Olivia Palermo, una auténtica masai

Con esta quinta colección de sandalias de diseño maasai, Pikolinos da un paso más en su visión de la Responsabilidad Social Corporativa, demostrando su interés en colaborar con los más necesitados además de ser pioneros en la búsqueda del desarrollo del comercio justo. Además, los beneficios íntegros de la venta de estos zapatos están destinados a proyectos de desarrollo en el Maasai Mara.

Tras realizar la temporada pasada una espectacular sesión de fotos en Kenia, en esta ocasión sido el líder Maasai el que se ha desplazado a Nueva York para posar en un estudio junto a Olivia delante del objetivo de Johannes Huelb, pareja de la it girl.¿Cómo es William Kikanae? Tranquilidad, templanza, liderazgo, lucha y constancia. Estos son los términos que mejor definen a Kikanae Ole Pere, o William, como le conocemos en el mundo occidental. William es un guerrero maasai proclamado líder de su comunidad por el esfuerzo que durante años ha realizado por sacar adelante a su tribu. Nació en temporada de lluvia hace unos 40 años y su trayectoria desde niño hizo ver que había nacido para seguir un gran objetivo, una labor fundamental: ayudar a su pueblo y preservar la cultura maasai adaptándose a los nuevos tiempos.

Gracias a este proyecto, Pikolinos fue finalista en los Global Fashion Awards 2011 de WGSN, en la categoría de Marca más sostenible, y en 2012 en la categoría de Mejor Equipo de Diseño.

Desde el primer momento la modelo ha quedado fascinada por un proyecto que ha logrado reunir a más de 1.000 mujeres, no sólo de Kenia sino también de Tanzania, para aportar toda la luz y el color de África a las sandalias de Pikolinos.

En este proyecto, las mujeres maasai bordan artesanalmente la piel de los zapatos y bolsos, enviada desde España, con su artesanía típica. Una vez ornamentadas, la piel vuelve a España para terminar el zapato.Gracias a este proyecto, las mujeres de esta comunidad han logrado ganar, por primera vez, un salario, algo reservado, como en otros muchos lugares de África, exclusivamente a los hombres.

Entre puntadas hay sonrisas, cánticos y conversaciones. Sin salir de su entorno y sin afectar a su cultura ni a su estilo de vida, las mujeres de la comunidad maasai han aprendido sobre moda, procesos de producción y controles de calidad. Son meticulosas en sus bordados y cada trozo de piel ornamentado refleja la fuerza, el colorido y la identidad de la tribu.Pero lo más importante es que el trabajo que realizan les permite mantener su cultura y su estilo de vida (la tribu Maasai está declarada en peligro de extinción por Naciones Unidas).

El resultado de este proyecto es que más de 1.000 familias Maasai tienen una fuente de ingresos estable que les permiten acceder a bienes básicos como comida o medicamentos. Además, y gracias a la interactuación de otras entidades, la construcción de una escuela para más de 100 niños en plena sabana africana.