Emprender en el pueblo: 11 testimonios sobre revitalizar, disfrutar y proteger el medio rural

El podcast ‘Paisajes Sonoros’ de la Red Española de Desarrollo Rural nos invita a descubrir algunas de las comarcas y territorios más especiales de nuestro país. En Woman.es hablamos con once de sus protagonistas, que decidieron apostar por su lugar de nacimiento, volver a sus raíces tras años fuera o dar un giro radical en busca de la calidad de vida que ofrecen los pueblos. Estas son sus historias.

Club de Montaña Daroca en Zaragoza, Aragón
Club de Montaña Daroca en Zaragoza, Aragón / Club de Montaña Daroca

De las cuevas de las Merindades de Burgos a la industria del esparto de Murcia pasando por el legado arqueológico de La Gomera y las viñas de La Rioja. España está repleta de rincones especiales con un gran patrimonio natural y cultural, todavía por descubrir para muchos. Para acercarnos a ellos, la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) ha lanzado el podcast ‘Paisajes Sonoros’, un recorrido por 15 comarcas y territorios de nuestra geografía de la mano de algunos de sus habitantes, quienes nos presentan la riqueza del territorio, los saberes y costumbres de su gente y sus ambiciosos proyectos, que bien merecen una visita. 

A continuación hablamos con algunas de las voces del mundo rural que se han unido para dar vida a la historias que componen esta iniciativa, cuyo objetivo no es solo impulsar el turismo rural y atraer visitantes a las comarcas, sino también preservar y difundir la profundidad cultural de estas regiones.

Sandra y Silvia, rederas del proyecto Red Era de San Vicente de la Barquera, en Cantabria

Recuperar los oficios en vías de extinción es una inquietud común de muchas zonas rurales de nuestro país. En el puerto de San Vicente de la Barquera podemos verlo en directo gracias al proyecto Red Era, en el que “rederas veteranas enseñan y pasan el testigo a las nuevas generaciones para que no se pierda el arte de coser las redes de pesca”, una función imprescindible en el entorno marinero y que, aseguran, no puede asumir una máquina porque “cada rotura es diferente: dependen de nosotras para seguir trabajando; si tienen una rotura, es necesario que vengan al muelle para que se la arreglemos”.

Silvia González, una de las integrantes del proyecto, lo aprendió “por relevo generacional, porque mi marido tiene un barco” explica, sin embargo su compañera Sandra García se interesó por el trabajo gracias a Red Era: “Mi familia no pertenecía al mundo marinero y, aunque sabía que existía, no había tenido oportunidad de aprenderlo”. Ahora, además de coser, reutilizan las redes en desuso para hacer bolsos y otros accesorios artesanales y ofrecen visitas guiadas mostrando su día a día: “Para poner en valor lo que hacemos, nos hemos formado y enseñamos la historia, los entresijos de la cofradía de pescadores y nuestro trabajo, tal como se hacía antiguamente, sentadas en el puerto y con una aguja como herramienta”.

Xune, chef y propietario del restaurante Monte de San Feliz, en Asturias 

El caso de Xune Andrade Álvarez es el de un emprendedor que, tras siete años viviendo en Madrid y cocinando en grandes restaurantes, volvió a su zona natal con un ambicioso proyecto en mente: “Huía de toda urbe, de toda aglomeración; había visto restaurantes que estaban deslocalizados y me apetecía mucho esa paz personal”. Entonces apareció San Feliz, una aldea de 20 habitantes del concejo de Lena y con las comunicaciones al alza gracias al AVE, que se convirtió en la ubicación perfecta para su restaurante, hoy en día reconocido con una Estrella Michelín

“Abrimos con una fórmula más humilde e informal, más pegado a lo que ya se conocía en la zona y luego fuimos desarrollándonos como restaurante gastronómico”, rememora. Con una filosofía de kilómetro 0, Xune se autoexige crear una cocina muy local, con productos de proximidad, en muchos casos, recolectados por él mismo: “Así cada vez entendemos mejor nuestro entorno y sabemos más de nuestra cultura”, apunta. 

De esta forma su restaurante cumple una doble misión: atraer y fijar población a través de los diferentes puestos de trabajo que proporciona y dar a conocer lo mejor de la gastronomía tradicional asturiana: “Intentamos ser un eslabón más en el futuro de nuestra zona, de nuestro territorio”, resume el chef.

