Si quieres salvar nuestro planeta escoge bien el champú o la olla que utilizas para cocinar

¿Te preocupa la salud del medio ambiente? Además de reclamar a los políticos y empresas que hagan algo, te contamos cómo ponerte manos a la obra desde ya.

Pequeños gestos para salvar el planeta

Pequeños gestos para salvar el planeta.

/ vadimguzhva

Si seguimos con nuestro modelo de consumo actual, necesitaríamos que existieran tres planetas Tierra para poder satisfacer nuestras necesidades en el año 2050. Pero no los hay. Según Naciones Unidas, esa es la fecha que marcará un antes y un después en nuestro mundo tal y como lo conocemos. ¿Cuántos años tendrás en 2050? Para entonces, nuestra vida sufrirá un cambio radical. En los océanos habrá más plástico que peces y las subidas de temperatura no serán una broma. Se podrían alcanzar los 50º en verano en Sevilla, por ejemplo, similares a las que alcanzan hoy en Arabia Saudita o Qatar. Eso supondrá, además de mareos por la calle y cambiar las terrazas por locales climatizados, que España deje de considerarse el huerto más prolífico y exquisito del sur de Europa. Por el contrario, nuestro suelo se irá desertificando paulatinamente. Adiós a la huerta y al vino español, todo ello pasará a cultivarse en el norte de Europa, que será el ‘nuevo Sur’ europeo. Tampoco nuestras playas se librarán de los cambios.<b>Climate Central</b> La organización independiente de científicos Climate Central ha elaborado un mapa interactivo que predice cómo afectará a la costa el aumento del nivel del mar. En él puedes buscar tu zona de favorita y ver cómo estará allá por 2050. Quizá te lleves un chasco y veas que habrá desaparecido. Algunas playas, como las de el Cabo de Gata en Almería, quedarán anegadas. En Cádiz quedarán bajo las aguas las de Zahara de los Atunes, El Palmar o Bolonia, mientras que en Galicia lo harán la de las Catedrales o el puerto de Burela (Lugo) y, en Valencia, la costa de El Saler a Cullera. También habrá ciudades muy afectadas, como Santander, Gijón, A Coruña y Vigo. Ibiza y Formentera perderían entre tres y nueve metros de costa, o sea que habría que decir adiós a calas como Santa Eulària y Sant Joan, o a Salines y al puerto de Ibiza. El mapa es escalofriante. Sin embargo, el más afectado sería el continente asiático. Allí la situación sería peor aún: se inundarían zonas de seis países -China, Bangladesh, India, Vietnam, Indonesia y Tailandia- por lo que 237 millones de personas verían sus casas inundadas.

Todos estos datos de los científicos hacen que deberían hacer que nos planteáramos nuestro día a día. Nuestro planeta necesita que todo el mundo de un paso al frente para empezar a cuidar el medioambiente y producir un verdadero cambio. Además de instar a políticos y empresas a plantearse sus prioridades -la primera debería de ser el cuidado de la Tierra, de nuestro futuro-, nos toca arrimar el hombro para vivir de forma más sostenible. Por eso te proponemos diez pasos para cuidar el medio ambiente en tu vida cotidiana. Y no olvides que el mejor residuo sea el que no se genera. Recuerda las 5 erres: Rechaza lo que no necesites, reduce lo que necesites, ‘re-usa’ lo que tienes o compra de segunda mano y recicla lo que no puedas rechazar, reducir, ni ‘re-usar.’ Y, si puedes, reincorpora, o sea haz compost de los residuos orgánicos, con todo lo que no solo dejarás de contaminar con tu huella, sino que además estarás ayudando al planeta de forma activa.

