Clara Lago: "Por salud mental no leo muchos comentarios en redes"

A Clara Lago (Madrid, 1990) la hemos visto crecer en la pantalla. Empezó a trabajar en series con 9 años, con 12 estuvo nominada al Goya por ‘El viaje de Carol’ y desde entonces su carrera ha estado plagada de éxitos (‘Los hombres de Paco’, ‘Primos’ ‘Tengo ganas de ti’, ‘Ocho apellidos vascos’...). Pero, más allá de su profesión, Clara ha hecho del activismo su bandera y desde la fundación Ochotumbao que dirige junto a su ex Dani Rovira colabora con distintas causas sociales y medioambientales. Por eso su papel de embajadora de Beauté Mediterranea, una firma española de cosmética natural y respetuosa con el planeta- le va como anillo al dedo. ¿Su misión? Ayudar a desintoxicar el entorno de la belleza en las redes sociales mediante la campaña #BeautyDetox. Aprovechamos la presentación de la iniciativa para hablar con ella sobre belleza, redes sociales, haters, sostenibilidad y sus nuevos proyectos, entre los que se encuentra abrir un restaurante vegano. 

Hablemos de autocuidado. ¿Cómo lo aplicas en tu día a día? 

El autocuidado para mí tiene distintas carpetas: lo más evidente, que es lo externo y la apariencia; pero también lo interno, desde qué comes hasta qué pensamientos tienes en tu día a día, cómo son tus relaciones…

¿Cómo cuidas esa parte interna? 

Haciendo terapia, que lo recomiendo fuertemente, pero también mediante relaciones personales sanas, nutriéndome tanto de comida que me dé placer y que sea buena para el planeta como de emociones, de personas que me hacen bien…

¿Y la externa? 

Las dos rutinas que tengo son el deporte y la limpieza facial. Da igual que llegue a casa cayéndome de sueño por haber trabajado mil horas o, en otras épocas de mi vida, por estar borracha como un piojo; yo no me voy a dormir sin hacer la rutina de skincare completa. 

El físico de las actrices parece estar siempre bajo la lupa. ¿Ha llegado a afectarte? 

Llevo trabajando en esta profesión desde muy pequeña, entonces he ido pasando por distintas fases de que me importe más y menos. Ahora estoy en un punto en el que no te voy a decir que me dé igual porque estaría mintiendo, pero sí que me importa más mi propia percepción de la imagen. 

En los últimos años, las redes parecen estar fomentando aún más ese juicio ajeno.

Yo no leo muchos comentarios por salud mental y por tiempo. Cuando estás tan expuesto mediáticamente las redes sociales son un altavoz para que cualquier persona pueda opinar y si tú le das foco a cada comentario te volverías un poco loca. 

Quizás porque hay mucho ‘hater’ suelto, ¿no?

Creo que desde el principio las redes han supuesto una canalización de la rabia, el cabreo y el odio… a veces son un vertedero de crítica y mala onda y me parece que simplemente son una evidencia de un problema que existe en la sociedad. Yo, si tuviera una posición de poder, prestaría atención a esto.

De hecho, el movimiento #BeautyDetox de Beauté Mediterranea del que eres embajadora pretende liberar las redes de esa toxicidad.

La idea es concienciar a las personas de la importancia del respeto, de la tolerancia y del amor hacia las personas, los animales, el planeta… Al final, todos podemos hacer mucho a nivel individual y las marcas también pueden aportar mucho. Por ejemplo, Beauté Mediterranea no solo propone una cosmética natural, vegana, que se hace de manera sostenible desde el laboratorio hasta el packaging, sino que además pretende tener un impacto social real detoxificando las redes sociales. 

A nivel individual, ¿cómo crees que podemos sumar nuestro granito de arena?

Mira, ahora que estamos en época electoral parece que solo podemos votar una vez cada cuatro años cuando vamos a las urnas, pero yo pienso que como consumidores tenemos ese poder todo el tiempo: vivimos en un mundo capitalista y cada vez que compras algo estás votando. Si apoyas marcas sostenibles y con esta conciencia social estás votando que quieres más de esto en el mercado y si te sumas a movimientos como este #BeautyDetox estás demostrando que las redes son una gran herramienta que sirve para concienciar sobre el respeto, la tolerancia o el amor. 

¿Cuándo empezaste a involucrarte con este tipo de causas? ¿Siempre has sido tan activista?

Creo que he tenido cierta conciencia desde muy pequeña: a los 11 años le dije a mi madre que quería apadrinar a un niño con el dinerito que había ganado con mis primeros papeles. O sea, entiendo que el germen estaba ahí, pero se canalizó cuando conocí a Dani Rovira en ‘8 apellidos vascos’. Él ya hacía las galas benéficas de ‘Quieres ayudar conmigo’ en Málaga y así surgió la idea de crear la fundación Ochotumbao, que compartimos junto a Dani Solano y con la que ayudamos en un montón de causas. A mí la que más me toca es el veganismo y el medio ambiente, por eso esta colaboración con Beauté Mediterranea se destinará íntegramente al proyecto de Repoblar la Posidonia del Mediterraneo que hemos puesto en marcha en la fundación. 

¿Llevas esa conciencia medioambiental a otros ámbitos de tu vida? 

Sí, lo aplico todo lo que puedo (en cosmética, moda, transporte…), pero para mí lo más importante es seguir una dieta vegana. Podría decirte que el acto de mayor impacto que un individuo puede hacer a nivel de ecologismo es comer vegano, porque es una actividad que hacemos tres veces al día y afecta en lo que compramos en el supermercado, en lo que pedimos en los restaurantes… Gracias a esto estamos viendo cómo van saliendo cada vez más opciones veganas: ¡yo misma voy a abrir un restaurante 100% vegetal! Lo hago junto a mi pareja [Jose Lucena] y sus socios y se va a llamar la Huerta Funky Castizo. 

¿Y qué otros proyectos tienes entre manos?

Ahora el 13 de junio se estrena ‘Citas Barcelona’ (Prime Video) que salgo en el primer capítulo junto a Carlos Cuevas y además he empezado a rodar la serie ‘Clanes’ (Netflix), dirigida por Roger Gual. Después de esto probablemente tenga una película en República Dominicana.