Cuatro mujeres que rompen estereotipos y hasta se suben a un eólico

Nos colamos en Iberdrola para conocer a cuatro mujeres que acaban con los tópicos y muestran que no hay límites de género. Tampoco en un sector con tan poca presencia femenina como el energético. Ellas, como referentes, nos están abriendo camino en él a todas.

8M: La igualdad de género en cifras

Imagen de Irene Cañibano.
Imagen de Irene Cañibano. / Iberdrola

El empleo femenino en el sector energético español se ha incrementado en los últimos años hasta llegar a un 27% del total. De este modo ha conseguido igualarse a la media del sector industrial. Sin embargo, y como ocurre en las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), los avances son lentos. Además, si nos fijamos en los puestos de decisión, las cifras disminuyen mucho.

Las razones por las que las niñas y adolescentes no se decantan por este tipo de estudios son complejas. Pese a ser las carreras con más trabajo y mejores sueldos, la estructura de la sociedad las empuja a pensar que no están hechas para ellas. Por eso es fundamental mostrar referentes, visibilizar a las mujeres profesionales que trabajan en el sector. Para encontrarlas, WOMAN se ha colado en la mayor empresa energética de nuestro país, Iberdrola. Pero no lo hemos hecho por su tamaño, sino por sus políticas de igualdad.

En el ranking de igualdad de género que ha elaborado Equileap, una de las organizaciones líderes en promover la equidad, Iberdrola es una de las 100 empresas incluidas. En la actualidad, la compañía cuenta con un 50% de consejeras independientes en su Consejo de Administración. Pero su objetivo es que las mujeres alcancen al menos el 30% en posiciones directivas para 2025.

También por la consolidación de la igualdad salarial y la protección de los empleados en materia de diversidad. Además, la presencia de mujeres en la compañía es transversal en los diferentes niveles empresariales. Entre ellas, destacamos a cuatro mujeres que se han convertido en referentes en su profesión. Estas son sus historias.

Imagen de Leire Eseverri

Imagen de Leire Eseverri

/ Iberdrola

Leire Eseverri, navarra de 23 años, es una de las tres únicas mujeres en España que trabaja como técnica de mantenimiento de un parque eólico. Lo hace en el de Elgea-Urkilla, en el País Vasco. Para lograr este puesto, estudió el grado universitario de Energías Renovables. Tras casi dos años en la empresa, reconoce que al principio “noté por parte de mis compañeros un trato algo distinto, intentando ayudarme en todo momento, aún yo sabiendo que podía hacer el trabajo”. Pero el tiempo demostró su habilidad y hoy destaca que “ahora nadie tiene un trato diferente hacia mí. Somos operadores de parque y hacemos los mismos trabajos indistintamente del género”. Sus fotos subida a uno de estos gigantes blancos impresionan. También su relajada sonrisa de felicidad allá arriba. Para ella, subir la primera vez a un aerogenerador fue cumplir un sueño. “Llevaba mucho tiempo insistiendo a mi compañero, pero por temas de seguridad no pude hasta pasadas unas semanas de trabajo”, recuerda. El día que iba a subir por primera vez confiesa que “tenía muchas ganas y algún nervio. Nunca había subido a uno, y aunque había estudiado la teoría, hasta que no estas arriba no te das cuenta realmente de las dimensiones y de todo lo que hay dentro de un aerogenerador”. Lo que más le sorprendió fue “el poco espacio que hay para estar en la nacelle [la estructura en la parte superior de la torre] y el pequeño balanceo que se siente”. Para ella, la experiencia fue muy satisfactoria. Le gustó tanto que asegura que “hoy en día tengo la suerte de poder subir siempre que haya que hacer un trabajo en estos.” Consciente de haber dado “un paso adelante en un sector casi enteramente masculino”, considera que “en el sector de las energías, y en concreto de la eólica, faltan más mujeres. Me gustaría poder ver de aquí a unos años a más operadoras de parques eólicos. Actualmente somos un pequeño porcentaje”. Por eso, anima “a todas las que hayan pensado en estudiar cualquier grado relacionado con las energías renovables a que lo hagan”.

Imagen de Irene Cañibano.

Imagen de Irene Cañibano.

/ Iberdrola

Irene Cañibano, palentina, 28 años, trabaja como Oficial de Operación Local y Mantenimiento en I-DE (Iberdrola Distribución Eléctrica) en Madrid. O sea, se sube a las líneas de tensión para evitar incidencias. Una labor tan espectacular, que reconoce que por la calle se le acumulan las anécdotas. “Las más graciosas me suceden con personas mayores, que te miran extrañadas cuando te ven vestida de verde y con casco”, cuenta. Pero destaca que las que más se sorprenden son “las mujeres mayores cuando abrimos un centro de transformación subterráneo. Me suelen decir, ‘¡pero hija como te vas tú a meter ahí dentro con lo oscuro que esta!’”. Su trabajo conlleva riesgos serios. Por eso, subraya que “lo más complicado en él es la seguridad,. Siempre tienes que tener presente, porque si algo sale mal puedes tener un percance”. Eso sí, esta aguerrida joven enseguida señala que “siguiendo siempre las reglas de seguridad que te imparte la compañía no deberías tener ningún problema”. Con todo, a ella lo que más le gusta de su labor es “subirme a los apoyos, me encanta y lo disfruto muchísimo llueva, haga aire o sol.” Además, gestiona y resuelve las reclamaciones de los clientes, las revisiones de centros de transformación y subestaciones, o la corrección de anomalías en las instalaciones. También configura equipos star, esos aparatos que mandan los datos de los contadores para poder emitir después las facturas. Para ello, se formó como técnico en Administración y Finanzas y luego en un Grado Superior de Sistemas Electrotécnicos, su verdadera vocación. En la actualidad, es la única mujer en su mismo puesto de trabajo en Madrid, pero destaca que sus compañeros “no por ser mujer me tratan diferente. Soy una más. Todos somos iguales y nos ayudamos entre todos”. Con todo, reconoce que “es raro ser de la pocas mujeres en el sector, pero eso también te hace más fuerte para seguir adelante y demostrar a todas las demás mujeres y niñas que les gusta esta rama o una parecida, que todo se puede en esta vida y que hay que ser fuertes para conseguirlo. Nada nos puede parar”, concluye. Por eso, va a celebrar este 8M “porque todavía queda mucho por conseguir. En muchos aspectos las mujeres seguimos siendo inferiores a los hombres y hay que conseguir es la igualdad para todos. Algún día lo conseguiremos”.

