Así te sientes, así te perfumas (y viceversa) ¿Cómo pueden afectar las fragancias a tus emociones?

Los perfumes tienen un poder único para evocar sentimientos e influir en nuestro comportamiento. A través de sus notas, pueden despertar recuerdos, cambiar nuestro estado de ánimo y afectar en nuestras relaciones sociales. Los expertos lo tienen claro.

Los perfumes que llevamos influyen más de lo que pensamos en nuestra vida cotidiana
Los perfumes que llevamos influyen más de lo que pensamos en nuestra vida cotidiana / Istock

De alguna forma, todos elegimos, consciente o inconscientemente, un perfume u otro en función de cómo nos sentimos. Pueden desatar emociones o modificar nuestro humor. También incluso, pueden afectar en nuestra toma de decisiones o en nuestra productividad. El sentido del olfato es poderoso. “Cada vez que olemos algo nuevo, ese nuevo aroma queda asociado a la emoción del momento”, constata Esperanza Pintado, embajadora de Fragancias Dior. De hecho, refiere estudios que afirman que hasta el 75% de nuestras decisiones están influidas por el olfato, lo que explica, por ejemplo, que se hayan puesto de moda los aromas corporativos. “Todo lo que nos apele a sentirnos bien y en zona de confort, pone en marcha todas nuestras hormonas de la felicidad y nos invita a quedarnos en ese espacio. Y los aromas pueden hacerlo”.

Del mismo modo, Marta Tamayo, directora de comunicación y marketing de Le Secret du Marais, considera que un perfume siempre despierta emociones en la persona que lo lleva. “Nuestro cerebro desde antes de nacer y durante los primeros 6-8 años de vida empieza a crear nuestros recuerdos y siempre los asocia a una emoción y a un olor. Por eso, cuando siendo adultos olemos determinados aromas, éstos siempre producen una reacción en nuestro cerebro que activa ese sentir, consiguen emocionarnos y llevarnos a experiencias pasadas y momentos vividos”.

Según Tamayo, los perfumes que llevamos nos influyen más de lo que pensamos en nuestra vida cotidiana y cambian nuestra percepción del mundo que nos rodea. “Para un apasionado del perfume, cuyo olfato está algo más desarrollado, la sensibilidad hacia los olores se intensifica y puede hacerle cambiar de estado de ánimo muy rápidamente. Para quienes tienen un olfato menos desarrollado, los olores son algo más instintivo, son menos racionales, pero igualmente les hacen reaccionar frente a las situaciones y las personas”.

¿Cómo afecta el perfume que llevamos a los demás?

 “Cuantas veces hemos visto a una persona con un aspecto atractivo que nos ha encantado y al acercamos a ella, su perfume nos produce rechazo y dejamos de sentirnos atraídos por ella. Y lo contrario, alguien, que en principio nos parece anodino, cuando le olemos, empezamos a sentirnos irremediablemente atraídos por esa persona”, comenta Marta Tamayo quien opina que no es lo mismo perfumarse para ir a una cita con tu pareja que a una entrevista de trabajo. “Debemos tener muy claro la impresión que deseamos causar y eso se consigue no solo con lo visual y el lenguaje corporal sino también con el aroma que desprendemos”.

Como el olfato va directamente a la parte emocional del cerebro, dice Esperanza Pintado, estás menos condicionada o eres mucho más libre a la hora de elegir un perfume que cuando eliges cómo te vistes o te peinas, donde las modas, el entorno o el trabajo determinan mucho más la decisión. Cuando optas por un perfume, sin embargo, hay un componente más personal y emocional que dice muchas cosas de ti. “Es un complemento invisible de tu personalidad”, corrobora Tamayo.

