“Nuestros hijos serán más felices cuantas menos cosas necesiten”

El precioso libro 'Una cesta de cerezas' sirve a la educadora Alba Castellví para enseñar a los pequeños a ser responsables e independientes (y a los mayores, también).

Niños respeto
Niños respeto / IMDb

Lo primero que llama la atención de los cuentos que componen el libro ‘Una cesta de cerezas’, de Alba Castellví -editado en castellano Timunmas y en catalán Estrella Polar, ambas con mucho mimo y unas ilustraciones preciosas de Albert Arrayás- es que los relatos que lo componen sirven para crecer… Pero, ¿cómo te hace crecer una historia?, me pregunto y la autora me responde que aprendemos de mirar, de lo que ves, de lo que encuentras en tu entorno. “Un cuento te hace crecer a través de la experiencia vicaria, es decir, a través de las vivencias de otros, en este caso de sus protagonistas”, explica Castellví. “Cuando ves reflejada tu actitud, tu deseo o tu problema en un personaje al que le ocurren cosas relacionadas con ello, es fácil reflexionar acerca de ti mismo y de tus posibilidades”, añade.

Ilustración del libro 'Una cesta de cerezas'

Ilustración del libro 'Una cesta de cerezas'.

/ D.R.

Socióloga, maestra, educadora, mediadora de familias y escritora, Alba Castellví se hizo conocida con ‘Educar sin gritar’, un best-seller que acumula ya ocho ediciones. Su nuevo libro presenta siete cuentos con los que ayuda de una manera lúdica a que tanto mayores como niños y niñas aprendan a educarse en la autonomía y la responsabilidad, sin dejar de lado temas actuales como cuáles son las limitaciones al ‘ocio electrónico’ o cómo afrontar las rabietas. “La frustración debe existir. Nadie se libra de sentirse frustrado alguna vez cuando no obtiene un resultado acorde con su expectativa, y lo único que podemos hacer es aprender a gestionar este sentimiento. Por eso es tan importante que los niños lo puedan experimentar: para que puedan aprender a asumirlo sin rabia, a sobreponerse para volver a intentar conseguir lo que desean o para renunciar de forma sana y tranquila, según el caso”, apunta mediadora de familias. que revela una clave para garantizar un crecimiento sano: “Si un niño nunca se siente frustrado porque los adultos le conceden todo lo que desea en cuanto lo desea, se le impide vivir una realidad para la cual debe prepararse durante su proceso de crecimiento”.

El libro ‘Una cesta de cerezas’ es como un soplo de libertad, de empatía y sabiduría, todo ello sin dejar de jugar ni de animar a promover las conversaciones entre adultos y pequeños. Muy importante, al final de cada cuento hay una guía didáctica para padres y madres con reflexiones educativas y una pequeña guía de conversación con ideas para hablar con los niños sobre los distintos valores de los que se hablan. Un recuerdo de los más importante: no dejar nunca de hablar con tus hijos. Repasamos los siete cuentos con Alba Castellví.

1. Aprender a controlar las rabietas. ¿Qué es lo más importante que han de tener en cuenta padres, madres y cuidadores ante el enfado descontrolado de un niños? Han de tener en cuenta que la rabia es una emoción normal ante la frustración y que controlarla es un aprendizaje que puede conllevar un tiempo. Los educadores pueden ayudar en este proceso con su actitud: prestar poca atención a la rabieta en sí, no conceder en ningún caso aquello que se reclama y mostrar formas alternativas de conseguir lo que uno quiere (posteriormente, no en el momento del enfado) son las tres cosas más importantes que hay que hacer para que la etapa de las rabietas no se alargue excesivamente.

2. Asumir responsabilidades. ¿Cuál serían las claves para conseguir que los peques se responsabilicen de sus actos y cómo les va a ayudar eso en su crecimiento? Asumir responsabilidades significa decidir libremente y dar respuesta a las consecuencias de lo que uno decide. Por eso la clave para conseguir que los niños sean cada vez más responsables es dejar que elijan y que vivan las consecuencias de sus elecciones. Esas consecuencias deben ser lógicas para que los pequeños puedan darse cuenta del sentido que tiene hacer las cosas de una forma o de otra. En el caso de Olga, la niña del cuento “¿Qué prefieres?”, su madre le da a elegir entre poner a lavar su ropa de deporte o no hacerlo, y como decide no hacerlo… no puede acudir a su entreno de básquet en la siguiente ocasión porque su ropa sigue sucia en la bolsa. No es fácil dejar que nuestros hijos se enfrenten a las consecuencias de sus actos cuando ello implica que tengan problemas. Sin embargo, es mucho más educativo que ahorrarles estas consecuencias.

3. Superar dificultades. ¿Qué herramientas podemos dar a los niños/as para que consigan afrontar las dificultades? A los niños a menudo les cuesta esforzarse cuando algo conlleva una dificultad. Para que se acostumbren a realizar esfuerzos cada vez mayores, podemos apoyarles en sus proyectos sin darles todas las soluciones ante las dificultades: mejor ayudarles más bien poco para que se sientan satisfechos de sus propios logros y también para que aprendan a esforzarse ante aquello que les motiva. También les ayudaremos a prepararse para superar dificultades si reconocemos sus progresos, sus pequeños éxitos, con frases animosas que señalen que están avanzando. Han de ser frases que pongan el acento en las actitudes y no en los resultados. Lo importante no es conseguir algo ahora, sino poner en juego las capacidades que algún día les permitirán conseguirlo. En este sentido, por ejemplo, si un niño tiene dificultades y no consigue su propósito, es bueno decirle: “Veo que lo estás intentando una y otra vez aunque te esté costando, esa es una muy buena actitud para conseguirlo en algún momento”.