María Sol y Alejandro, propietarios de la Casa Rural Naquela en Castroviejo, La Rioja

Otra historia igual de inspiradora es la de María Sol Porto Álvarez y Alejandro Gamba, una pareja que tras quince años dedicándose a la hostelería en Madrid decidieron “apostar por un proyecto más amable, más receptivo”. Como amantes del vino, centraron su búsqueda en La Rioja y así llegaron a Castroviejo, un pueblecito con 13 habitantes, rodeado de hayedo y monte, en el que fundaron su hotel rural, con seis habitaciones y un restaurante con seis mesas.

Casa Rural Naquela en Castroviejo, La Rioja

Casa Rural Naquela en Castroviejo, La Rioja

/ Casa Rural Naquela

“Venimos de la vieja escuela, donde se intenta que el cliente sea paisano, socializar, ser más cercanos… y en la ciudad cada vez es todo más aséptico. Por eso nos gustó la idea de retomar lo que nos enamoró de nuestro oficio, que es dar un buen servicio, que el cliente se sienta uno más y se lleve la mejor experiencia desde que entra en nuestra casa”, explican sobre su Casa Rural Naquela, donde ayudan a cada huésped a disfrutar de las vacaciones que desean. “Sabemos que el enoturismo y las bodegas mueven a un montón de gente, pero La Rioja es mucho más, de hecho solo en 20% es viña; todo lo demás es sierra y ríos: puedes montar en globo, pasear a caballo, hacer espeleología, barranquismo… el patrimonio natural y cultural es enorme”.

Miguel, director del centro de Ecoturismo Barbatona en Guadalajara, Castilla-La Mancha

Hacer de tu pasión tu trabajo es el objetivo de muchos individuos que deciden reinventarse. Uno de ellos es Miguel Viguría Hellín, director del Centro de Ecoturismo en la pedanía de Barbatona, en Sigüenza, en la Sierra Norte de Guadalajara. “Yo tenía un puesto de delegado comercial para una multinacional, bien remunerado y que me gustaba; pero siempre he tenido un vínculo con lo rural, soy de los privilegiados que tenemos pueblo y, después de meditarlo mucho, decidí desarrollar mi proyecto de vida en el medio rural”, nos cuenta.

Centro de Ecoturismo Barbatona en Guadalajara

Centro de Ecoturismo Barbatona en Guadalajara

/ Centro de Ecoturismo Barbatona

Ahora, desde el Centro de Ecoturismo Barbatona propone actividades basadas en el conocimiento del entorno natural, “para darle valor y respetar” un territorio que le fascina desde sus dos extremos: “En la parte más occidental disponemos de un entorno muy montañoso y la arquitectura negra tan particular; y, si nos pasamos a la parte más oriental, tenemos las salinas de interior más importantes de la península, el barranco del Río Dulce…”; todo ello sumado a “una gastronomía espectacular y un patrimonio cultural exagerado”.

No obstante, Miguel pone especial énfasis en la necesidad de “cuidar también los ecosistemas sociales, es decir, la gente que vivimos en estos lugares”. Así, llama la atención que su zona sea “el territorio más despoblado de Europa, una contraposición muy exótica teniendo en cuenta que está a una hora y media escasa de Madrid, donde viven más de seis millones de personas”, expone. “Creo que el trabajo que realizamos aporta mucho en ese sentido, haciendo que la gente pueda decidirse a quedarse a vivir aquí, a saber que existen oportunidades de desarrollo local”. 

Francisco, propietario de Activa Ruralsuite, en Cascante, Comunidad Foral de Navarra

Otro que decidió dar un cambio de vida radical fue Francisco de Irizar Fernández, aunque en su caso, bromea, fue la crisis de los 40 lo que le impulsó a dejar la ingeniería mecánica y dedicarse al turismo con una propuesta innovadora: “un hotel de campo con cero emisiones y totalmente adaptado para personas con movilidad reducida; en esa época, hace quince años, era un poco marciano, pero hoy son dos criterios presentes en los planes de turismo de todo el mundo”.

Activa Ruralsuite, en Cascante, Comunidad Foral de Navarra

Activa Ruralsuite, en Cascante, Comunidad Foral de Navarra

/ Activa Ruralsuite

A partir de ahí y aprovechando el tirón del Parque Natural y Reserva Mundial de la Biosfera de Bardenas, el gran atractivo turístico de la zona, este empresario ha podido montar también su propia agencia de viajes “para hacer eventos de grupos, team buildings…” y hasta una productora de cine que se nutre de “las 42.000 hectáreas de este desierto, el más grande de Europa, y los numerosos rodajes tanto de publicidad como de videoclips que acoge”.

