Cuando Chimamanda regañó a Hillary (sí, Clinton) y esta corrigió su Twitter

Cinco momentazos feministas de la escritora nigeriana, autora de la charla TED ‘'Todos deberíamos ser feministas'.

Chimamanda Adichie, en una foto de archivo

La escritora y activista Chimamanda Adichie.

/ Janette Pellegrini

Si el feminismo es dios, Chimamanda Ngozi Adichie es su profeta con mayor nivel de corrección ortográfica. A estas alturas, la escritora nigeriana es tan conocida por sus libros ('Medio sol amarillo', 'La flor púrpura', 'Americanah') como por su activismo en pro de la igualdad de género.

Su paso de escritora a activista empezó cuando rompió internet con una charla TED titulada 'Todos deberíamos ser feministas' -que se coló hasta en las canciones de Beyoncé y en los desfiles de Dior- y no pierde fuerza: hace solo unas semanas, se sumó al #MeToo relatando cómo, a los 17 años, un periodista de cierta importancia en Nigeria le había tocado los pechos en una reunión sobre el libro de poesía que Chimamanda intentaba publicar. Repasamos cinco momentos feministas en los que la escritora nos ha parecido digna de aplauso y ovación en pie.

1. Cuando, como decimos, puso en evidencia a la mismísima Hillary Clinton.

Hace unas semanas, en un festival literario, Ngozi Adichie reprochó (¡reprochó!) a Hillary Clinton el texto de su biografía de Twitter. “Esposa, madre, abuela, activista de la infancia, Primera Dama, senadora, secretaria de Estado, icono de pelo, aficionada a los trajes pantalón, candidata a la Presidencia en 2016”. "He consultado la bio de Bill Clinton… y no empieza con 'marido', arguyó la escritora. Hillary Clinton, una de las mujeres más poderosas del mundo, agachó la cabeza y prometió hacer algo al respecto. Ahora, su biografía la describe como: "Candidata demócrata a la Presidencia en 2016, secretaria de Estado, senadora, icono de pelo. Madre, esposa, doblemente abuela, abogada, activista, fan de dar paseos en el bosque y de defender la democracia”. Por si os lo preguntáis, que ya sabemos que estas son las cosas que os intrigan, con lo de “icono de pelo” se refería a esta foto que fue trending topic en su momento.

Hillary Clinton

Hillary Clinton

/ D. R.

2. Cuando dominó el arte de hacer virales textos feministas.

Todo empezó con ‘Todos deberíamos ser feministas’, una charla TED en la que, con mucha sencillez y serenidad, describía su viaje vital hacia la igualdad de género y daba razones de peso para que todos recorriéramos el mismo sendero. La pronunció en 2012 y corrió por las redes sociales como la pólvora. Se convirtió en lectura obligatoria en los institutos de Suecia, Beyoncé incluyó unas citas en su tema ‘Flawless’ y Maria Grazia Chiuri puso a las modelos de Diorcamisetas con el lema ‘We should all be feminists’en su desfile primavera verano del año pasado.

Pero la escritora no se detuvo ahí. En 2016 publicó en su cuenta de Facebook ‘Querida Ijeawele’, su respuesta en 15 puntos a una amiga que le preguntaba cómo educar a su recién nacida en la igualdad de género. "Número uno: sé una persona completa; la maternidad es maravillosa, pero no es lo único que te define”; “Número tres: jamás le digas que puede o no puede hacer algo por ser una chica”; “Número cuatro: ten cuidado con el “feminismo light”; “Número ocho: enséñale que su trabajo no es gustar a la gente”.¡

3. Cuando expresó sus preferencias políticas con aquello que mejor sabe hacer: literatura.

Le dedicó a Melania Trump, entonces en plena campaña electoral, una parodia de ‘La señora Dalloway’, de Virginia Woolf. La publicó el New York Times bajo el título ‘Los preparativos’, y narraba con exquisita flema británica los esfuerzos de la entonces futura primera dama por proteger el frágil ego de su marido, su enemistad con la hija de este, Ivanka, y todas las pequeñeces de su irritante vida de esposa florero. Remató la jugada un par de meses después, escribiendo, también en el New York Times, una emotiva carta de despedida para una Michelle Obama a punto de dejar la Casa Blanca: “Cuando hablaba, quería protegerla, porque hablaba a una América dispuesta a ver el aplomo de una mujer negra como arrogancia, su franqueza como presunción”, dijo.

4. Cuando se negó en redondo a disculparse por tener una opinión.

Nuestra Chimamanda asegura que una de las lacras de la educación femenina es la necesidad de complacer a todo el mundo. El año pasado predicó con el ejemplo. Dijo, en una entrevista, que la experiencia de las mujeres transexuales, que han vivido desde su nacimiento los privilegios masculinos, es diferente a las de las mujeres que han nacido como tales. Y se desató el infierno. La acusaron de transfobia y de negarles la condición de mujer a estas personas, y Twitter la vapuleó durante días. Sus asesores y agentes le recomendaron que se disculpara y emprendiera el ‘walk of shame’ que dicta la corrección política en estos casos. La escritora se negó: “No tengo nada por lo que disculparme y no me disculpo”, dijo. Explicó mejor sus argumentos y habló de los peligros de la ortodoxia rígida en el lenguaje. Y siguió a lo suyo, que esas novelas no van a escribirse solas.

5. Cuando abortó un 'mansplaining'. En la BBC. En directo.

En 2016, la BBC le tendió una emboscada y convirtió lo que ella pensaba que iba a ser una entrevista en solitario en un debate con Emmett Tyrrell Jr, periodista y fan fatal de Trump. La escritora encajó la sorpresa con serenidad y se dispuso a hablar de los (devastadores para ella) resultados de las elecciones estadounidenses… hasta que Tyrell defendió que Trump no era racista y dijo “yo no reacciono emocionalmente, como esta señora”. Todas estuvimos con Chimamanda cuando lo vio todo rojo, y más cuando, en vez de mandarlo a donde no le diera el sol como habríamos hecho nosotras, le respondió con gran dignidad: “Lo siento, pero es usted un hombre blanco, y como tal no tiene derecho a definir lo que es el racismo”. Tyrell Jr. le dedicó un texto bastante despectivo y sexista en el Washington Post, pero su rabieta no logró manchar la imagen serena y racional de Chimamanda defendiendo sus ideas. La escritora no ocultó lo mal que le había sentado la encerrona. Y ¿qué pasa cuando te enfadas con la poderosísima BBC y lo proclamas en tus redes sociales? Pues, al menos cuando eres Chimamanda y tienes más razón que un santo, que la BBC se te disculpa. Públicamente.

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