Andreu Buenafuente: "Soy un cansado con ganas"

El comediante televisivo  -como a Andreu Buenafuente le gusta definirse- presenta un libro a modo de diario ('Reír es la única salida', HarperCollins) donde podemos intuir a un tipo entrañable, de los que te llevarías a casa.

Andreu Buenafuente

Andreu afirma que esta es una época en la que queremos informarnos, pero no saber.

/ Movistar+

¡Uf! Ponerse delante de Andreu Buenafuente siempre es un reto para cualquier profesional, sea del oficio que sea: es brillante, rápido, incisivo... una mente inquieta. Pero si algo se intuye en su nuevo libro -escrito a modo de diario- es que el presentador de 'Late Motiv' también es de carne y hueso. En realidad es un tipo tierno y entrañable que nos recibe de forma amigable y virtual en su casa (mientras su mujer Silvia Abril se pasea por el fondo con una preciosa chilaba negra) y que nos deja asomarnos sin complejos a su interior. Fan de este hombre.

Ese ejercicio de sinceridad que has hecho al publicar este libro... ¿era necesario?

Hombre, eso nunca lo sabes, pero es que me lo pedía el cuerpo o la cabeza. Por la naturaleza del proyecto, que es contar tu vida y tu oficio, que están ahí tan enganchados, o había alta dosis de sinceridad o no tenía sentido. Yo creo que no es ningún mérito, si no que ha sido una obligación.

Dices que con tu programa, 'Late Motiv', recuperaste la dignidad y el rumbo... ¿por qué la perdiste?

Bueno, porque uno no puede siempre hacer exactamente lo que quiere. Y hay una etapa, sobre todo después de un programa fallido semanal en la que no hago la televisión que yo quería... y lo digo sin acritud, porque era la televisión que yo podía hacer en aquel momento, para la que me contrataban. Me sentía muy agradecido -yo siempre lo soy, siempre que me dan curro digo gracias-, pero no lleno. Me faltaba volver a recuperar el pulso del 'late' puro -homologable internacionalmente- y así se lo propuse a Movistar y casi en broma digo que el primer sorprendido fui yo (risas). Cuando me dijeron que sí contesté: "¿En serio?". Eso me dio una sensación de plenitud muy bonita que ha marcado todos estos últimos años.

¿Tu definición del optimismo sería: 'quitando lo malo, voy bien'?

Esa frase de Xoel López es maravillosa y me la hago mía. Y aprovecho para decir que yo me hago míos muchos de los pensamientos de los invitados. Siempre intento citarlos, porque hay algo muy mezquino que es dar píldoras de esas adjudicándotelas a ti mismo. Aprendo mucho de los invitados y siempre me gusta citarlos.

Más que un hombre optimista -intuyo en ti algunas sombras- ¿eres alguien en constante búsqueda, que no se acuesta sin haberlo intentado?

Bueno, sí que lo intento, al menos. Más que nada me rebelo contra el pesimismo y a veces la mala energía que me da la sensación que envuelve la sociedad y la vida. Ya hace años que me parece que el mundo está cabreado, oscuro, enfrentado, amenazado... y el pico ha sido la pandemia. A mí no me gusta vivir así... seguramente sea algo genético. Soy alguien que busca luz y quizás por eso me dedico a la comedia, que es una fábrica de luz brutal.

Andreu Buenafuente

Andreu afirma que esta es una época en la que queremos informarnos, pero no saber.

/ Movistar+

Tengo decenas de frases de tu libro que creo que te definen: un buscador de momentos, un cansado con ganas, un humorista no le tiene miedo a la vida... ¿tú con cuál te quedas?

Hay tantas... Por mi oficio, el buscador de momentos televisivos es lo más adecuado. Somos como detectores de pepitas de oro en los ríos y estar ahí es maravilloso, pero de repente sale esa reacción, esa canción, esa respuesta, se para el tiempo y dices ¡buah! eso lo justifica todo. Y te anima a seguir, a seguir, a seguir...

En el prólogo del libro, Bob Pop asegura que Buenafuente no vale por lo que calla si no por lo que decide no callarse. De todos los temas que sueles tratar en tus monólogos de apertura (Trump, Pedro Sánchez, Rajoy, feminismo, talento, poder, dolor...), ¿cuál te toca más?

¡Buf! Me tocan todos, como a cualquier ciudadano que está en esta sociedad y vive con sus interlocutores, con la gente que manda, con los que deciden y gestionan nuestras vidas... A mí me toca todo y, gracias al programa, me toca más porque estoy en contacto con todos los temas: cada noche, el invitado pone el acento en un ángulo o en el otro... en la industria, en el poder, en la cultura... A veces, mi cabeza es una batidora que no puede llegar a procesar todas las reflexiones que pueden llegar a circular por un plató... Porque, aunque aparentemente es de comedia, nuestro programa también es de conversación y de reflexión. Soy un privilegiado, por estar en contacto con todo eso, pero al final me afecta y me toca todo.

Afirmas que el éxito es raro para el que no lo busca, ¿tú lo hiciste en algún momento de tu carrera?

Aunque soy bastante enemigo del concepto banal y vacío del éxito es también una media verdad, porque más que éxito, lo que nos dedicamos a este oficio de enseñar lo nuestro en una pantalla cada día, cada mes, cada año buscamos trascender en el buen sentido: que lo que hago le llegue al espectador y me lo destaque. Pero me gustaría lograr otras cosas: creo que todos buscamos amor, 'All you need is love', un valor que cada día que pasa considero más importante y también respeto, de tus compañeros y del público. El éxito, el prestigio son cosas intangibles, que no sabes dónde están y que seguramente lleguen al final de una carrera... El día a día es una búsqueda de respeto y eso empieza respetándose primero a uno mismo y a la propia profesión. Pero hay días de todo, esto no es perfecto.