Orgulloso de su tierra, Francisco insiste en la importancia de confiar en alguien que conozca bien la zona, “su flora, fauna, geología, historia…” cuando se hace una escapada. “Porque no es lo mismo ver un paisaje que que te cuenten su historia, que te lleven a los sitios emblemáticos y te recomienden los mejores bares para tomar unos pinchos.” ¿Su objetivo? “Ser ese amigo que no tienes cuando visitas la localidad”.

José, fundador del Club de Montaña Daroca en Zaragoza, Aragón

Cuidar y disfrutar de la naturaleza es un hilo conductor que une a muchos de los habitantes de los pueblos de toda España. En las comarcas de Jiloca (Teruel) y Campo de Daroca (Zaragoza) encontramos a José Moreno Camacho, un apasionado de la vida al aire libre que hace 35 años decidió fundar un club de montaña “para darle a la juventud del pueblo alguna actividad de ocio”

Club de Montaña Daroca en Zaragoza

Club de Montaña Daroca en Zaragoza

/ Club de Montaña Daroca

“Siempre he pensado que lo que no se conoce, no se quiere. Por eso empezamos enseñándole a la gente de la comarca su propia comarca, haciendo senderismo con críos y demás. Después hemos formado tres escuelas de escalada y ahora mismo funcionamos incluso como herramienta de turismo”, reconoce. “Tenemos sitios realmente interesantes que ver: el pueblo de Anento, la laguna de Gallocanta, el río Piedra… pero están muy poco explotados porque no hay ninguna empresa que se dedique a ello; por eso nosotros acompañamos a quien sea por el monte, limpiamos las sendas para que sean accesibles, organizamos actividades… siempre sin ánimo de lucro”.

De esta forma, aportan su granito de arena de manera altruista para atraer visitantes a la zona, “simplemente porque nos gusta nuestro territorio y queremos enseñarlo, que la gente lo conozca, y lo respete. Y, sobre todo, que vuelva”, recalca.

Alba, administrativa del Ecomuseo de Bicorp de La Canal de Navarrés, en Valencia, Comunidad Valenciana

El testimonio de Alba García Fernández también nos muestra cómo tira la tierra cuando estás fuera: “Después de muchos años viviendo lejos, cuando me ofrecieron el trabajo en el pueblo no me lo pensé”. Ahora trabaja en el centro de interpretación para una empresa arqueológica, el Ecomuseo de Bicorp de La Canal de Navarrés, en el que su tarea es tanto “recibir a los visitantes que vienen a las visitas guiadas”, como “hacer cartelería, atender las redes sociales, el teléfono, el mail…” Lo que le convenció del puesto no fue solo la cercanía, “tardo dos minutos caminando de mi casa al trabajo, así me puedo organizar de otra forma, tengo tiempo para mí”, resume; sino también “el hecho de trabajar de lo mío”, ya que estudió diseño gráfico.

El territorio Caroig-Xúquer-Serra Grossa del que proviene se conoce por su naturaleza, “por sus ríos, pozas y cascadas” y, también, por su arte rupestre y su yacimiento paleontológico con icnitas de dinosaurio, “un trocito de historia con muchísimo valor” que desde este centro de estudio ayudan a preservar y divulgar.

Clara, guía del Complejo de Ojo Guareña, en Burgos, Castilla y León

Muy similar es la historia de Clara López de San Vicente, nacida en la comarca burgalesa de Las Merindades y licenciada en Geografía e Historia que ahora trabaja en el complejo Ojo Guareña, un espacio natural de la Junta de Castilla y León que conforma el conjunto de cuevas más extenso de la Península Ibérica. “Estamos en una zona muy única”, asegura. “Cada recodo te sorprende: tenemos un poco de todo: la cascada más larga de España en el monte Santiago, un románico buenísimo en las iglesias, el puente natural de Puentedey, la cueva ermita de San Bernabé, una gastronomía maravillosa…”, enumera.

Complejo de Ojo Guareña, en Burgos

Complejo de Ojo Guareña, en Burgos

/ Complejo de Ojo Guareña

Su recomendación para quien vaya de paso es bajar el ritmo: “Sobre todo si se viene de la ciudad, hay que desconectar. En el pueblo se vive de una manera mucho más tranquila: hay que sentirlo, hay que olerlo, hay que parar, integrarse con la población local… Cualquiera que venga será bien recibido porque ponemos todo nuestro cariño en enseñar nuestra tierra, nuestra cultura y nuestras costumbres”, declara.