Compra a granel. En lo posible, ve a las tiendas que llenan tus propios envases o que te lo den en bolsas de papel o cartón reciclable. Hay establecimientos como Casa Ruíz Granel [https://casaruizgranel.com/] en Madrid y Barcelona, O graneiro de Amelia en Galicia, o Luz y Tierra en Málaga. En la mayoría de ellas no solo encuentras productos comestibles, sino también de limpieza del hogar y de cuidado personal; todo, a granel. Puedes llevar tus propios botes para que te los rellenen. En las tiendas de tu barrio, puedes llevar tus tuppers para que te pongan el embutido, pescado o carne directamente, te sorprenderá porque no serás el único cliente que lo pide: cada día hay más personas que luchan contra el cambio climático. En el supermercado, haz igual, pide rellenar tus botes o evitar poner tus compras en plástico. Y si no te dejan, por política de empresa, usa algunos minutos para quejarte por escrito. Las grandes compañías sí escuchan a los consumidores. Del mismo modo que comenzarona cobrar por las bolsas de plástico o a eliminarlas. Si somos muchos, se plantearán el cambio. Hay que empujarles porque nuestro planeta lo necesita. Además, lleva siempre tu propia bolsa de tela a la compra y rechaza aquellas de fibras sintéticas que regalan en los supermercados. Eso sí, si ya tienes una úsala porque, recuerda, se trata de no adquirir nada nuevo en lo posible. Y no olvides llevar siempre tu propia botella de agua fabricada en algún material reutilizable. Dejar de usar plástico de un solo uso, como bolsas, botellas, pajitas o envoltorios es fundamental. En España casi el 40% de los plásticos que se produce son envases, sobre todo de un solo uso, pero solo se recicla el 30%. Los demás acaban en el mar. En los océanos hay más de 12 millones de toneladas de plástico que afectan a más de 1.300 especies marinas, todo un continente formado por deshechos.

No despilfarres comida. Es uno de los puntos en los que más inciden Ongs como Greenpeace. En España cada año se tiran a la basura 1.339 millones de kilos de comida. Más del 84,2% de los productos que van a la basura (sobre todo frutas, hortalizas y lácteos) ni siquiera lo hemos tocado, los compramos, se ponen malos o caducan y… los tiramos. Aunque en nuestro país se comprometió a reducir el desperdicio de alimentos a la mitad para 2030, no solo no lo hemos hecho sino que ha aumentado: el año pasado tiramos un 8,9% más. En todo el mundo se desperdicia del 25 al 30% del total de alimentos que se producen y este derroche de alimentos causa entre el 8 y el 10% de las emisiones de efecto invernadero que genera el ser humano. Si quieres informarte, puedes consultar la ‘Estrategia nacional más alimento, menos desperdicio’. Además de los consumidores, también la restauración supone el 14% del desperdicio de alimentos. Además de racionalizar tus compras y ajustarte a lo que vas a usar, puedes probar con la premiada App Too Good to go que permite ‘salvar’ comida de empresas para que no la tiren y así aprovecharla.

Desconecta los electrodomésticos que no utilizas. La mayoría de nosotros deja el cable del cargador del móvil, por ejemplo, conectado todo el rato para evitarnos el volverlo a conectar cada vez. ¡Error! Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA) el derroche de energía eléctrica por dejar los aparatos eléctricos conectados en ‘stand by’ supone entre el 5% y el 10% del total de consumo de electricidad en el hogar. Eso no solo significa que gastas dinero de tu bolsillo, sino que estás malgastando energía que contamina. Usar regletas con interruptor para agrupar varios aparatos te permite desconectarlos fácilmente durante la noche o cuando no los vayas a usar. El ordenador -que consume el 7,4% de la electricidad de una casa- optimiza su consumo si bajas la iluminación de la pantalla, quitas el salvapantallas, lo apagas cuando no lo uses y desconectas los periféricos (o sea, cualquier cable conectado a él que no vayas a usar, ratón incluido). Además, si puedes plantéate el uso de fuentes de energía renovables, como instalar paneles solares en tu hogar o empresa o apostar por las compañías.

