Entrevista a Michael Kors: “Las mujeres pueden y deberían tenerlo todo”

En una era de conglomerados multimarca, apenas unos pocos diseñadores son dueños de su nombre. Michael Kors es uno de ellos y ha levantado su imperio con la figura femenina siempre presente.

Michael Kors, el diseñador que vistió a la mujer

El diseñador Michael Kors

/ Jason Schmidt

Michael Kors es el caso de manual del sueño americano. Joven talentoso deja los estudios y, empezando por vender sus creaciones en una pequeña tienda de la calle 57 de Nueva York, levanta una empresa multimillonaria. Sin exagerar en lo de multimillonaria: en febrero de 2015, tras dos años coqueteando con el título de billonario, se convirtió en el último de esta especie casi extinta en el sector de la moda. Hoy, la empresa homónima que fundó en 1981 –y que además de la línea de mujer vende moda masculina, colecciones para niños, zapatos, joyas y relojes, bolsos, gafas de sol, pañuelos y todo un arsenal de fragancias y productos de belleza– se valora en nueve billones de dólares. Y sus activos siguen subiendo: a cierre de esta edición, la compañía anunciaba la compra de Jimmy Choo, mandamás en el zapatero, por algo más de mil millones de euros, en lo que la prensa especializada ha etiquetado como una operación ambiciosa. «Parte de un plan a largo plazo para construir un grupo de lujo norteamericano y abrir nuevas vías de crecimiento», escribía la periodista Sarah Shannon en “Business of Fashion”. Todo empezó con un vestido de novia. El que customizó a su madre Joan para su segunda boda, con el empresario Bill Kors –a quien el diseñador debe su apellido, porque el neoyorquino nació como Karl Anderson, Jr. el 9 de agosto de 1959, pero, a la par que cambiaba el nombre familiar, decidió cambiarse el de pila por el de Michael, que tanto gustaba a su madre–. «Cuando ella siguió mi consejo y le quitó los lazos a aquel vestido, fue una experiencia crucial para mí. No solo me hizo caso, sino que le encantó el resultado. Entonces me di cuenta de que amaba la moda», nos dice el creador. Porque a nivel personal, creativo y profesional, las mujeres son el eje sobre el que pivota su universo.

Desfile de Michael Kors de otoño-invierno 2017

"Quería que la colección hablase de poder; pero de uno con mucha sensualidad, opulencia y ferminidad", explica el diseñador sobre el desfile de otoño-invierno 2017

/ Kelly Taub/BFA.com

Su madre, Barbara Stanwyck, Kim Basinger, Alexa Chung, Jackie O., Katharine Hepburn… Las ha mencionado como inspiración. ¿Qué tienen todas ellas para entrar en su podio de musas?

Fueron y son mujeres fuertes, audaces, con una opinión propia. Poderosas, inteligentes y sofisticadas, sus vidas eran ajetreadas, pero conseguían hacer que pareciese fácil. Siempre daban una imagen de glamour y feminidad.

¿Son el epítome de la mujer Michael Kors?

Mis clientas saben lo que quieren. Son listas, seguras y capaces de hacer un millón de cosas a la vez. Por eso piden comodidad, calidad y cierto lujo. Necesitan un armario que pueda seguir el ritmo de ese estilo de vida sin tregua.

¿Encaja también en el patrón esa clientela millennial que todas las firmas quieren meterse en el bolsillo?

Cuando diseño, visualizo a mis clientas. A todas ellas. Creo que los millennials son parte de una generación que también trabaja duro y lleva vidas vertiginosas. Así que pienso en piezas que puedan hacerla más fácil. Como un bolso de piel en el que quepa todo lo que necesitan o un vestido negro que puedan meter en la maleta y ponerse en la playa o el asfalto.

Definió su estilo –glamour pragmático– muy temprano, tras año y medio en el sector. «Llegué sin ideas preconcebidas, pero pronto supe el tipo de ropa que quería hacer y que funcionaba», dijo en una entrevista en el 79. Por las ventas, está claro que aún funciona…

Es extraño, la verdad. Crecí muy influido por mi madre y mi abuela. Y son muy diferentes. Mi madre es discreta, le gustan las líneas limpias y lleva, casi siempre, tonos neutros y lisos. En cambio mi abuela era una explosión de estampados, color y joyería. Me empapé a partes iguales de ambas estéticas. Me encanta el glamour y la indulgencia, pero también la simplicidad. Y creo que es esa mezcla de lo sofisticado y lo deportivo, ese equilibrio entre la sencillez y el lujo lo que hace que mis diseños perduren.