Cuando Buenafuente se hunde, calla... ¿como en los diarios?

Si, yo soy muy de callarme, que no es nada recomendable, porque los expertos aseguran que hay que sacar lo malo... Pero como soy anticonflicto y antiviolencia verbal, me callo. Ya los que me conocen saben que si desaparezco por la puerta de atrás y no digo nada... Antes que ofender a un compañero, prefiero comérmelo yo. Soy así.

Una frase de la gran Gloria Fuertes: "Lo primero, la bondad. Lo segundo, el talento. Y aquí se acaba el cuento". ¿Qué hacemos con los malos y con mediocres?

Maravillosa frase. Y maravillosa poetisa, redescubierta hace algunos años y reeditada, por fortuna, para niños y para adultos. También hay una frase muy buena de Gary Oldman que dice: "Los mediocres siempre están en su mejor momento". Cuidado, no intentes cambiar la estupidez ni la maldad, simplemente apártate de ella, sigue tu camino de bondad, sin intentar acabar con ellas, tienen muy mal combatir. Eso es lo que he aprendido: te contamina y acabas siendo tú mala persona y eso no me gustaría.

Analizemos la frase: "Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer". Yo a Sílvia Abril he tenido el gustazo de conocerla y me impresionó gratísimamente. Ergo: ¿usted es un gran hombre?

Joder, sí. Y esto dicho sin ninguna ñonería, porque hay mucha sinceridad en el libro, en el que menciono continuamente a mi familia, a mi mujer y a mi hija Joana y mi entorno más cercano. Es una suerte: Sílvia es una fábrica de alegría constante, tiene una actitud ante la vida muy imitable, muy inspiradora. Y lo digo sinceramente, porque a estas alturas, después de los años que llevamos juntos, ya no tengo que hacerle la pelota. Pero sí que entiendo cómo se ha metido en mi vida y me ha hecho mejor persona... Aunque cuando me conoció yo tampoco estaba tan mal (risas).

¿Cómo buscas la alegría mientras las desgracias llegan solas?

Eso es muy jodido, porque como me dijo una vez una seguidora en un paso de cebra: "Gracias por traerme la alegría, porque las desgracias llegan solas". Me ha hecho pensar mucho toda la vida esa frase, porque es verdad que la tristeza de repente te invade por algo que no puedes controlar como la muerte de un amigo, un problema económico... pero la alegría es actitud, es búsqueda... es una especie de hada que si ve malas vibraciones se va, así que no puedes encallarte en los problemas. Hay que estar un poquito relajado, tampoco ser tonto ni leer el mundo, pero sí predispuesto a pasarlo bien. Y entonces sucede, es algo casi mágico: la buena energía atrae otras buenas energías. No sé si os habrá pasado que cuando estás tranquilo, sereno, te pasan cosas buenas. No debemos olvidarlo nunca.

Si una cámara te siguiera 24 horas... ¿cambiaríamos de opinión con respecto a ti, para bien o para mal?

Hombre, las 24 horas son muy exigentes (risas). No quieras verme cuando me despierto, ¿eh? Seguramente completarías la imagen de un tipo bastante normalito, lo único que estoy enamorado de esto y todo el día estoy haciendo tonterías como escribiendo o dibujando, pero no soy nada fuera de lo común. La gente diría: mira, este tío es bastante parecido a mí, pero tiene la suerte de que le pagan por hacer el tonto.

El martes 26 de mayo, 'Late Motiv' (Movistar +) volvió al plató después del confinamiento... ¿Por qué no habéis continuado emitiendo, como han hecho otros programas como 'El Hormiguero' (Antena 3)?

Porque queríamos hacer lo que estaba haciendo la mayoría de la sociedad, porque somos también ciudadanos. Cuando nos dice el gobierno que tenemos que quedarnos en casa, me pareció que teníamos que predicar con el ejemplo, ¿no? Pero ya de una manera muy directa, muy de piel, no quería poner en riesgo a nadie de mi equipo... No olvidemos que eran momentos muy duros y muy inciertos. Entonces nos fuimos todos para casa y nos inventamos el programa desde allí. Ahora, siguiendo también el desconfinamiento de la sociedad, hemos vuelto a retomarlo, pero muy lentamente, y por eso estamos también desescalando el programa.

Es que ahora más que nunca necesitamos el humor, para huir de la pena y de la crispación... Sobre todo de esta última, ¿no?

Llevamos cinco o seis años en este país -también extrapolable a todo el mundo- en los que la gente está muy cabreada, como si se resistiera con uñas y dientes a aplicar los cambios que, de una manera natural, está pidiendo la sociedad. Esto genera unas tensiones, un conservadurismo agresivo, un progresismo desenfocado... y todo se va metiendo en una olla hirviendo que es, muchas veces, irrespirable. Y es verdad -se nota también en el libro- que son los tiempos más complicados que me he encontrado en mi vida para hacer comedia. Pero bueno, también he aprendido que el mar no siempre está en calma y que hay que seguir navegando.

¿Y continúas escribiendo diarios actualmente (los publicados abarcan tres temporadas de 'Late Motiv', de 2016 a 2018)?

Sí, paré un tiempo, después de proyecto del libro, porque quedé un poco saturado y volví en septiembre de 2019, pero me tuve que operar de espalda, pasé un otoño terrible y, cuando ya me recuperaba, llegó la pandemia. Estoy pensando si soy yo el que, cada vez que se pone a escribir, la sociedad se vuelve muy cabrona. Si detecto que soy yo, no escribiré más.

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