Come menos carne y lácteos. Según el grupo de expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, un 37% de las emisiones globales de gases responsables del efecto invernadero se producen como consecuencia de la producción de alimentos. Y el 80% de la superficie agrícola mundial se destina a producir alimentos para animales, una de las principales causas de deforestación en el mundo. Además, se destina el 70% del agua dulce a la producción de alimentos, y es la carne la que más necesita (15.400 litros de agua para producir 1 kilo de ternera; 8.700 litros si es de cordero; cerca de 6.000 litros de cerdo y 4.300 litros de pollo); España, por cierto, es el segundo país con mayor huella hídrica de Europa. En 2018, el sector agroalimentario produjo el 12% de las emisiones españolas, y mientras las emisiones del agrícola disminuyeron un 2,5, las ganaderas se incrementaron en un 1,4. Lo cierto es que España es el segundo país de Europa que más carne consume. Si eres amante de la carne lo primero, puedes probar la carne vegana ‘Beyond meat’,100% vegetal, con un alto aporte en proteínas (un 20%, igual que un filete) y cuyo sabor -a carne auténtica- te sorprenderá; detrás de esta marca están como inversores Bill Gates y Leonardo di Caprio. Para reducir el consumo de carne, los científicos animan a seguir la que denominan ‘la dieta de la salud planetaria’. Consiste en comer más verduras y legumbres, pero además apostar por los productos de producción local y de temporada, ecológicos en lo posible. Porque de poco sirve que reduzcamos el consumo de carne si luego compramos aguacate de Perú o naranjas de Sudáfrica: la huella del transporte eliminaría nuestro intento de ayudar al planeta. Tampoco vale si las manzanas que compramos están plastificadas.

Ajusta la temperatura a cada estación. Hay casas y empresas en las que se va en camiseta en invierno y con jersey en verano. Ocurre porque la calefacción está demasiado alta, mientras el aire acondicionado enfría demasiado. Todo ello, además de suponer un gasto económico, es un hachazo a la salud de nuestro planeta. Mejor ponte jersey en invierno y camiseta en verano. Ajusta el termostato de tu casa entre 19 y 21 grados, en invierno, y a una temperatura entre 24 y 26 grados en verano. No solo estarás ahorrando, sino cuidando del medioambiente y siendo más justo.

La ducha perfecta es corta y con poco caudal. El agua caliente es responsable del 26% de la factura de la luz que pagamos. Para controlar el agua que gastamos, puedes poner un sistema de control de caudal que nos permiten ahorrar hasta un 70% de agua durante el baño (suelen estar incorporados en el manguito de la ducha), además puedes evitar . Si tienes dudas sobre cuánto debería durar como máximo tu ducha, la Organización Mundial de la Salud (OMS) te lo deja bien claro: debe limitarse a cinco minutos para un uso sostenible de agua y energía que no supere los 95 litros de agua de consumo medio diario. Si tienes problemas para controlar el tiempo, ponte una alarma en el móvil o pon un par de canciones que duren 5 minutos aproximadamente, y empieza a ducharte de manera consciente. La media de los españoles en la ducha es de diez minutos, así que recortar esos cinco que sobran supondría un buen paso adelante. También puedes cerrar el grifo mientras te enjabonas y verter el agua fría que sale hasta que se calienta en el cubo para luego usarla para regar o para limpiar la casa.

Recupera la olla exprés. Las ollas a presión reducen hasta en un 70% tu consumo energético, un dato muy a tener en cuenta si quieres cuidar del planeta. Si te decantas por las tradicionales, recuerda que si las mantienes tapadas mantienen el calor y hacer que la cocción sea más eficiente, además, puedes utilizar el calor residual para apagar el fuego 10 minutos antes y que se termine de hacer la comida. Otro apunte para cocinar de forma más sostenible es usar sartenes y baterías de cocina de diámetro algo mayor que las placas, así la cocción es más rápida y puedes ahorrar hasta un 20% del consumo. Si vas a poner tu cocina, recuerda que las de inducción consumen menos electricidad que las vitrocerámicas. También puedes ajustar la temperatura del frigorífico entre 3 ºC y 7 ºC, y el congelador a -18 ºC. Por cada grado que bajas ahorras hasta un 5% de consumo. Y por último, intenta limpiar con productos sin tóxicos y evitar los accesorios de plástico para cocinar o guardar tus alimentos.

