Los Ángeles despliega sus alas

La moda ha puesto rumbo a la Costa Oeste norteamericana, llamada a partes iguales por una creatividad y capacidad industrial que posicionan la ciudad para convertirse en la quinta capital del sector. Descubrimos las firmas que están abriendo la brecha.

Los Ángeles despliega sus alas
Los Ángeles despliega sus alas

El último show de Tommy Hilfiger, que cambió los muelles de Nueva York por el de Santa Mónica; el desfile crucero 2018 de Dior, el pasado 11 de mayo; y la presentación de la línea masculina de Hermès, en Downtown, el penúltimo barrio de moda, y con concierto 'indie' incluido. También la fiesta de Chanel para homenajear a su omnipresente bolso Gabrielle, y la de Cartier, cuajada de estrellas, para dar la bienvenida a su resucitado reloj Panthère. Además de las aperturas de las nuevas tiendas de Balmain y Phillip Lim, y el 'pop-up' de la colección de Rihanna para Fenty.

En los últimos meses, Los Ángeles se ha convertido en el epicentro de la actividad 'fashion', consecuencia de un movimiento migratorio unánime que, como es habitual, se justifica con la búsqueda de inspiración. «Que tantas firmas vuelen a L.A. es una feliz coincidencia que pone las luces sobre la ciudad y en el interés que la industria tiene en su escena cultural y artística», dice Steven Kolb, director ejecutivo del Consejo de Diseñadores de Moda de América. «La atmósfera de Los Ángeles brinda una libertad creativa que no se encuentra entre el ajetreo de otras grandes ciudades de la moda», opina Ben Taverniti, creador de Unravel, una de las firmas que están ganando terreno a nivel global, empujadas por un creciente interés por todo lo angelino.

La fiesta millennial de D&G en Los Ángeles: Olivia Jade Giannulli, Lori Loughlin e Isabella Rose Giannulli
La fiesta millennial de D&G en Los Ángeles: Olivia Jade Giannulli, Lori Loughlin e Isabella Rose Giannulli / D.R.

EN MENTE Y CUERPO

La creatividad no es el único imán. También lo es su industria. Los Ángeles es uno de los grandes focos de confección de moda en Estados Unidos –un activo que, con la política proteccionista de Trump, promete ir a más–. La buena mano de las manufacturas locales para trabajar el 'denim', por ejemplo, es bien conocida. Tanto que Uniqlo abrió hace unos meses un centro de investigación dedicado a este tejido. Pero «la cosa ya no va solo de jeans y camisetas», aseguraba en Business of Fashion Katherine Ross, antigua vicepresidenta de comunicación y relaciones públicas de Louis Vuitton. La 'maison', por ejemplo, fabrica muchos de sus bolsos a apenas 50 kilómetros del centro, en San Dimas.

«El talento y los recursos de la zona son un activo aún por explotar. California siempre ha sido una abanderada de las leyes medioambientales y los derechos laborales dentro de nuestro sector, lo que supone un atractivo para las empresas», dice Caity Knox, responsable del 'atelier' que & Other Stories acaba de abrir en la Costa Oeste. «Pero la estética y la ideología de Los Ángeles la distinguen del resto de las grandes ciudades de la moda. Y si engancha es, precisamente, por eso: porque, más que una capital, es un oasis.»

& Other Stories: Cuestión de actitud

No es el tipo de firma que sigue las tendencias; se rige por la noción de la moda como estilo. Por eso cuando nació, en 2013, lo hizo con dos 'atelieres': uno en París –con su visión más ecléctica y romántica– y otro en Estocolmo –marcado por el pragmatismo escandinavo–. El 30 de marzo abrió el tercero, en Los Ángeles. «Era una elección natural: el espíritu distendido de California complementa y a la vez contrasta con las estéticas de Estocolmo y París», explica Knox. Ese espíritu se traduce en vaqueros retro con el bajo deshilachado, 'bombers' de satén y vestidos de flores que serían cursis si no fuese por una apertura hasta medio muslo.

