¿Debería llevar a los niños a ver 'Coco', una película llena de gente muerta?

Nota: si no quieres dar respuestas, no vayas al lugar donde surgen las preguntas.

Coco de Pixar

'Coco' de Pixar, ¿demasiados esqueletos para el público infantil?

/ Pixar

'Coco', la nueva película de Pixar que acaba de llegar al cine, tiene muertos por todas partes. De hecho, aparte de Miguel —el joven protagonista—, su perro Dante y su querida bisabuela, prácticamente todo el reparto se compone de esqueletos a los que el niño conoce en su viaje al más allá durante el mágico Día de los Muertos. Y aunque las críticas, de momento, la señalan como una de las mejores producciones de Pixar, los padres que luego tendrán que levantarse a atender niños con pesadillas se preguntan: ¿será demasiado para ellos?

Podemos empezar diciendo que hace tiempo que Pixar le perdió el miedo a la muerte. Solo hay que ver la escena inicial de 'Buscando a Nemo', los primeros (maravillosos) cuatro minutos de 'Up' o el sacrificio de Bing Bong en 'Del revés' (nunca hemos llorado tanto a un personaje imaginario). Pero una cosa es abordar el asunto como trauma que desencadena la acción o como peripecia episódica y otra muy distinta dedicar toda una película infantil al hecho de que todos, irremisiblemente, moriremos algún día.

El departamento de marketing de Pixar, por supuesto, no va a dispararse en el pie con algo así. La visión de la muerte que ofrece 'Coco' es positiva y reconfortante: todos nuestros seres queridos mantienen su identidad tras la muerte y viven juntos en una dimensión paralela desde donde nos observan con cariño.

Esa tierra de los muertos, cortesía de la magia visual de Pixar, está llena de color y alegría. Y los esqueletos que la habitan son profundamente humanos y descacharrantemente cómicos. Vestidos, maquillados, 'enmostachados' y con grandes ojos inocentes, resultan mucho más abrazables que aterradores.

Pero siempre es peligroso juzgar el umbral del miedo a nuestra altura y no a la de los ojos infantiles. Algunos niños pueden considerar el colmo de la comicidad el hecho de que los esqueletos usen el desmembramiento como gag visual recurrente, pero a otros puede parecerles aterrador. Algunos pequeños pueden encontrar tranquilizador el hecho de que sus difuntos abuelos no se hayan disuelto en la nada; otros pueden caer en la cuenta, a mitad de un cubo gigante de palomitas, de que los miembros más ancianos de la familia pronto cruzarán ese umbral ('spoiler': sí, hay una muerte en 'Coco'; sí, es de un personaje central, al que los niños habrán cogido cariño a lo largo de la historia; no, es imposible que lo pasen por alto).

En Estados Unidos, de hecho, 'Coco' ha sido calificada como película 'PG' y no 'G' a secas, lo que significa que se recomienda a los padres usar su propio criterio y no acudir al cine a lo loco.

Algunas guías de cine infantil la desaconsejan para pequeños menores de cinco años, pero un filtro de seguridad más fiable y personalizado es ver el tráiler con los niños (y comprobar qué les parece todo este asunto en vivo) antes de comprar entradas.

Las familias con creencias religiosas encontrarán otro escollo a la hora de ir a ver 'Coco'. La cinta ha recibido críticas entre los medios de comunicación cristianos por su visión del mundo de ultratumba: un lugar en el que los difuntos continúan viviendo, exentos de carne y sobraditos de hueso, siempre que alguien les recuerde en la tierra de los vivos. Tan pronto como son olvidados, se desvanecen y nadie sabe qué es de ellos.

Este limbo antisistema, sin cielo, infierno, ni juicio divino, ha herido sensibilidades cristianas, especialmente porque toda la película es un homenaje al Día de los Muertos mexicano, una tradición de profundo significado católico.

Ojo, no es que los críticos cristianos entonen el “¡penitenciágite!” contra Pixar. Simplemente, no la recomiendan para niños pequeños que aún no tengan claro el sistema de itinerarios de la religión oficial.

Y lo cierto es que 'Coco' es una película trascendente, pero no religiosa; y el de Miguel es un viaje iniciático, el de un explorador en tierra ignota (que debe descubrir quién es él y lo que realmente importa en la vida), pero no el de un San Pablo en el camino de Damasco. El pequeño protagonista no verá la luz (religiosa) más allá de lo culturalmente imprescindible.

Así que ¿vamos o no vamos a ver 'Coco'? Es una película maravillosa, mágica y deslumbrante... pero puede resultar abrumadora para algunos niños, sobre todo si han sufrido una pérdida en la familia o tienen una irritante tendencia a extrapolar cine y realidad.

Muchos harán preguntas sobre el carácter finito de la vida y la inmanencia del alma (esperemos que no con esas palabras). Pero, en última instancia, permitir a los niños reflexionar sobre la muerte resulta necesario. Y más cuando se presenta, como en 'Coco', como un gran festejo familiar al que todos estamos invitados.

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