Clara Lago y Dani Rovira, Navidad con nombre propio

El dúo más taquillero del cine español quisieron rodar “Ocho apellidos catalanes” porque es más divertida, les pagaban mejor y estaban los mismos. Un premio que ambos se merecían. Pasen y rían.

Clara y Dani, la pareja de 2015

Embajadora de Maybelline NY. Clara viste un dos piezas de neopreno Carolina Herrera New York. Dani lleva chaqueta y camisa Prada, pantalones Emporio Armani, pajarita Tommy Hilfiger y zapatos Robert Clergerie. Las hortensias, de Jacaranda Flor Design; bola Anmoder y velas Los Peñotes. Para preparar la piel de la actriz, que es embajadora de Maybelline NY, se aplicó la base de maquillaje Dream Satiné Fluido Cameo de Maybelline NY. En los labios lleva Color Sensational Creamy Mattes en tono Nude Embrace, de Maybelline NY.

/ Andrea Varani | Woman.es

Conexión es lo que existe entre ellos. Es algo brutal. Desde el primer momento, en las pruebas, se les veía reírse como si se conocieran de toda la vida», comenta el director Emilio Gutiérrez Lázaro, el gurú de “Ocho apellidos vascos” (2014). Clara Lago llevaba quince años de profesión, pero a Dani Rovira, que debutaba en la gran pantalla, esta película le cambió la vida: logró el Goya al Mejor Actor Revelación y a la chica. Un año después, más serenos pero igual de ilusionados, cargados de paciencia, de amor y de sentido del humor, presentan la secuela del taquillazo.

¿Por qué rodar esta segunda parte, por diversión, sobre todo?

Clara: Por diversión y porque había detrás una buena historia. Eso no quiere decir que lo hayamos hecho gratis.

Dani: Lo hablamos los cuatro protagonitas –ellos, Carmen Machi y Karra Elejalde– con Emilio cuando se empezó a plantear una secuela: si no hay un buen guión, no se hace. Sería una falta de respeto al público. ¡Qué menos que darles lo mejor cuando ellos nos han colocado ahí arriba!

¿Ha cumplido vuestras expectativas “Ocho apellidos catalanes”?

Clara: Aún no la hemos visto, pero por el rodaje, da la sensación de que va a ser más divertida que la primera.

Dani: Tiene los mismos ingredientes que la primera, pero con la experiencia y con el refuerzo de Berto Romero, Rosa María Sardá y Belén Cuesta, ¡tres súper fichajes! Clara: Yo me quedo con lo que dijo la Sardá en la presentación: «La gente se ha encariñado con estos personajes y quiere verlos evolucionar. Es una secuela.» Yo soy una friki de “Friends”, y me encanta que haya 200.000 capítulos.

¿Qué es lo mejor de las dos películas?

Dani: La primera fue mi fiesta de bienvenida al mundo del cine. Aunque hemos pagado un peaje personal y desarrollado alguna que otra fobia [Dani está obsesionado con sentarse de espaldas a la puerta y, cada vez que oye el clic de la cámara de un móvil, se le ponen los pelos de punta].

Clara: Pero el premio supera con creces cualquier dificultad. Haber hecho feliz a tanta gente ha sido algo maravilloso, irrepetible. Después de quince años de carrera, por primera vez la gente me para en la calle... ¡para darme las gracias!

¿Dispuestos a hacer una tercera versión, entonces?

Clara: Yo, con las mismas condiciones que la segunda, o sea, si hay una buena historia que contar… sería feliz haciendo un “Friends” de “Ocho apellidos”. Se genera una magia a todos los niveles en sus rodajes… y el motivo se llama Emilio Martínez Lázaro. Tiene tanto carisma y tanta ternura, que dan ganas de llevártelo a casa.

Dani: Tenemos que esperar a ver qué tal va la segunda. Ahora, a disfrutar, y si la gente tiene ganas de más...

¿Vuestros personajes han evolucionado de alguna forma?

Clara: En esencia, Amaia sigue siendo la misma, pero se ha sofisticado, está algo menos borde y más madura. Eso sí, algo mimetizada con el hipster catalán con el que está.

Dani: Yo creo que Rafa sigue tan imbécil como siempre (risas). Es un romántico empedernido y la cantidad de bobadas que hace para conseguir lo que quiere es infinita.

Si tuvierais que reconquistaros el uno al otro, ¿cómo lo haríais?

Clara: ¡Uy! No lo sé, depende del motivo de la reconquista… Yo es que soy muy peliculera, voy de rodillas y me llevo la banda sonora. He montado algunas bastante espectaculares. A mí, el punto creativo de sorprender, me pone.

Dani: Según te vas haciendo mayor te vuelves más exigente… Pero el truco está en currártelo día a día cuando aún estamos juntos, en seguir regando el territorio para que no tengas que hacer luego ninguna locura.

Clara, es la tercera peli que haces con Dani –los dos “Ocho apellidos…” y “Ahora o nunca”–. ¿Has aprendido algo de él, con todo el backstage que llevas a tu espalda?

Clara: Mucho. Lo que me sorprende de Dani es su absoluto talento innato y su capacidad para interpretar. Parece que lleva toda la vida actuando, incluso a nivel técnico. Y he aprendido de él la capacidad de jugar sin tener demasiado juicio, sin entrar en las expectativas de los demás, ni siquiera en las propias. Arriesga. El peor enemigo de un actor es el juicio –si te sales de ti mismo y te empiezas a mirar desde fuera, la has cagado– y yo nunca le he visto hacer eso.

Dani: Entre otras cosas porque no sé cómo salir de mí y mirarme. Supongo que esto cambiará y me convertiré en un actor meticuloso al que nadie podrá mirar a los ojos (risas).

