Audrey Tautou

Es la protagonista femenina de la versión cinematográfica de “El Código da Vinci”. ¿Conseguirá Sophie sustituir a Amélie?

Audrey Tautou, protagonista de la superproducción de “El código da Vinci”
Audrey Tautou, protagonista de la superproducción de “El código da Vinci”

Se pasa la película intentando desvelar mensajes ocultos, pero durante la entrevista, Audrey se muestra transparente y natural. Quizá sea porque no podemos dejar de ver en ella la dulzura y la inocencia de Amélie Poulin, el personaje que nos hizo creer de nuevo en las vidas de cuento. Sin embargo, ahora se enfrenta a otro reto muy diferente. Es la criptóloga Sophie Neveu en “El Código da Vinci”, papel por el que pelearon actrices como Lynda Hardy, Sophie Marceau, Juliette Binoche o Vanessa Paradis. Pero Tautou fue tocada de nuevo por la varita mágica...

¿Qué ha representado para ti ser ‘la elegida’ para este ambicioso filme?

Una verdadera sorpresa. Estaba en México de vacaciones cuando me llamaron para decirme que Ron Howard quería hacerme un casting en París. Estaba tan segura de que el papel se lo iban a dar a una norteamericana que ni siquiera me molesté en desplazarme. Al volver a casa, encontré una invitación de Howard para ir a Los Ángeles y hacer una prueba con Tom Hanks. También había convocado a otras actrices francesas, por lo que me fui convencida de que no tenía nada que hacer. Además, yo no me parecía en nada al personaje, una chica alta y pelirroja... pero, ¿cómo iba a perderme la ocasión de conocer a Tom Hanks?

¿Cómo fue ese encuentro?

Muy cálido, es un hombre adorable. Al terminar el casting fui a despedirme de él y le pedí que se hiciera una foto conmigo. Pensaba que no le vería nunca más, pero aquella imagen serviría para dejarle clarito a mi hermana que... ¡De verdad había estado con él!

Sin embargo, os tuvisteis que ver en otras muchas ocasiones...

Sí. Cuando me dijeron que yo era la escogida intenté comportarme como una profesional, pero me dio un ataque de risa. ¡No podía creerlo! Al principio, me asusté un poco, pero cuando vi la alegría de mi familia al recibir la noticia, fui consciente de que era una oportunidad en mi carrera.

¿Te atrae ahora más Hollywood?

No, en absoluto. Si debo ser sincera, Hollywood no me interesa para nada. Prefiero seguir mi carrera en Europa, como lo estoy haciendo.

Pero participar en una superproducción no se hace todos los días...

Sí, el ambiente es algo increíble. Yo estaba acostumbrada a encontrarme con unos 25 técnicos en las películas que había rodado y en ésta había un equipo de más de 250. En cuanto al trabajo, fue duro pero muy interesante. Rodábamos unas diez horas seguidas, muchas veces sin tener siquiera una pausa para comer.

Un esfuerzo un tanto sobrehumano, ¿no te parece?

También es una ventaja. He de reconocer que esta película me ha enseñado a mantenerme concentrada durante mucho tiempo seguido y eso, como actriz, es un ejercicio extraordinario.

¿Cuál es el momento más mágico que has vivido en este rodaje?

No olvidaré las escenas en el Louvre; sentí que el museo me pertenecía, que era sólo mío. Rodar por la noche creaba una atmósfera misteriosa, tanto como la de la historia del libro.

¿Qué capricho te diste al acabar?

Tenía pensado comprarme una cámara de fotos Leica, pero me regalaron una antes de acabar la película, así que me obsequié con un viaje a Perú, para estrenarla.

La anecdota

Es una de las pocas veces que se rueda en el interior del Museo del Louvre. El ministro de Cultura francés, Renaud Donnedieu de Vabre, accedió a la propuesta de Ron Howard tras leer un estudio sobre el turismo nacional, donde se aseguraba que un 62 % de los extranjeros había escogido Francia como destino de sus vacaciones por haber visto alguna película que tenía el país como escenario. El Louvre pidió 50.000 euros por día de rodaje. Por cierto, sólo se podía filmar los martes, jornada de cierre semanal, y por la noche.

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