Jennifer Aniston: "Las mujeres no estamos incompletas si no somos madres"

Ha decidido plantarse y ha escrito una carta donde explica el acoso que vive día a día por parte de alguna prensa que especula sobre su maternidad.

Jennifer Aniston

La actriz tampoco faltó a la ceremonia y subió al escenario para dedicarle unas palabras a Reese.

Siempre se ha mantenido al margen (incluso cuando hasta se crearon camisetas que decían "Team Angelina" o "Team Aniston" tras su pública ruptura con Brad Pitt). Pero para Jennifer Aniston ha llegado el momento de alzar la voz y quejarse por el acoso de determinada prensa.

No, no está embarazada. Y no, no le gusta que la persigan día y noche intentando averiguarlo.

Es lo que ha venido a decir en una sincera carta que ha publicado en el Huffington Post y cuya traducción al completo compartimos:

Para que conste

Para que conste"Dejadme empezar diciendo que confirmar rumores es algo que no he hecho nunca. No me gusta dar energía al negocio de la mentira, pero quería participar en una conversación mayor que ya ha empezado y que necesitamos que continúe. Dado que no tengo redes sociales, he decidido plasmar mis pensamientos por escrito.

Para que conste, no estoy embarazada. Lo que estoy es cansada. Estoy cansada del escrutinio casi competitivo y los insultos por el cuerpo que tienen lugar día a día bajo el pretexto del "periodismo", la "Primera Enmienda" o las "noticias de famosos."

Cada día, mi marido y yo nos vemos acosados por docenas de fotógrafos agresivos acampados fuera de nuestra casa que llegarán a límites insospechados para conseguir cualquier tipo de foto, incluso si supone ponernos en pelogro a nosotros o a cualquiera de los desafortunados peatones que pasen por ahí. Pero, dejando de lado el aspecto de seguridad pública, quiero focalizarme en una visión más grande de lo que este ritual de los tabloides supones para todos nosotros.

Si soy, de algún modo, un símbolo para algunas personas ahí fuera, claramente soy un ejemplo del cristal por el que nosotros, como sociedad, vemos a nuestras madres, hijas, hermanas, mujeres, amigas y compañeras. La cosificación y el escrutinio por el que hacemos pasar a las mujeres es absurdo y preocupante. El modo en el que se me representa en los medios es simplemente un reflejo de cómo vemos y representamos a las mujeres en general, medidas por un anticuado estándar de belleza. Algunas veces, los estándares culturales simplemente necesitan una perspectiva diferente para que podamos ver cómo son realmente - una aceptación colectiva... Un acuerdo inconsciente. Estamos a cargo de ese acuerdo. Niñas de todas partes están absorbiendo nuestro acuerdo, pasivamente o de cualquier otra forma. Y empieza temprano. El mensaje de que las niñas no son guapas a no ser que estén increíblemente delgadas, que no merecen nuestra atención si no se parecen a una supermodelo o una actriz en la portada de una revista es algo que todos estamos aceptando religiosamente. Esta forma de condicionar es algo que las niñas arrastran hasta la edad adulta. Usamos las noticias sobre famosos para perpetuar esta visión deshumanizada de las mujeres, enfocada solo en la apariencia física de una, que los tabloides convierten en una competición de especulaciones. ¿Está embarazada? ¿Está comiendo demasiado? ¿Está su matrimonio en el precipicio porque la cámara ha detectado una "imperfección física"?

Solía decirme a mí misma que los tabloides son como los cómics, que no deben tomarse en serio, simplemente una telenovela que la gente sigue cuando quiere distraerse. Pero, realmente, no puedo seguir diciéndome lo mismo, porque la realidad es que la persecución y cosificación que he experimentado de primera mano, desde hace décadas, refleja la forma distorsionada en la que calculamos el valor de una mujer.

Este último mes en particular me ha mostrado hasta qué nivel definimos a una mujer basándonos en su estado civil o de descendencia. La gran cantidad de recursos que invierte la prensa intentando simplemente descubrir si estoy o no embarazada (por enásima vez... Pero ya he perdido la cuenta) señala la perpetuación de esta noción de que las mujeres están, de alguna manera, incompletas, no tienen éxito o son infelices si no están casadas con hijos. En este último ciclo de noticias sobre mi vida personal ha habido tiroteos, incendios, decisiones importantes de la Corte Suprema, una próxima elección, y un buen número de asuntos noticiosos para los que los "periodistas" podrían dedicar sus recursos.

Aquí está por lo que he venido aquí: estamos completas con y sin pareja, con y sin hijos. Decidimos por nosotras mismas qué es bonito cuando afecta a nuestros cuerpos. Esa decisión es nuestra y solo nuestra. Tomemos esa decisión por nosotras mismas y por las mujeres jóvenes en este mundo que nos ven como ejemplo. Tomemos esa decisión conscientemente, fuera del ruido de la prensa. No necesitamos estar casadas o ser madres para estar completas. Podemos determinar nuestro propio "felices para siempre" por nosotras mismas.

He acabado por aburrirme de ser parte de esta historia. Sí, puede que sea madre algún día, y como lo estoy dejando claro, si alguna vez lo hago, seré la primera en contároslo. Pero no persigo ser madre porque me sienta incompleta de alguna forma, como a nuestra cultura sobre las 'celebrities' le gustaría hacernos creer. Siento que me hayan hecho sentir "menos que" porque mi cuerpo está cambiando y/o me comí una hamburguesa para comer y me hicieron una foto desde un mal ángulo y después derivó en una de estas dos cosas: "embarazada" o "gorda". Por no mencionar de ese momento tan raro que llega cuando empiezas a recibir felicitaciones de amigos, compañeros y desconocidos por un embarazo ficticio (a veces, una docena en un mismo día).

Tras años de experiencia, he aprendido que la forma de trabajar de los tabloides, aunque peligrosa, no va a cambiar, al menos no en un futuro próximo. Lo que puede cambiar es nuestra conciencia y reacción ante los mensajes tóxicos que acompañan a estas aparentemente inocentes historias que se venden como verdad y que moldean nuestras ideas sobre quienes somos. Podemos decidir cuánto nos creemos de lo que se vende, y quizá algún día los tabloides se verán forzados a ver el mundo a través de una lente diferente, más humanizada, simplemente porque los consumidores han dejado de comprar la basura."

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