No es fácil encontrar arquitectos con alma de anticuario, pero ese parece ser el mejor modo para definir a María José Cabré, una profesional de las proporciones y de los espacios limpios, «siempre que perduren en el tiempo y que tengan personalidad, un poco de historia». Una realidad que se percibe nada más entrar en su piso, un luminoso y pequeño dúplex con una planta completamente rectangular. «Derribamos todo, solo nos quedamos con las paredes maestras», dice, aunque admite que cuando vio el espacio por primera vez, hace ya tres años, le sedujo por su estructura. Techos de bovedilla catalana, gran profusión de ventanas y una coqueta distribución en dos alturas: ático y un pequeño sobreático, como si fuera un desván en dos coquetas plantas. ¿La guinda? Una espectacular terraza. Imposible negarse.
María Martín. Fotos Jordi Canosa. Estilismo Marta Feduchi.