Bella sin microplásticos, ni embalajes. A través de tu cuidado puedes también luchar contra el cambio climático. Por ejemplo, elige productos sin envase. El champú sólido es perfecto para ello, además puedes buscarlos con componentes naturales y consigue que el cabello se auto regule. Pero lo mejor es que las consecuencias para el medio ambiente son inmensas. Un camión lleno de pastillas de champú sólido, por ejemplo, equivale a 15 camiones de champú liquido en lavados. Los puedes crear tu misma o optar por los de la firma Lush, una marca pionera cuya cofundadora, Mo Constantine, creó este producto totalmente sostenible en 1987. Cada pastilla dura entre 80 y 100 lavados (dependiendo del grosor, longitud y largo del pelo). En los últimos 14 años Lush ha vendido 41,3 millones de champús sólidos que han supuesto que 124 millones de botellas de plástico se dejen de fabricar, el equivalente a 3.100 toneladas de plástico que se le han ahorrado al planeta y tu puedes contribuir. Ante el éxito, Lush ha creado geles de ducha sólidos que, además de no tener empaquetado, no contienen ninguna base de jabón. Para cremas, se puede optar por productos que garanticen en su etiqueta que se pueden reciclar, busca el símbolo con las flechas blanca y negra dentro de un círculo, o que tengan alguno de los sellos ‘eco-friendly PE’, ‘Green PE’ y/o ‘HDPE PCR’, que indica que están fabricados con bioplástico que puede ser reutilizado. Además, es muy importante controlar que los productos de cuidado, especialmente en exfoliantes y maquillaje, pero también en pasta de dientes o cremas, incluidas las solares, no contengan microplásticos y microesferas como el polietileno, tereflalato de polietileno (PET) o metacrilato de polimetilo (PMMA). Si eres adicta a la purpurina, elige la biodegradable. Además de tener una fuerte presencia en los océanos, la fundación Tara Océan ha alertado de que también los ríos europeos están altamente contaminados por la presencia de microplásticos. Tras un estudio en nueve de los principales ríos de la UE, han dictaminado que el 100% de las aguas contenían microplásticos.

El (complejo) problema de vestir. La industria de la moda es la segunda más contaminante del problema. No hay forma de maquillar esta realidad, pero sí que hay cosas que se pueden hacer como consumidores. Lo primero, dejar de comprar por impulso. Lo segundo, revisar tu armario y donar o reutilizar todo aquello que no uses. Además, puedes optar por comprar de segunda mano contribuyendo así a la economía circular, una opción más sostenible. O hacerlo en las líneas más sostenibles de las firmas que te gustan, como H&M Conscious o Join Life de Zara. Además, la diseñadora industrial Victoria de Pereda, experta en sostenibilidad, propone alquilar la ropa para eventos especiales. Hay varias webs y tiendas como La más mona que ofrecen esta posibilidad, e incluso H&M está probando esta opción con una colección de 50 prendas a 33€ por semana. “Alquilar supone un ahorro, pero sobre todo no seguirás llenando el armario con prendas que apenas usas una o dos veces. Tenemos que aprender a comprar, o incluso a no hacerlo, de forma consciente por el bien de nuestro planeta y, en realidad, por el bien de todos”, apunta de Pereda. Directora del programa de másters de Diseño e Innovación en IED Madrid y creadora y responsable del Área de Sostenibilidad del centro, ella además anima a interesarse por el etiquetado de la ropa para saber de qué están hechas nuestras prendas, intentar en lo posible adquirir prendas que sean de materiales naturales o sintéticos, no mezclados porque hace más difícil el futuro reciclaje. Además, al lavar la ropa también contribuir al cuidado del medio ambiente. Intenta lavar solo cuando sea necesario y no uses ciclos de lavado delicado, generan más microfibras de plástico y gastan casi el doble de agua. Mejor ciclo normal y en frío. Para evitar ese vertido de microplásticos de la ropa al agua, puedes adquirir una bolsa de lavado y meter toda la ropa sintética o mezcla como los forros polares o tus vestidos de poliéster, los calcetines etc en ella. “Lo ideal sería que los fabricantes de lavadoras las vendieran con un filtro ya incorporado para evitar esos preocupantes vertidos de microplásticos al agua”, sugiere De Pereda, que acaba con un mensaje optimista: “Muchas empresas de moda ya se han puesto la pila y están haciendo propuestas muy diversas para que la industria deje de ser tan contaminante. Y nosotros podemos ser consumidores conscientes”.

