¿Sabes lo que es la huella estética? Te contamos todo sobre ella y sus consecuencias

¿Te has planteado que los retoques estéticos que te hagas ahora pueden tener un impacto a medio o largo plazo? Te contamos de qué va esto de la huella estética y sus implicaciones, no solo negativas.

¿Sabes lo que es la huella estética?
¿Sabes lo que es la huella estética? / Istock

La obsesión por una piel impecable, una imagen 'posteable' o por mantener una juventud eterna está llevando a muchas personas a recurrir cada vez más a tratamientos y retoques estéticos y a edades más tempranas; pero estos procedimientos pueden tener a la larga un efecto que también hay que valorar. Es la huella estética. “Los tratamientos que te realizas de joven, pueden influir en el rostro en el futuro. De todas formas, los primeros años en los tratamientos médico-estéticos son los que definirán de alguna manera el futuro de una cara, independientemente de la edad”, comenta el doctor Ángel Martín, director médico de Clínica Menorca. Y puede ser para bien o para mal. “Eso depende de múltiples factores como la técnica de aplicación, el producto utilizado, la cantidad del mismo o la frecuencia con la que se repite el tratamiento”, aclara la doctora Raquel Moreno, especialista en Medicina Estética y CEO de las clínicas de medicina estética Eres

El lado positivo

En contra de la creencia de que empezar a retocarse demasiado pronto puede acabar mal, la doctora Moreno considera que realizarse tratamientos estéticos a edades tempranas no tiene por qué ser negativo. “En muchas ocasiones resulta todo lo contrario, ya que no solo nos puede ayudar a resaltar o mejorar algunas cualidades o facciones sino que además nos permite realizar una labor preventiva, ayudando a retrasar el envejecimiento y a mantener la piel sana y joven”. Es el caso, por ejemplo, de los tratamientos de armonización facial con ácido hialurónico: en pacientes jóvenes pueden tratar determinadas debilidades estructurales que con el tiempo se traducirían en un mayor grado de flacidez. Su tratamiento temprano no solo dará proporción y equilibrio al rostro sino que les ayudará a envejecer más tarde y mejor. De la misma manera, el cuidado y tratamiento de la piel desde la juventud contribuirá a prevenir o retrasar la aparición múltiples signos de la edad. De la misma opinión es el doctor Martín, para quien la aplicación de tratamientos médico-estéticos para la regeneración de los tejidos cutáneos atendiendo las necesidades de la piel puede tener una huella estética positiva logrando unos resultados buenos y naturales a largo plazo.

Para el cirujano Javier de Benito, director del Instituto de Benito, la esencia de una huella estética positiva es que la gente piense que el atractivo o el aspecto joven de una persona es fruto de su genética y no de una intervención estética. También, añade, la felicidad que experimentan cuando se miran al espejo y disfrutar del resultado. Ese impacto emocional positivo es importante porque como corrobora la doctora Moreno “mejora la autoestima, la confianza y la seguridad en sí mismas de las personas”.

El lado negativo

Según Ángel Martín, una huella estética negativa habitualmente se debe a la utilización de producto de baja calidad, en exceso o aplicado erróneamente. “El resultado de estos tratamientos provoca cambios en el rostro, modificando los parámetros faciales, con consecuencias que suelen ser negativas y a veces irreversibles”. Por ejemplo: el uso de ciertos productos permanentes puede ocasionar la formación de granulomas, un efecto de la reacción de nuestro cuerpo al producto inyectado. Aunque en ocasiones existen algunos ‘antídotos’ para revertir los tratamientos fallidos, eliminando el material de la piel no siempre es fácil. Es el caso de los productos con derivados de las siliconas. “Habría que proceder a su extirpación quirúrgica o, en ciertas ocasiones, se podrían eliminar mediante tecnología de plasma”, expone el doctor Martin.

También hay que tener presente que incluso los rellenos de ácido hialurónico, tan de moda e inofensivo, pueden dejar una huella estética a la larga porque a pesar de considerarse reabsorbibles no siempre se reabsorben en su totalidad. Es también relativamente común el efecto FOS, facial overfilled sindrome (síndrome de cara sobrerellenada), o pillow face (cara de almohada). Para entendernos, son esos rostros antinaturales de pómulos desmesurados a base de un exceso de relleno o porque este no ha sido aplicado correctamente.

Para el doctor Javier de Benito, la principal huella estética negativa de la cirugía “es sin duda la cicatriz que delata que en esa zona hubo un acto quirúrgico. Es la huella más visible que existe pero hay otras no tan aparentemente notorias”. En este sentido, refiere que un rostro con una nariz que no es natural, por bonita que sea pero que revela que ha sido intervenida, es un ejemplo una huella estética negativa. “Siempre digo a mis pacientes que espero que nadie se dé cuenta de que se han operado la nariz y que les digan si se ha cambiado el color o estilo de pelo, o que guapo está... pero espero que nadie les diga lo bien que están con su nueva nariz. ¿Por qué? Porque mi labor consiste en hacer una nariz armoniosa, proporcionada y en equilibrio con su rostro”. Lo mismo sucede, con un lifting, comenta el especialista. “Si nos limitamos a estirar la piel para conseguir eliminar el descuelgue o las arrugas hay una huella estética indeseada que muestra una rostro de velocidad y con una expresión facial deformada”. 

Los tratamientos estéticos que mayor huella estética, positiva o negativa, pueden producir son los más invasivos; y también los infiltrables, es decir los productos que introducen alguna sustancia en el rostro, ya que sus efectos tienen un resultado más notorio, y duradero”, manifiesta la doctora Moreno. Esto es, cirugías estéticas como el aumento o reducción de mama, las liposucciones, la blefaroplastia, la rinoplastia, etc.; los tratamientos con infiltrables como el ácido hialurónico, la hidroxiapatita cálcica, etc; los miomoduladores (sustancias que se inyectan en el músculo para armonización facial o tratamiento de arrugas), y también los tratamientos para la piel como los láseres o los peelings. “Todos estos tratamientos pueden ser muy eficaces y seguros para mejorar la apariencia y retrasar el envejecimiento de forma positiva y natural, pero pueden implicar ciertos riesgos o complicaciones”. Para evitarlos, la doctora Moreno nos da las claves para prevenir una huella estética negativa a futuro:

  1. Buscar un profesional de confianza, altamente cualificado y una trayectoria profesional que nos garantice su buen criterio, saber hacer y honestidad a la hora de recomendar o desaconsejar un tratamiento. 
  2. Los diagnósticos y tratamientos deben ser totalmente personalizados, basados en las características y necesidades individuales, teniendo en cuenta factores como la edad, el tipo de piel, la estructura facial y los objetivos del paciente, para asegurar un buen resultado a corto plazo y un impacto estético positivo a lo largo de los años.
  3. Usar productos y técnicas de calidad, que sean seguros y efectivos; decisiones que deben ser tomadas por el profesional. De ahí la importancia en la elección de este.
  4. Tener un seguimiento adecuado. El profesional debe informar al paciente sobre los cuidados a seguir después del tratamiento y los plazos para volver a repetirlo, si fuera necesario, así como sobre la compatibilidad o complementariedad con otros tratamientos posteriores.

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