Clara: Bueno, esa es la broma que le hizo Brad Pitt a George Clooney en el rodaje de “Ocean’s Eleven”. Brad mandó un comunicado a todos los miembros del equipo diciéndoles que no miraran a los ojos a Clooney y que se dirigieran a él como «Mr. Ocean». Y Clooney tardó dos semanas en darse cuenta de que nadie le miraba… (risas).

Dani: Clara es visceral y racional a partes iguales. Es un camaleón, con una capacidad empática, de construir personajes, que me flipa. En las pruebas, me ilusioné porque se reía mucho conmigo… pero no; es que es muy buena actriz.

Clara, hace poco rodaste “Extintion”, tu primera cinta en inglés. ¿Puede suponer tu salto a Hollywood?

Clara: Bueno, yo llevo mandando pruebas allí desde los dieciséis años, y el año pasado estuve haciendo para la Pilot Season (episodios piloto). Me apetece mucho trabajar allí, pero así como hace ocho años era algo más prioritario, ahora mismo, no lo es. Si llega, genial, pero me gusta mucho Madrid. A mí me pierde la calidez de las personas y Los Ángeles tiene un punto muy frío y duro. Me sentiría vacía viviendo allí. Además, el haber rodado una peli en inglés no te garantiza nada. ¿Me vas a preguntar por Matthew Fox? (risas) Es encantador, muy divertido, pero muy intenso. Un poco como yo.

Veterana en el cine con 25 años. ¿No te has perdido algo?

Clara: Desde que empecé con “Compañeros” y seguí con “Los hombres de Paco”, cruzarse con un colegio era la muerte (risas). Pero mira, ahora lo de “Ocho apellidos…” no me ha cogido por sorpresa. Es un grado más, pero ya lo había incorporado a mi vida. Me compensa infinitamente lo que me ha dado esta profesión. Siempre he sido una niña rara y repelente a la que le gustaba estar con adultos.

Dani Rovira y Clara Lago: pareja de oro.

El dúo más taquillero del cine español vuelve a escena con una segunda parte. “Ocho apellidos catalanes” es más divertida, les pagaban mejor y estaban los mismos. Un premio que ambos se merecían. Pasen y rían.

¿Hay algo por lo que no pasarías de nuevo?

Clara: Las cosas pasan porque tienen que pasar y no cambiaría nada de mi vida: todo me ha llevado a ser como soy. 

¿El humor lo cura todo?

Dani: Es una manera bonita de remitir el dolor. El humor debería de recetarse. Por mi experiencia, he visto que hay mucha gente que se ha curado, en el contexto más hostil. Es un liberador de tensiones. Muchos cómicos deberían trabajar para la seguridad social. Una chica me dijo una vez, tras un monólogo: «Deberíais trabajar con bata blanca.» Es una profesión muy bonita.

Ambos os habéis criado entre risas, en familias felices. ¿En que grado ha influido eso en vuestro futuro?

Dani: Definitivamente. Tuve una infancia súper feliz, mi padre vive con una filosofía de paz absoluta y mi madre y mi abuela, con un sentido del humor multiplicado por veinte... Eso ha ayudado a que yo la vida no la conciba sin sentido del humor. No puedo estar un día entero sin soltar una parida. Y busco rodearme de gente así.

Clara: Yo contaba cuentos con mi madre en verano, pero ha sido más el hecho de que mis padres eran muy cinéfilos y nos ponían muchas pelis en casa. Mientras mis amigas veían “Pokémon”, yo me tragaba a los hermanos Marx. Tengo una parte peliculera muy acentuada.

¿Habéis pensado en hacer algún “monólogo” juntos?

Clara: Nooo. Tienes que tener un arte… Ni me lo planteo. Es que no tengo retentiva para los chistes.

Dani: Es que ya no sería un “monólogo”, si no un “duólogo”. Ella chistes, no, pero paridas de mises se las sabe todas.

¿Os cuidáis juntos o separados?

Clara: Yo hago Pilates en el centro de mi hermano 2DPilates, entreno con Martin Giacchetta en Boutique Gym y a veces salgo a correr con Dani.

Dani: Los tres últimos años, con esta locura de vida, no puedo ni jugar al pádel ni al fútbol de portero, así que me voy a correr con mi perro Buyo y, a veces, se suma Clara. También hago TRX en casa, entrenamiento en suspensión. Si me voy de viaje, lo meto en la maleta. Con eso me mantengo. Pero desde la experiencia con Jesús Calleja en Tailandia, voy a retomar la escalada y la mountain bike. Clara: No me digas que no has visto ese programa de “Planeta Calleja” (cuatro.com/planetacalleja)... Esa entrevista con Dani se hizo viral porque es filósofo. Ya verás qué reflexiones (risas).

¿Qué proyectos os ilusionan? ¿Os meteríais a producir algo?

Clara: Pues, acabo de terminar una película argentina, “Al final del túnel”, con Leonardo Sbaraglia y Federico Luppi, y en enero ruedo en Colombia “Órbita nueve”. Estas Navidades colaboro con Dani en el proyecto solidario “¿Quieres ayudar conmigo?”

Dani: Este será el cuarto año. En diciembre, reservo diez días en el Teatro Alameda de Málaga para actuar: cada día, donamos la recaudación a una ONG malagueña. Un día viene Fran Perea, otro El Monaguillo, otro la cantante Vanesa Martín... Es una cita ineludible. Además, ahora sale un libro de microcuentos, “Agujetas en las alas” (Random House Mondadori), que me ilusiona muchísimo. En enero, presentaré de nuevo la Gala de los Goya. Y en febrero, protagonizaré “Cien metros”, la historia de Ramón Ayala, un hombre con esclerosis que se propuso hacer un Iron Man. El reto más grande hasta ahora.

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