Viajes sostenibles. Para moverte por la ciudad, lo recomendable es usar transporte público y/o bicicleta siempre que se pueda o, simplemente, caminar. Sin embargo, en el norte de Europa hay un tendencia que está ganando auge, el ‘flight shame’. Literalmente es vergüenza de volar. Promovido por los activistas contra el cambio climático, esta corriente de pensamiento apuesta por tomar conciencia del transporte más contaminante: el avión. Lo mejor sería reducirlo en lo posible y optar por el tren, el menos contaminante de los transportes. Si no puedes, otra opción es hacer como Bella Hadid y tratar de compensar. Obligada a viajar en avión casi constantemente por su trabajo, la modelo ha decidido intentar compensar su huella de carbono en lo posible. Para ello, ha donado a través de la Ong Tree Planted 600 árboles y ha explicado en su cuenta de Instagram que piensa seguir haciéndolo. demás, cuando vayas a hoteles, intenta evitar la (gran) tentación de usar las ‘amenities’, todas en plástico de un solo uso. Para evitarlo lleva tus productos (sólidos, mejor, que además evitan problemas al pasar los controles si viajas en avión). Y no olvides tu botella de agua recargable. Si vas a cenar a un restaurante, igual, pide agua del grifo si está buena en la ciudad, o embotellada en cristal. La cruzada anti-plástico te lo agradecerá.

SABER LAS CONSECUENCIAS, LA MEJOR FORMA DE CONCIENCIARSE

Infórmate. No hay mejor manera de plantar cara al cambio climático que la información y además, saber del tema hará que interiorices mejor las consecuencias y hagas tuya esta causa. Saber por qué ocurre te ayudará a encontrar razones por las que actuar y hacerlo ya. Algunos manuales, prácticos y muy didácticos te pueden ayudar. Si quieres comenzar ya tu cruzada, mejor píllalos online, en formato ebook, así no generarás residuos. ‘Al borde de un ataque de compras’, de Brenda Chávez (Debate), en este libro la activista ofrece 73 pautas ara tener una vida más sostenible, al tiempo que explica de manera sencilla y clara por qué son necesarias, perfecto para quienes se saben consumistas natos. (Plataforma)‘Mejor sin plástico’ (Plataforma), de Yurena González, autora de Ecoblog Nonoa, además de dar un montón de consejos, explica que hay un erre más importante aún que la de reciclar: rechazar. Por eso apuesta por rechazas el plástico y cualquier material de un solo uso que sea innecesario, así como comprar cosas que no necesitamos. ‘Zero Waste para salvar el mundo, de la escritora y divulgadora Ally Vispo creadora de la web sobre sostenibilidad y veganismo Viamalama cuenta en esta guía ilustrada los pasos básicos que debes dar para unirte a esta revolución verde y ayudar a salvar nuestro planeta. ‘Vivir sin plástico’ de Patricia Reina Toresano y Fernando Gómez Soria (Planeta), Patri y Fer montaron la web Vivir sin plástico para contar cómo se puede existir sin generar residuos, o haciéndolo al mínimo posible. Decidieron empezar por el plástico porque les parecía que era un material de complicado reciclaje y que contaminaba la naturaleza durante siglos.

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