4. Esfuerzo y autoestima. Este es un tema que preocupa mucho a los progenitores, ya que los niños en la actualidad quizá se vean más puestos en el punto de mira estético y por su presunta popularidad. ¿Cómo podemos ayudarles a aumentar su autoestima y qué beneficios les reporta? ¿Hasta qué punto está vinculado con el esfuerzo? En mis charlas y talleres para padres siempre lo afirmo categóricamente: la autoestima es el resultado de conseguir algo. Una autoestima bien fundamentada no tiene el origen en las alabanzas ni en la aceptación incondicionales, sino en la constatación de la propia capacidad. Cuando un niño se propone superar un reto y lo consigue, cuando logra un objetivo con esfuerzo, con maña o con inteligencia, se siente capaz y seguro: si ha conseguido eso, tal vez sea capaz también de conseguir otras cosas valiosas. Por tanto, para ayudar a los hijos a tener una autoestima que tenga una base firme y les sirva para avanzar seguros, podemos señalar sus progresos reales, como hace la madre de Lía en el cuento “Los ojos verdes de Lía”.

Portada del libro 'Una cesta de cerezas, siete cuentos para crecer', de Alba Castellví

Portada del libro 'Una cesta de cerezas, siete cuentos para crecer', de Alba Castellví.

/ D.R.

5. En los límites del ocio electrónico. ¿Qué ocurre si los menores dedican demasiado tiempo al mundo virtual? ¿Cómo negociarlo? Podría ocurrir que descuidasen demasiado algunas actividades del mundo físico que son imprescindibles para configurar una personalidad equilibrada, sana y capacitada para unas buenas relaciones con los demás (según estudios psiquiátricos, a más pantallas menos capacidad de empatizar). Para negociarlo los padres deben tener claro que hay que poner límites, adquirir criterios y controlar los contenidos. No todo el ocio electrónico, por el solo hecho de serlo, tiene las mismas implicaciones. Ser productores de videojuegos, por ejemplo, es mucho más interesante desde el punto de vista intelectual que ser meramente usuarios, y a los niños les encanta. Por eso los padres de Mario, en el cuento “El niño rata”, permiten que su hijo se divierta con Scratch, el programa de programación para niños.

6. Peques (in)dependientes. ¿Nos da miedo hacer responsables a los niños? ¿Crees que como progenitores tendemos a fomentar la dependencia de nuestros hijos? ¿Qué consecuencias puede tener esto y cómo combatirlo? Creo que intentamos evitar que nuestros hijos tengan problemas, lo cual es natural pero poco educativo. Nos cuesta mucho dejar que se enfrenten a las consecuencias de sus decisiones, tendemos a quitar todas las piedras de su camino… Lo cual no les permitirá prepararse para recorrer caminos accidentados en el futuro. Debemos dejar que nuestros hijos se equivoquen y que aprendan de sus errores. Al fin y al cabo, son niños con todas las necesidades cubiertas: los pequeños problemas a los que deben enfrentarse son propios de su edad y no les van a perjudicar en exceso. No pasa nada porque un niño no meriende si se le olvida el bocadillo, tenga un día problemas en el cole porque no haya hecho los deberes el día anterior o se lastime un dedo por usar un martillo. Si nunca puede usarlo, ¿cómo va a aprender a utilizarlo? En el mismo sentido: deben aprender a hacer por su cuenta cosas que a menudo solventamos los padres: vestirse y atarse los zapatos, prepararse los bocadillos, gestionar su ropa de deporte… Enseñarles implica dedicarles tiempo y atención, pero les dota de autonomía y, en la medida en que constatan que son capaces de hacer las cosas por sí mismos, de autoestima.

7. Enseñar a valorar. En esta sociedad consumista y rápida, quizá este sea otro punto muy importante. ¿Cómo se transmite a los niños/as el valor de dar, a saber que menos es más y que no hace falta tener muchas cosas para ser feliz? Esta cuestión es una de las más importantes que podemos plantearnos como educadores. En el futuro, nuestros hijos no serán más felices en la medida en que tengan más cosas, sino que serán más felices cuantas menos cosas necesiten. Por tanto, hemos de estar alerta: no les colmemos de bienes materiales, puesto que ello genera una insatisfacción permanente. No nos avancemos a sus deseos, ya que ello les deja sin deseo propio. Ayudémosles a valorar aquello que tenemos sin comprarlo y sin lo cual seríamos efectivamente infelices: el cariño de los demás, amigos a los que querer, bienestar corporal… Podemos enseñarles a agradecer nuestra circunstancia privilegiada con solo constatar que vivimos mejor que la infinita mayoría de los habitantes del planeta. El último cuento del libro, sobre un regalo, trata justamente de ayudar a los padres a hacer que sus hijos reflexionen sobre esto a partir de la historia.

Alba Castellví, autora del libro 'Una cesta de cerezas'

La educadora Alba Castellví, autora del libro 'Una cesta de cerezas'.

/ D.R.

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