“Por ejemplo, cuando llevas un perfume que va alineado a tu propósito de triunfar, tu propio cuerpo entiende que tiene que triunfar y te ayuda para ello. No sólo tu cuerpo sino también tu entorno recibe tu mensaje. Ir a una entrevista de trabajo para un puesto de dirección financiera oliendo a colonia infantil hace que tu credibilidad se resienta”, manifiesta Juan López Becerril, fundador del canal de Youtube Huelememucho y creador de Xponential Boost, una original línea de productos que pueden aportar más duración, proyección y elevar el poder de atracción a los perfumes.

¿Hasta qué punto un perfume puede hacernos más atractivos o sexys?

“Si un olor al azar es capaz de llevarte a casa de tus abuelos y sentirte como cuando tenías 10 años otra vez o si te recuerda a tu exnovio, también se pueden diseñar olores para generar emociones y respuestas deseadas, y, de hecho, se hace mucho”, afirma Juan López Becerril.

Para este experto, además, hay dos maneras de influir a las personas en tema olor y es una parte en la que ha trabajado en Xponential Boost.  El primero es a través de la emoción: si llevas un perfume que la otra persona tiene incluido en su rango de emociones, pues al olerte le generas la emoción primero y luego se da cuenta que le gustas a nivel intelectual. “En Xponential hemos diseñado Night Boost que logra, usándose de base con cualquier perfume, que el impacto emocional suceda”. La segunda manera, dice, es a través de la biología. “Si hueles de manera directa o indirecta a sexo, eso manda un mensaje que dice que eres apto para la reproducción de la especie y la parte animal de la otra parte lo siente así y entras en su rango de consideración para relacionarse contigo. Eso lo hemos replicado y magnificado con el Animalic Boost, que le da ese giro sexualizador a cualquier perfume”.

¿Qué tipo de perfumes nos levantan el ánimo?

Esperanza Pintado lo tiene claro: a una persona pesimista o que está en un momento de bajón le recomendaría un perfume que lleve peonía o muguet; “son dos flores que más que a flores huelen a hierba recién cortada, a brisa entrando por una ventana abierta, son olores que invitan a respirar hondo”. También les aconsejaría alguna fragancia con un toque cítrico. Esta experta recuerda una frase de un gran nariz que ponía siempre un acorde de bergamota en sus composiciones, y lo hacía porque, según le dijo en privado, “si la bergamota fuera un sonido, sería la carcajada”. Así que sí, sentencia la embajadora de Dior, siempre que en un perfume haya un cítrico, habrá alegría. Son notas luminosas, con un valor antidepresivo.

¿Por qué nos apetece cambiar de perfume con el cambio de tiempo o estación?

Los cambios de tiempo afectan también a la pituitaria. Por ejemplo, se hace mucho más sensible con el calor y por eso, explica Pintado, tendemos a usar algo más ligero y composiciones asociadas a un momento refrescante o que su olor prolongue el momento de la ducha, del agua. Por el contrario, en los días más fríos de invierno, nos suele apetecer llevar perfumes más envolventes. Un perfume que nos transmite calidez en invierno, es posible que en verano no lo soportemos. “A mí, personalmente, me encantan los perfumes muy orientales y amaderados, y los uso en invierno, Pero en verano me asfixian”. Te diría que un 99% de las personas solemos cambiar de perfume cuando llega el verano o el invierno.

“Como decía, me gusta utilizar perfumes interesantes, raros, profundos, intensos. Sin embargo, cuando llega el verano tengo tal necesidad de olvidarme de todo, de dónde trabajo, de cómo me llamo… y opto por fragancias muy ligeras e incluso aguas de colonia. Tengo un cambio de mood y lo acompaño con el perfume. Es más, con ello transmito un mensaje de desenfado, de no dar importancia a los complementos, ni a ese ni a ninguno”, comenta Pintado.

De todas formas, manifiesta Marta Tamayo, la cultura y la educación tienen mucha influencia en la elección y en la preferencia. “A mi la primavera, por ejemplo, me huele a flores, como el jacinto, pero también al olor a limpio de flores blancas como la seringa”.

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