Enric Auquer: " Prefiero seguir teniendo cojones y cagarla arriesgando, que no quedarme en lo fácil"

El catalán, Goya al Actor Revelación 2020, estrena 'La línea invisible' (8 abril, Movistar+, en abierto). Una serie que cuenta por qué ETA comenzó a matar. Imprescindible.

Enric Auquer en 'La línea invisible', de Movistar +

El actor Enric Auquer en su papel de José Antonio Etxebarrieta, dirigente de ETA.

/ Movistar +

Es el hombre del momento, el actor de quien todo el mundo habla, uno de aquellos hallazgos que pasan muy de tarde en tarde en el cine español y que dejan sin palabras. Pero este actor de 31 años lo ha conseguido. Si aún no le has disfrutado en la serie de Leticia Dolera, 'Vida perfecta' o en 'Quien a hierro mata', la peli de Paco Plaza, te estás perdiendo a uno de los grandes de su generación.

¿Eres un actor versátil al que le va la marcha? Porque los dos últimos papeles son arriesgados y complejos…

Bueno, tampoco renuncio al confort, ¿eh? (risas). Hay que calibrar un poco entre lo cómodo y el riesgo, pero hay una pulsión artística de jugársela, sí. Ayer me preguntaban si los premios y todo lo que me ha pasado me paraliza y yo contaba que es inevitable... pero todo lo que me aleje de arriesgarme es malo. Al final, las expectativas las ponen los demás y yo espero que me perdonéis si algún día hago un mal trabajo. Picasso también pintaba malos cuadros. Y no me quiero comparar con él, pero al fin y al cabo prefiero seguir teniendo cojones y cagarla arriesgando, que no quedarme en lo fácil. Porque en el riesgo está la búsqueda y lo divertido del arte. Y me gusta.

¿Cómo te definirías como actor y como persona?

Soy un actor sensible, que intenta humanizar siempre los personajes. También generoso y al que le gusta lanzarse. ¿Como persona? Seguro que soy muy distinto… un poco Peter Pan. Tengo 31 años y, cuando estoy relajado, soy como un niño de diez. Hago bromas, soy exhibicionista, cachondo… me cuesta ser serio. También sé ponerme, pero no soy intensito.

Joaquin Oristrell, La Fura, Lluís Pasqual, Paco Plaza y ahora Mariano Barroso… parece que quien te descubre, se queda contigo…

Bueno, mis inicios fueron bastante tardíos. Mi madre insistió en que me apuntara a una escuela que se llamaba El Timbal, en Barcelona, porque era un fracaso escolar; el patrón del actor disléxico, TDA, hiperactivo... Luego me presenté al casting de 'Dieta mediterránea' y Joaquín Oristrell me escogió para un pequeño papel en el cine. Con un día y medio de rodaje, ya sabía que me quería dedicar a esto. Hice con La Fura dels Baus ‘Titus Andronicus’ y cosillas con la compañía La Perla 29, de Oriol Broggi. Fue entonces cuando mi hermana pequeña y dos de mis primos entraron a estudiar en la ESCAC y comencé a hacer cortos con su pandilla. Aprendimos juntos las herramientas del cine. Al mismo tiempo, además de la tv-movie ‘Ebre, del bressol a la batalla’, entré en el teatro profesional y Lluís Pasqual me fichó para la obra ‘In memoriam’. En el María Guerrero conocí a la directora de cásting Arantza Vélez, que me propuso el papel de ‘Quien a hierro mata’.

¿La mitad del éxito de un actor está en el combo director-guión?

Totalmente. Desde mi experiencia, te digo que cien por cien. A mí este año nadie me ha tocado con una varita mágica, sino que he tenido buenos proyectos, buenos guiones y unos equipos brutales, desde el resto del reparto a todo el equipo técnico y artístico. Yo he vivido de todo, desde estar bien acompañado hasta no estarlo y es un punto de inflexión absoluto para poder hacer un buen trabajo… cómo te guían, cómo te acompañan y cómo te saben leer y dar alas para que tu creatividad vaya sumando y creciendo. El 50% es un buen guión, el 30% es un buen acompañamiento del director y del equipo y el otro 20% es lo que tú puedas sumarle.

El actor catalán en 'La línea invisible'.

El actor catalán, uno de los protagonistas de 'La línea invisible'.

/ Movistar +

Ahora se estrena ‘La línea invisible’… ¿qué te empujó a aceptar este papel, además de que estuviera tu gran amigo Àlex Monner?

Pues el hecho de ser actor, porque yo hice tres castings para optar a esta serie y en ese momento a mí nadie me conocía, aún no había estrenado nada, ni serie ni película… Era un absoluto desconocido en el mundo audiovisual, no me avalaba ninguna trayectoria, pero yo tenía ganas de más. Al final quedamos tres personas para hacer este personaje… y como Àlex y yo somos como hermanos en la vida real, le dijo al director que con quien mejor podría trabajar y crear una relación de verdad sería conmigo. Y eso me dio puntitos (risas).

¿Ya era hora de que empezáramos a hablar de ETA desde todas las perspectivas?

Yo creo que sí. Ahora, porque ETA dejó las armas, porque es un problema “pasado” y porque el País Vasco está siendo muy responsable con su historia y está haciendo un trabajo de sanación social y de compromiso al resolver sus diferencias internas. Gracias a que dentro del País Vasco se está trabajando muy a fondo en esto -mucho más que en el resto del Estado-, que son todos muy conscientes y que no se hace electoralismo político con el sufrimiento, se ha abierto la veda a poder hablar de ello. Gracias a la responsabilidad del pueblo vasco.

