Marc Márquez: 'No soy de caprichos caros'

Acaba de lograr su quinto título mundial y no tiene carnet. Corre para divertir a los demás, aunque se lo pase de miedo a dos ruedas. Así es él: despiadado y arriesgado sobre la moto y un osito de peluche en tierra. Un encantador Mr. Hyde.

El piloto de MotoGP Marc Márquez, con camisa Boss Hugo Boss

El piloto de MotoGP Marc Márquez, con camisa Boss Hugo Boss.

/ Rubén Vega| Estilismo: Beatriz Valdivia

En la parte superior de su casco lleva pintada una hormiga, un símbolo que él mismo eligió porque siempre ha sido pequeñito pero muy trabajador. Por el camino, ha perdido la timidez y ha ganado en ambición, aunque, a sus 23 años, sigue siendo ese chico de pueblo noble, encantador y disfrutón al que te llevarías a comer a casa. Y eso que estos dos últimos años no han sido fáciles. Descubrió la derrota (2015) y se le cayó un mito –Valentino Rossi (2016)–. Pero a él le sobran ganas y valentía. Por eso da gusto tenerlo cerca.

¿Tú por qué corres? 

Para divertir a los demás. Ver a alguien vestido con mi camiseta en un circuito me alegra el día. Aunque a veces sí que me iría a dar una vuelta solo en moto por la calle...

¿Es que ahora no lo haces? 

No, porque aún no me he sacado el carnet (risas). Sí, ya sé que es muy fuerte...

O sea, que cuando nadie te ve, ¿te paras?

Es que las alegrías están para compartirlas. Es brutal saber que gente que no conoces de nada se alegra más que tú cuando ganas. Y luego está mi equipo: celebrar las victorias con ellos es lo mejor del mundo.

Como piloto eres despiadado, controlador, arriesgado, ¿cómo es Marc cuando se quita el casco?

Mis amigos me dicen que me transformo cuando subo a la moto, porque siempre he sido muy impetuoso, arriesgado, ambicioso, pero en la vida normal soy mucho más calmado y cariñoso. Aunque eso no quiere decir que me quede quieto, porque siempre estoy haciendo cosas, pero las hago tranquilo (risas).

¿No hay buen piloto sin un buen mecánico detrás? 

Todavía, bajo las mismas condiciones, la diferencia la marca el piloto, no la tecnología. Pero el equipo técnico es un apoyo esencial para nosotros: no solo por lo que saben, sino por lo que valen. Ellos son mis amigos, mis compañeros, mi gente.

¿Pero tú serías capaz de arreglar una moto?

No. Yo puedo cambiar una rueda o alguna pieza exterior, pero una vez dentro del motor, no tengo nada que hacer (risas).

Para ser un buen piloto hay que tener...

Ambición. Con ella te automotivas y quieres superarte. Y el entorno personal marca mucho: la estabilidad es esencial en la vida y en la pista, como profesional.

Tus padres –Julià y Roser– se sacrificaron mucho para que lograras tu sueño. ¿Harías lo mismo tú por tu hijo?

Mis padres estuvieron más de seis años sin poder irse de vacaciones para cubrir mis gastos con la moto y viajando con la caravana cada fin de semana, de minicircuito en minicircuito. Mi padre era un conductor de excavadoras en Cervera y mi madre secretaria, muy trabajadores. Menos mal que, al cumplir 9 años, me fichó un equipo y me empezaron a pagar todo. Supongo que yo haría lo mismo, pero hasta que no tienes un hijo, no te cabe en la cabeza...

¿Y tu hermano Àlex, que ha elegido tu misma profesión, lo ha tenido más fácil?

No, exactamente igual que yo. En el deporte, los resultados son los que mandan. Si no vales, hay otros esperando en la puerta... Pero sí que hemos tenido una gran ventaja los dos: que siempre hemos entrenado juntos. Eso te impide acomodarte: él sabe que no le puedo sacar más de un segundo y el pique nos ayuda. En Moto2, ha logrado ya un Campeonato de España y un Mundial, que no lo logra cualquiera...

¿Qué envidias de tu hermano?

Que siempre dice lo que piensa. No le preocupa nada el qué dirán. Me gustaría ser así, sin remordimientos.

¿La figura más decisiva de tu vida?

