Estas son las consecuencias que no dormir bien tiene para tu piel

Cuando pasamos una mala noche o una época de descansar poco y mal creemos que nuestro rostro lo va a mostrar únicamente a través de la aparición de ojeras y bolsas. Sin embargo, son muchas más las consecuencias que un mal descanso tiene en nuestra piel ya que, al ser el órgano más grande del cuerpo, es también el que mejor refleja nuestro estado de ánimo y de salud. Te contamos cuáles son las consecuencias directas de la falta de sueño en la belleza de nuestra piel.

Aparición de bolsas y ojeras

Es el primer síntoma y el más común y que aparece no solo de manera puntual cuando no descansamos bien una noche, sino que se instala en nuestro rostro de manera indefinida cuando las noches en vela o la falta de sueño se convierten en una constante en nuestra vida.

Pérdida de elasticidad

Cuando no se duerme bien o no se descansa lo suficiente, la melatonina, la hormona encargada de regular el ritmo del sueño, sufre alternaciones que conllevan una reducción de la producción de colágeno natural, uno de los encargados de mantener nuestra piel joven y bonita.

Envejecimiento prematuro

No dormir lo suficiente también provoca que la piel se vuelva más fina y frágil debido a la ralentización de la renovación de la dermis, y esto hace que las arrugas tarden menos tiempo en hacer su aparición.

Pérdida de luminosidad

La mala calidad de sueño hace que la piel esté mucho más apagada, que pierda la frescura, que aparezcan signos de cansancio y que disminuya la luminosidad del rostro.

Debilitación del sistema inmunológico

Además de consecuencias estéticas, la falta de sueño también tiene consecuencias para la salud de la piel, como el debilitamiento del sistema inmunológico, que provoca un incremento de brotes e irritaciones en la piel.

Para evitar todo esto, hay muchos trucos para empezar a dormir mejor, como elegir actividades que induzcan a la calma como la lectura, una ducha caliente o un ritual de belleza que incluya una bruma de almohada con un aroma relajante antes de irnos a dormir. Además, una cena temprana y ligera en la que no falten alimentos ricos en triptófano (es el neurotransmisor responsable de la producción de la melatonina, la hormona encargada de la regulación del sueño) como pescado azul, aves, huevos, legumbres, cereales, frutos secos, espárragos, espinacas, piña y plátano.

Como alimentos a evitar, además de los obvios como la cafeína o la teína, es mejor que no abusemos del cacao, los azúcares de absorción rápida y los alimentos muy calóricos, salados o pesados.

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