¿Te has leído “Patria”, el libro de Fernando Aramburu? Iban a estrenar la serie...

Lo empecé y lo dejé… no lo he acabado. Pero creo que “La línea invisible” y “Patria” son dos series muy distintas. Nosotros no estamos contando a una ETA ya organizada, la de los años 80 y los 90. Nuestra ETA es una organización joven, en un contexto preconstitucional, de unos chavales idealistas que luchan con la política contra una represión muy clara, una dictadura franquista, inspirados en luchas como la de Argelia o la de Cuba, que son revoluciones épicas. Matar por ideología es una barbaridad, es fascismo puro y duro, sobre todo existiendo democracia. Pero hay que ponerse en el contexto de la postguerra (una Civil y dos Mundiales) y de que la lucha armada, en ese contexto, era la opción más lógica porque políticamente no se podía avanzar con la dictadura, no había democracia.

¿Cuándo podremos ver una serie así sobre Cataluña? ¿O primero hay que distanciarse, solucionar conflictos…?

¡Uf! Yo creo que queda mucho… En Cataluña hay mucho sufrimiento aún por las dos partes, que andan muy desencontradas. Creo que mientras haya presos en la cárcel va a ser imposible del todo. Y no sólo presos, si no gente que está sufriendo multas… hay mucho por sanar. Es un problema que está absolutamente vivo.

¿Qué te parece la iniciativa de dar los dos primeros capítulos de la serie en abierto, aprovechando que todos estamos en casa?

Estupenda. Cuanta más gente vea la serie, mejor para la historia, para la sociedad, para los jóvenes… Es un regalo.

Los actores lo tenéis más complicado para hacer algo conjunto por la redes, como está pasando con los músicos…

Las disciplinas artísticas son muy distintas… Siempre me han dado mucha envidia los pintores, escultores, fotógrafos o músicos, que pueden crear solos. Un actor lo tiene más complicado. Sí, podría aprenderme un monólogo de Calderón de la Barca o de Shakespeare, grabármelo y compartirlo pero…

Bueno, para eso tendrías que tener también redes sociales, que no es el caso…

¡Exacto! Con todo esto, tampoco me entero mucho de lo que está pasando (risas). Seguro que me pierdo cosas, como el vídeo de “Sobreviviré”, pero no las necesito de momento… Vivo muy tranquilo, la verdad. Tengo un huerto, juego con mi hija, hablo con mis padres porque estoy en su casa… nos hemos reencontrado. Y eso es más importante que las RRSS.

¿Ha habido un antes y un después de los papeles que has interpretado?

Sí, yo creo que de todos, pero desde el primero hasta el último, que ya es más evidente porque me ha llevado a lograr una aceptación de mi trabajo y que me ha colocado en un sitio en el que estoy súper agradecido. Estoy súper feliz.

¿Este parón te ha venido bien o ha truncado algún plan?

Hemos parado de rodar “Sky Rojo” (creada por Álex Pina y Esther Martínez, guionistas de ‘La Casa de Papel’, para Netflix), una serie que me tenía montado en el AVE todo el día, entre Madrid y Barcelona. Y me ha venido genial, porque estaba en una montaña rusa, haciendo miles de cosas… Han sido meses muy agobiantes con todo esto de los premios (un Goya al mejor Actor Revelación, dos Feroz y dos Gaudí) y las miles de entrevistas. Y este momento de parar, de pensar en mí, de conectarme me ha venido de lujo.

Formas parte de una generación de artistas catalanes que viene pisando fuerte y con mucha personalidad, ¿te sientes parte de un grupo?

Totalmente. Somos todos amigos y nos retroalimentamos muchísimo unos a otros, es un mundillo algo endogámico. Ellos son mi inspiración, mi banda poética, como explica Stefan Zweig en “El mundo de ayer”, con sus amigos descubriendo a Rilke en un primer manuscrito en una librería cuando tenían 16 años, así estilo romántico… así son mis amigos en Barcelona. Creamos, compartimos nuestros trabajos, nos enseñamos y apoyamos en nuestras pulsiones artísticas y poéticas, lo encuentro súper bonito y me siento tan acompañado… Creo que somos una generación preciosa de gente bonita con muchas ganas y muchas cosas que explicar.

Tú has tocado todos los palos: teatro, cine, tele, también el drama y la comedia… ¿qué te queda, un musical?

Noooo, canto fatal (risas). Me queda tanto por investigar, por hacer personajes nuevos con directores con los que quiero trabajar e historias distintas y retos imposibles y arriesgados… Tengo muchas ganas de hacer millones de cosas. Por ejemplo, escribir y dirigir. ¡Y el inglés! Que lo llevo fatal, soy un disléxico empedernido, por eso me apuntó mi madre al teatro…

¿Y cómo llevas que la gente te reconozca por la calle?

Buenooo, al no tener RRSS, la cosa va por oleadas. A veces me reconocen bastante, pero de repente ya no… Salí en ‘La resistencia’ y tuve una semana en Madrid de locos, pero se pasó… Todo va tan rápido. Y te das cuenta de que todo es tan efímero y tan mentira, que al final no le doy mucha importancia y vivo muy tranquilo. La gente que me para por la calle es súper maja, agradable… y como no tengo RRSS no tengo ‘haters’, no hay gente apoltronada desde su casa diciendo barbaridades sobre mí… pues mejor.

Enric Auquer, ganador de un Goya 2020

Enric Auquer, ganador del Goya al Actor Revelación.

/ Movistar +

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