Mi familia. Ahí es donde empieza y acaba todo. Luego también hay gente importante, como mi manager, Emilio, que lleva conmigo desde los doce años. Pero si mi padre no me hubiera comprado la moto, no estaría aquí.

El joven piloto catalán, con traje y camisa Boss Hugo Boss, pajarita Antony  Morato y zapatos Bow Tie

El joven piloto catalán, con traje y camisa Boss Hugo Boss, pajarita Antony Morato y zapatos Bow Tie.

/ Rubén Vega| Estilismo: Beatriz Valdivia

MUJERES EN EL CIRCUITO

¿Quién es la mujer más importante?

Mi madre. Ahora no tengo novia, pero ella seguirá siendo la número uno siempre. Además, me aporta un punto de vista diferente, me abre la mente. Con cariño y palabras sensatas, me relaja.

¿Se ven más mujeres en los circuitos, ahora?

Cada vez hay más. Ahora hay una española compitiendo en Moto3 –la toledana María Herrera–. No las hay en la parte de mecánica, que necesita más fuerza, pero se están posicionando en la parte lista, en la de pensar: ingenieras, relaciones públicas. Y bienvenidas.

Eres un hombre de records, ¿hasta dónde quieres llegar?

No me gusta ponerme metas. Hombre, Agostini logró 15 Mundiales y yo llevo 5, pero no creo que llegue a tanto... Antes, en un año podían competir en dos categorías y ahora ya no. Lo que espero de verdad es seguir divirtiéndome. Mi sueño de niño era ganar en las tres categorías y lo logré con veinte años. Ahora, que venga lo que Dios quiera.

¿Y piensas alguna vez en la muerte?

No, de verdad. Creo que es algo que, cuando tenga que llegar, llegará. Corro el mismo riesgo que un chaval que está cada fin de semana de fiesta

cogiendo el coche.

¿La reciente muerte de Luis Salom te dio que pensar?

Sí. Y cuesta. E impacta mucho, porque era compañero, era español, conocía a su familia. Pero no puedes dejar que te afecte excesivamente, porque aparcaría la moto y me dedicaría a otra cosa.

¿Y a qué te dedicarías?

Desde pequeño me ha apasionado el mundo de las motos... igual sería mecánico. A mis padres siempre les ha gustado este mundo, así que lo he mamado. Eso o jugador de fútbol. Pero creo que no hubiese valido (risas).

¿Te divierte o detestas las sesiones de moda –es imagen de Gas y de Oakley– y de belleza?

Bueno, no puedes encerrarte en el mundo de las motos y, aunque en el momento de ponerte da un poco de pereza dedicar todo un día a hacerte fotos, lo cierto es que luego disfruto mucho con el resultado. Y de todo se aprende. 

Pero se te ve un tío positivo y disfrutón...

Sí, intento hacerlo todo divertido, es verdad. Además, este año la competición fue dura –aunque peor fue el año pasado–, así que la victoria me ha sabido a gloria. No podía permitirme otra derrota.

¿Por qué te has embarcado en esta nueva aventura, que supone sacar al mercado tu primer perfume, Hero?

Si te soy sincero, al principio no me convencía nada, porque me veía muy joven para eso... pero luego pensé que si la mejor compañía de España venía a proponérmelo... ¡No podía decir que no!

¿Y te ilusiona? 

No ha sido un amor a primera vista, sino que me he ido enamorando poco a poco del proyecto, que ha sido muy bonito... Yo daba mi punto de vista como consumidor, porque no tengo ni idea de fragancias. Es un producto muy yo, aunque a gustos, colores. Y luego está la imagen, que la he disfrutado mucho.

Sé sincero: ¿te la pondrías?

Sí, porque es una colonia fresca, que transmite energía y que es duradera, que no muere en una hora. Además, no es solo para salir, sino para usar a diario. Me recuerda a Invictus, de Paco Rabanne, que era mi favorita antes de tener la mía propia (risas). 

¿Eres de varias fragancias o de una sola? 

De una. No soy mucho de mezclar en nada.

El piloto leridano presenta su primera fragancia, Hero Sport Marc Márquez (9,99 €/100 ml), en colaboración con la casa Puig.

El piloto leridano presenta su primera fragancia, Hero Sport Marc Márquez (9,99 €/100 ml), en colaboración con la casa Puig. 

/ D.R.

 

Síguele la pista

  • Lo último