Las nuevas madres solteras

Deciden adoptar en solitario, y pasar por un complicado embarazo burocrático para crear una familia. Ahora comparten su experiencia con nosotras.

Las nuevas madres solteras
Las nuevas madres solteras

Iniciar una adopción es una carrera de Patricia Coronado y Lucía obstáculos. Un difícil embarazo burocrático que dura entre dos y cuatro años, y para el que se necesitan entre 14.000 y 20.000 euros. Junto a los matrimonios de entre 36 y 47 años que no pueden tener hijos y que son el prototipo de quienes acuden a la adopción internacional, mes a mes aumenta el número de personas solas que toman esta decisión. Ya suponen el 13% de los adoptantes y, de ellos, el 92% son mujeres. Cuando la solicitud la hace una mujer en solitario –soltera, viuda o divorciada–, las dificultades se multiplican. Aunque la legislación española no pone trabas a la adopción en solitario, no todos los países tramitan estas solicitudes. Por ejemplo, casi ninguno de los latinoamericanos las autorizan si los solicitantes no son una pareja heterosexual casada.

El proceso

La adopción internacional en España no está unificada, cada comunidad autónoma tiene sus reglas. El proceso empieza con una reunión informativa; después, vendrán la solicitud de adopción, el informe de idoneidad, la elección del país y la decisión sobre los trámites. Todo el papeleo en el país elegido, incluido el acompañamiento durante los viajes –algunos países exigen hasta tres–, se puede hacer por libre o a través de las ECAI, empresas autorizadas por las CCAA, sin ánimo de lucro.

Patricia Coronado y Lucía

Es una mamá embelesada. Lucía nació en China hace veinte meses, tiene la sonrisa permanente y la capacidad de engatusar a todos. «No sé si será feliz conmigo, pero lo parece», asegura Patricia. Ella recuerda el proceso, que duró tres años, como un gran aprendizaje. Ni siquiera echa pestes del informe de idoneidad –la parte más criticada por la mayoría–: «Me acerqué a informarme sin saber nada. Sentía la necesidad de ser madre pero no la de tener un hijo biológico. Después de romper una larga relación, no me apetecía volver a empezar con nadie, así que me planteé hacerlo sola. Te sientes un bicho raro pero, al final, estás orgullosa de haberlo hecho sola. El proceso es difícil y se hace lento... ¡Fueron tantas tardes con la psicóloga y la trabajadora social para conseguir la idoneidad! Te preguntan por todo. Superado el informe, vas leyendo, hablando con otras familias… Hasta te vuelves más buena. Eso sí, esto no es una obra de caridad, en todo caso, la que me hace la niña a mí cada día. Lucía ha sido un milagro para todos.» Acaba de solicitar otra adopción. Durante el largo proceso, Patricia se enamoró, se casó, y ahora su marido también va a adoptar a Lucía.

Trinidad Moreno y Berta

Van juntas al cole. Trinidad es profesora y directora de un colegio de primaria. Su hija, nacida en Rusia, tiene seis años y reside en España desde junio. La adopción de Berta no ha sido muy larga –un año y medio–, pero a Trinidad se le ha hecho un tanto indiscreta: «He tenido que contar mi vida demasiadas veces. Lo peor es el afán por disuadirte; la Administración te dice que es difícil, que no todos lo consiguen, que necesitas dinero, paciencia, tiempo… Todo eso se multiplica si lo haces sola. Al final, me decidí por Rusia porque en muchos países no puedes adoptar si no estás casada.» Tuvo que hacer tres viajes antes de que le concedieran la adopción. «Es una discriminación que te den niñas mayores. Berta tiene seis años y adaptarnos es difícil para las dos, pero vale la pena. Reconozco que fue ella la que me adoptó a mí cuando me sonrió y me dio un beso. No lo olvidaré.»

Yolanda Torres y Sara

La historia de Yolanda es extraordinaria. La niña nació el 9 de diciembre de 2002 y diez días después, ya la tenía en sus brazos. «Sara es vietnamita, nació en un pueblecito al norte de Hanoi. Yo había hecho todos los trámites y me enteré de que Vietnam estaba a punto de cerrar las adopciones. Así que cogí un avión y fui a llevar los papeles en persona. Fue llegar y encontrarme a mi hija.» Ella, con su propia empresa de comunicación, es una mujer desenvuelta y acostumbrada a viajar. «Fue una aventura y me salió bien.» Es cierto, sin ECAIS ni intermediarios de por medi «Desde el principio, encontré gente dispuesta a ayudarme. El 19 de diciembre llegué a Hanoi, a las cinco de la tarde celebramos una reunión con la responsable de la adopción, y a las siete me sacaban la partida de nacimiento. No tuve tiempo de imaginarme nada. Cuando vi a Sara, tres días después, fue muy emocionante… y duro.» Yolanda asegura que no tiene ni un mal recuerd «Todo fue facilísimo. La verdad es que yo siempre había soñado con formar una familia de estas características.»

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