separan?

Los dos países tienen una gran relación: hay muchos suecos que viajan a España por turismo, Barcelona se ha convertido en un destino frecuente, junto con las islas Canarias. Los padres de mi marido pasan el verano en Torrevieja. Nos separa que los españoles son más espontáneos, muy abiertos… los suecos son más tímidos y en el primer contacto, mucho más reservados.

¿Un destino para tu próximo viaje?

Siempre me ha fascinado lo oscuro, los misterios, las historias de asesinatos… Mi gran sueño y el de dos de mis amigas es el de viajar a una de las granjas de cadáveres que tiene el FBI en Estados Unidos y que son laboratorios forenses donde se estudia qué pasa con un cuerpo tras su muerte. A lo mejor ponen un cuerpo en una bañera, o a la intemperie, y filman y analizan cómo se descompone. Todo eso ayuda después a resolver crímenes.

Después de haber escrito tantas novelas de crímenes. ¿Crees que podrías cometer uno sin ser descubierta?

Totalmente. Mi primer esposo decía: “Si desaparezco, cavad en el jardín”. Pero estaba muy equivocado, ¡yo nunca haría algo tan simple! Si entierras un cuerpo en el jardín la tierra se hunde y te delataría. Sí, me veo capaz de cometer el crimen perfecto.

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