Alisado brasileño, el tratamiento que ha cambiado mi pelo por completo

En mi incesante búsqueda por cambiar mi pelo, escuché que el alisado brasileño era capaz de conseguir una melena lisa, sana y con el superpoder de hacerlo crecer de forma rápida. Es decir, el sueño de cualquiera de nosotras. Excepto de aquellas que ya vinieron con "pelazo" de serie. ¿Rencor hacia ellas? PARA NADA.

No pertenezco a ese reducido grupo de personas que se sienten orgullosas de su cabello. El mío es rizado, débil, fino... Lo tengo todo. Por este motivo, uno de mis quebraderos de cabeza es dar con soluciones rápidas y eficaces para conseguir un cabello digno durante el día a día. Gracias a esta obsesión, he descubierto herramientas sorprendentes con las que conseguir secarlo, rizarlo o alisarlo en un solo gesto o productos como el aceite multiusos con el que Charlize Theron consigue un pelo brillante. Sin embargo, y pese a la ayuda de todos estos trucos, sigo sin estar plenamente contenta con él.

La primera vez que escuché hablar sobre el alisado brasileño fue gracias a una compañera que estaba emocionada con un tratamiento (por menos de 15 euros) que probó en casa y que había puesto fin al encrespamiento de su abundante melena. Mi cabello resulta más complicado, por lo que acudí a un centro especializado para resolver todas las dudas y probarlo.

Lo primero que me dijeron en Aquarela Peluqueros es que este proceso no cambia la estructura del cabello: "El alisado brasileño es un tratamiento a base de queratina, proteínas de seda, aminoácidos y minerales, capaces de dejar el cabello con un liso natural a la vez que reestructurado". Es compatible con mechas y apto para todo tipo de cabellos. Así que me lancé a la aventura. El tratamiento dura unas tres horas, pero es tiempo bien invertido. ¡Palabra!

Al lavártelo tras tres días en cuarentena, solo debes quitar toda la humedad con el secador y disfrutar de una melena renovada. Pues no solo conseguirás un liso natural y con movimiento, sino también un cabello sano, brillante y sin encrespamiento. En definitiva, una fantasía. Lo típico con lo que te preguntarán qué te has hecho en el pelo.