Siete razones para cambiar tu gel de baño por una pastilla de jabón

Contribuye al nuevo concepto de belleza sostenible, es decir, pequeños hábitos en la rutina diaria que van en la línea de un consumo más responsable que reducirá el impacto medioambiental. 

Poe qué pasarte del gel de ducha al jabón de pastilla

Poe qué pasarte del gel de ducha al jabón de pastilla.

/ YakobchukOlena

Las pastillas de jabón viven una segunda juventud. Hay muchas razones por las que pasar del gel de baño a este cosmético tradicional.

Cuidar el planeta

“El packaging es basura y hemos pasado mucho tiempo generando demasiada. Ahora que las consecuencias medioambientales son obvias, los clientes esperan que los fabricantes y vendedores estén a la altura”, defiende Mark Constantine, cofundador de Lush, que dice que, para eso, el jabón es genial porque cuando se acaba “no te deja con una botella vacía, un dispensador y un muelle, imposibles de reciclar”. Javier Sánchez, cofundador de WaiWai, afirma que, de estos botes, “solo el 30% va a parar a centros de reciclaje y, de estos, solo un 10% se recicla realmente. Los demás, se incineran o van a parar a mares y costas”.

Desterrar falsos mitos

A los jabones sólidos les precede la fama de ser poco higiénicos al no tener envase. “Nada más lejos de la realidad, ya que el jabón, por su propia naturaleza, es alcalino y eso a las bacterias no les gusta”, aclara Mark Constantine.

Dura más

A diferencia de un gel de ducha, no corres el peligro de apretar demasiado la botella y que salga más cantidad de la que necesitas. “Nuestras pastillas Solito pesan unos 100 gr aproximadamente (se tallan a mano) y duran un mes y medio si se conservan de forma correcta” asegura Eric Steinbauer, cofundador de Kriim que aconseja, tras el uso, dejarlo “en una jabonera o dentro de una bolsita de sisal bien escurrida”, pero siempre lejos del contacto con el agua.

Funciona como ambientador

Los aromas de los jabones naturales son muy agradables y lo inundan todo, por lo que su sola presencia sirve parara perfumar el cuarto de baño y, por supuesto, tu piel. “Hasta en las peores condiciones de humedad conservan su aroma”, apunta Mark Constantine.

Resultan muy decorativos

De estética moderna, vintage o artesana, algunos recuerdan a apetitosos trozos de pastel, otros tienen reminiscencias rocosas o vegetales, y los hay que se presentan en delicadas pastillas empolvadas o en agradables tacos rústicos. En cualquier caso, su estética cuidada los convierte en deseados objetos de colección.

Es más barato

“Cuando compramos jabón líquido, lo que realmente estamos comprando es un producto que contiene un 80 o un 90% de agua”, afirma Javier Sánchez que explica que, lo que realmente pagamos en el super, es el transporte de este agua a través de toda la cadena de distribución: “Este gasto se evita si solo usamos la forma sólida del producto, sin dilución. Así dura más tiempo y ahorramos agua y emisiones de CO2”, asegura. Obviamente es mucho más asequible comprar geles de baño líquidos tradicionales que pastillas de jabón sólidas naturales, simplemente por los ingredientes que lleva cada uno. “Pero si comparamos el precio de un jabón sólido natural con una opción natural pero líquida (ingredientes naturales, aceites prensados en frío, sin refinar, extractos naturales), sale más económico el formato sólido”, asegura Eric Steinbauer.

Son muy hidratantes

El jabón sólido se hace principalmente con aceites. “Los de Solito se producen con aceite de oliva y de coco de primera presión en frío”, explica Eric, por lo que sobre la piel son fórmulas muy hidratantes de gran calidad.

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