Antonio, cofundador del Museo del Esparto de Cieza, en la Región de Murcia

Si viajamos hasta la Región de Murcia encontramos a Antonio Balsalobre, que hace más de dos décadas se propuso “recuperar y dar a conocer la cultura del esparto”, un “valioso patrimonio inmaterial” y una industria que llegó a convertirse en seña de identidad del pueblo de Cieza durante el siglo pasado. 

Museo del Esparto de Cieza, en la Región de Murcia

Museo del Esparto de Cieza, en la Región de Murcia

/ Museo del Esparto de Cieza

“Con la llegada de los materiales de plástico en los años 70 se perdieron decenas de trabajos que habían dado de comer a toda una comarca”, recuerda este profesor ya jubilado y miembro fundador del Museo del Esparto de la localidad. En este espacio que a él le gusta llamar “el lugar de la memoria” no solo se conservan los enseres propios de esta actividad, sino que además se realizan demostraciones en vivo, “una experiencia artesanal única” en la que “los esparteros, que ya son mayores pero siguen al pie de cañón, hacen la cuerda como se hacía cientos de años atrás”. De esta forma el Museo promueve “la recuperación de los oficios antiguos que han desaparecido para las nuevas generaciones y el conocimiento de esta materia prima que está en el monte y con la que podemos hacer objetos sostenibles y ecológicos”.

Marisol, presidenta del Museo Etnográfico de Pipaón, en Álava, País Vasco

Cada vez son más los museos locales que se reinventan para atraer la atención de los visitantes. Es el caso del Museo Etnográfico de Pipaón, un pueblo de cuarenta habitantes de la Montaña Alavesa que una vez al año sale a la calle para “dar a conocer las vivencias de nuestros ancestros”.

Así lo cuenta Marisol Bedia Olabe, presidenta de este “museo, muy chiquitito, muy humilde”, que reúne aperos de labranza y todo tipo de utensilios donados por sus paisanos. “Un día de agosto, el único mes en el que se puede hacer la trilla, todos los del pueblo nos vestimos a la antigua usanza”; una forma de echar la vista atrás para “no dejar que se olvide cómo era la vida doméstica de finales del XIX y principios del XX” en la zona. 

“Somos personas orgullosas de lo nuestro, pero también somos acogedoras hacia aquellas que se acercan a nosotros”, asegura esta vitoriana que cada vez pasa más tiempo en el pueblo, del que desciende su marido. “En la ciudad tenemos muchas cosas, pero el mundo rural da tanto de sí a nivel de paz, de desestresarse…. A mí me parece un sueño”.

Juan Carlos, director del Museo Arqueológico de La Gomera, en las Islas Canarias

Esta misma línea sigue la historia de Juan Carlos Hernández Marrero, que demuestra que no hay que haber nacido en un lugar para pertenecer a él. “En el momento en el que tienes una pareja o un hijo, ya tienes una raíz puesta en esta tierra”, nos cuenta. Él se crió en Tenerife y, después de un tiempo trabajando en el extranjero, regresó a las Canarias pendiente de una plaza de arqueólogo que iba a salir en La Gomera. “La plaza nunca salió, pero yo me quedé ahí”, dice sonriente quien hoy en día es el director del Museo Arqueológico de la isla, el cual da trabajo a cuatro personas y recibe entre 4 y 5 mil visitantes cada año.

Museo Arqueológico de La Gomera

Museo Arqueológico de La Gomera

/ Museo Arqueológico de La Gomera

Después de reflexionar acerca de la función de los museos, decidieron “construir una red con otros pequeños museos, centros de interpretación, el Parque Nacional, las administraciones, empresas dedicadas al medio ambiente…”, de esta forma “hemos trabado una serie de relaciones y uno de nuestros puntos fuertes no es solamente la investigación, sino también la educación”, nos explica. Con este sistema quieren implicar tanto a los locales como a los que les visitan, a quienes reciben con los brazos abiertos: “Queremos que la persona que venga respete, pero también que se sienta parte de nosotros, como un invitado que se queda en tu casa y lo llevas a los mejores sitios de la isla”.

Paisajes Sonoros es una idea original de la Red Española de Desarrollo Rural, financiada por la Unión Europea-Fondos NextGeneration EU, a través del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

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