Complementos de Michael Kors

Salones con detalles metalizados y accesorios, de Michael Kors

/ Ivan Lattuada

¿Y qué hay de la parte técnica? Entró en el Instituto Tecnológico de la Moda de Nueva York, en 1977, y lo dejó poco después. ¿Es más importante saber lo que quiere la gente que ser diestro cortando un patrón para triunfar?

La educación formal es un valor enorme. De hecho, tenemos una beca en el FIT y cada año elegimos a un estudiante al que seguimos durante toda su carrera. Dicho eso, opino que conocer a tu cliente y anticiparse a sus necesidades y deseos es crucial para conseguir un éxito sostenible en esta industria.

También en 1977, se celebró la Conferencia Nacional de la Mujer en Houston, siguiendo la declaración de 1975 como Año Internacional de la Mujer. ¿Influyó el feminismo de los 70 en su forma de ver (y vestir) a la figura femenina?

Soy un Feminista con “F” mayúscula. He crecido rodeado de mujeres fuertes, con una opinión clara y a favor de este movimiento, y siempre he valorado lo que tienen que decir. Hoy, las mujeres tienen que hacer malabares, y empatizo con cómo viven y abordan sus vidas. Para mí, ser feminista es ser honesto.

¿Y ahora, con la nueva ola feminista, se siente llamado a reajustar su enfoque?

La vida de las mujeres ha cambiado por completo. Hoy trabajan, tienen familias, negocios, aficiones… La moda ha tenido que adaptarse a esta nueva realidad. Siempre he creído que ellas pueden y deberían tenerlo todo, y ese ha sido mi objetivo al diseñar. Quiero hacer prendas que logren que cualquier mujer se sienta y se vea bien, pero que también sean útiles. Quiero que tengan lo mejor de los mundos: glamour y pragmatismo. Aspiro a que sea ropa que empodere a quien la lleva.

¿Puede realmente un pedazo de tela empoderar?

Sin duda. He visto muchas veces cómo a una mujer le cambiaba la postura, el gesto, la actitud cuando llevaba la prenda adecuada. ¿Cómo es posible que una mujer se ponga un vestido, no se vea bien con él, se pongo otro, y de pronto se sienta en la cima del mundo? La moda tiene un efecto inmediato en cómo uno se siente y se proyecta. Aunque siempre he dicho que la ropa es solo el marco. La mujer es el cuadro. Quiero que mis prendas le permitan lucirse.

¿Perseguía ese objetivo cuando lanzó, en 2004, una segunda línea más asequible, Michael Michael Kors?

Soy un diseñador que siempre ha estado interesado en su cliente. He pasado mucho tiempo en trunk shows y he conocido a muchas mujeres a las que les gustaba lo que hacía, pero que sencillamente no podían permitírselo. Por eso quise lanzar una línea que cubriese las necesidades de su estilo de vida, enraizada en el lujo, pero asequible a un público más amplio. Michael Michael Kors toca esos palos.

¿Va por esa línea de democratización el que Ashley Graham, la primera top con una talla 42 en su casting, desfilara en su última pasarela?

Siempre he diseñado para todo tipo de mujer. De todas las edades y tallas. Nunca me he centrado en un “tipo”. Porque creo que mi trabajo consiste en hacer que las mujeres se vean y sientan bien siendo ellas. Quería que mi pasarela, al fin, fuese un reflejo de esa filosofía.

Ese desfile, el de o-i 2017, juega con la idea de una mujer fuerte, sin renunciar a ser atractiva. ¿Seguimos hablando de empoderamiento?

Quería que fuese una colección que hablase de poder, pero poder con mucha sensualidad, opulencia y feminidad al mismo tiempo. Si te fijas, los looks son muy tapados. Hay muchas mangas largas, cuellos altos, faldas por debajo de la rodilla. Y, sin embargo, es sugerente de una forma furtiva. La blusa que se entreabre al caminar, las aperturas de las faldas, el baile de los flecos. Para mí, esa insinuación sutil, mezclada con la fuerza y el glamour, es la mejor demostración de feminidad.

Una feminidad que se exhibe lo mismo con vestido que con pantalón. ¿Está la moda rompiendo por fin el cliché de lo que significa “vestirse como una mujer”?

Vivimos en una época en la que las viejas reglas no tienen vigencia. Hoy, vestir como una mujer significa hacerlo de la forma que te haga sentir bien contigo misma. Puede ser con un traje, un vestido o una par de vaqueros. Tú eliges.

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