Imagen de María Sampedro.

Imagen de María Sampedro.

/ Iberdrol

María Sampedro, madrileña, 37 años, es la responsable de Análisis de Datos de Iberdrola Clientes. “Nos dedicamos a analizar los datos que tenemos de nuestros clientes para construir modelos matemáticos que ayuden a entender sus necesidades”, explica. Con esos modelos, les pueden ofrecer consejos 100% personalizados sobre cómo ahorrar y ser más eficientes. Gracias a esa labor, más de 4 millones de hogares han podido ahorrar un 5% de media de energía, lo que se traslada a su factura. De su labor, le fascina poder ayudar a las personas. Aparte, siente que “la monotonía no existe. Cada proyecto es diferente y somos afortunados porque nuestro mundo está en completa evolución. Cada vez hay más algoritmos de inteligencia artificial a nuestro alcance. Tener un trabajo que te permita evolucionar, aprender y ser creativo, es una suerte”. Además, celebra estar trabajando en un equipo formado mayoritariamente por mujeres, donde la igualdad es un hecho. “Tengo la suerte de estar rodeada de muchísimas profesionales, la apuesta por la igualdad de oportunidades es clara y mejora las cosas”, subraya. También recuerda que su sector es el que “nos va a llevar a un mundo más sostenible y eficiente a través de la electricidad, que promueve la diversidad, la inclusión y traslada la sostenibilidad a los hogares”, destaca con orgullo, “trabajamos codo con codo en ese propósito y ser hombre o mujer no marca la diferencia”. Apasionada por las matemáticas desde que era niña, cuenta que sus padres siempre le dijeron que podía conseguir lo que quisiera. “Y lo he conseguido”, asegura. Quizá por ello, nunca ha sentido que tuviera un techo de cristal que romper. “He crecido rodeada de mujeres profesionales. Mi madre estudió matemáticas y mi abuela trabajaba en el Instituto Nacional de Estadística. Mi inspiración es clara”, recalca. Su consejo para otras mujeres y niñas es que “no hay nada más importante que hacer eso que te guste. No hay prisa, ve paso a paso y poco a poco, pero siempre sabiendo que estás haciendo lo que quieres. El trabajo va a ser una parte muy importante de tu vida, lo suficiente como para que sea algo que te haga feliz”.

Imagen de Adela Barquero.

Imagen de Adela Barquero.

/ Iberdrola

Adela Barquero, extremeña, 49 años, es la ingeniera industrial responsable de la gestión de los 11 aprovechamientos hidroeléctricos de Iberdrola en la cuenca del río Tajo. Eso, en total, supone 2.100 MW de potencia instalada. “Entre mis funciones está mantenerlos en óptimas condiciones para asegurar su disponibilidad cuando lo requiera el sistema eléctrico”, explica, como también, entre otras cosas, “proteger la seguridad y la salud de todas las personas que trabajan en ellos, conseguir los máximos estándares de protección al medio ambiente”. Para lograr sus objetivos está al frente de un equipo multidisciplinar de ciento diez personas, todas “altamente cualificadas”, matiza. Cuando estudió reconoce que no sabía que un trabajo como el suyo existía. Veterana con más de 26 años en la compañía, nunca ha sentido un trato distinto por ser mujer. Sin embargo, recuerda que cuando comenzó a trabajar sentía “muestras de cariño por parte algunas de las personas más mayores, que me podían identificar con sus hijas o nietas, y que tal vez no hubieran manifestado si hubiese sido un hombre”, algo que recuerda como “una percepción personal”. Gracias a su labor profesional, ha comprobado que desde la ingeniería se podían hacer muchas más cosas desarrollando otras habilidades. Por eso destaca que “el sector eléctrico es mucho más complejo de lo que se pueda percibir. Permite desarrollar la carrera profesional con multitud de enfoques, todos enriquecedores”. Aunque reconoce que “la presencia de mujeres no es elevada”, algo que obedece a “un problema estructural en la sociedad y especialmente en la educación”, no considera “que haya que imponer una cifra a la presencia femenina”, sino que “el incremento debe producirse de forma natural”. Para lograr la igualdad, destaca que “en Iberdrola, al igual que en otras muchas empresas y administraciones, existen planes implantados que vigilan que no se discrimine a nadie por razones de género”. Con todo, apunta la necesidad de “que los niños y las niñas sepan que la formación en disciplinas STEM permite desarrollar habilidades que dan acceso a un abanico de puestos de trabajo mucho más amplio del evidente, especialmente en la gestión”. Pero también recuerda la importancia de visibilizar “la presencia de la mujer en cualquier ámbito, para evitar identificar determinados roles con un género concreto”. Porque, subraya, “aún existe una brecha importante por cuestión de género en algunos aspectos sociales y laborales. Es importante destacar los avances y señalar las diferencias”. Avances como su propia labor, como referente de un sector que evoluciona en pos de la igualdad.

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