«Capturan el desparpajo de las chicas de aquí. Ellas tienen una forma de entender la moda más irreverente, libre y con un punto sexy», dice la diseñadora, que opina que el ideal californiano tiene más que ver con una forma de vivir que de vestir. Y parte de ese estilo de vida se plasma en la sostenibilidad. «La gente está muy comprometida con los temas éticos y medioambientales», apunta. En el 'atelier' angelino de & Other Stories es una premisa base. «Trabajamos para implementar materiales nuevos y más sostenibles en cada colección», explica. Lo que, en una industria cuyo futuro «está inevitablemente ligado a la sostenibilidad», opina Knox, es un imán para las empresas en busca de una manufactura preparada.

Los Ángeles despliega sus alas: Loéil

Top Loéil (116 € aprox.)

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Loéil: Patrón de conducta

Toma como base la sastrería tradicional. Pero pasada por el filtro irreverente y desenfadado de la ciudad se convierte en un estudio de patrones muy interesante (y algo conceptual) que resulta en blusas con mangas de volúmenes inesperados, vestidos reconfigurados con asimetrías y superposiciones, y pantalones a medio camino entre el corte pitillo y el campana. Lo que explica que en menos de dos años esta enseña virtual –vende solo 'online' y por ahora no se plantea abrir tienda física– se haya convertido en una sensación global, y en expansión.

Unravel: Revolución Comercial

Ben Taverniti lleva 20 años en el sector. Primero, como asistente de Jeremy Scott; luego, y aún hoy, como director creativo de Hudson Jeans. En 2015 decidió lanzar Unravel porque veía la moda morir: «Todo empezaba a ser igual», declara. La elección de L.A. como base creativa del proyecto sigue el esquema. «Aquí la gente muestra su identidad a través de la ropa», explica el francés, que sigue esa filosofía para «reinterpretar piezas clásicas y crear diseños únicos».

Como tops que se pueden llevar con la parte de delante detrás y chaquetas reflectantes que cambian de color con los flashes. Un gancho para las famosas en su club de fans: Gigi Hadid, el clan Kardashian, Chanel Iman... Amigas que conocieron la marca por Joyce Bonelli, una de las maquilladoras mas demandada por el 'star system', y socia personal y profesional de Taverniti. Pero al diseñador no le gusta que su firma se defina a golpe de famosa. «Aunque tienen un alcance mediático enorme, es importante mantener nuestra identidad, mostrar nuestra visión», dice. Lo que explica sus reticencias a los inversores, por alta que sea la cifra en la mesa. «Pierdes el lujo. Llega un empresario con mente de 'mass market' y de pronto tu marca está en cualquier parte», dice Bonelli. «Queremos hacer ropa que la gente respete», confirma Taverniti.

Los Ángeles despliega sus alas: Anine Bing

Anine Bing.

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Anine Bing: Producción local, visión global

Antes de que el “see now, buy now” diera que hablar, esta californiana atisbó un cambio en la forma de consumir que sería el 'leit motiv' de su firma homónima, nacida en 2012, con una línea de básicos “refrescados” como base, a la que cada semana se suman nuevas prendas. «Nos desviamos del esquema tradicional de temporadas; giramos en torno a las necesidades de la mujer actual», explica. Trabajar con productores locales, dándoles un control que asegura la calidad en la producción, la puso en la dirección para crear esas «piezas que uno llevará de aquí a diez años», dice.

Cazadoras de piel, vaqueros que sientan bien, botas todoterreno.... «Quería que fuese una marca relajada y fresca, con un punto roquero de la vieja escuela», explica Bing. Un estilo del que ella, diseñadora e 'influencer', es la mejor embajadora. Su uniforme: jeans, chupa y una camiseta de algodón de la que asoma, con ese sexy angelino que no resulta forzado, un sujetador de encaje. «Creo que esa actitud tiene un atractivo global», asegura. Sirvan de prueba las 300 tiendas de la firma repartidas por el globo, incluidas Madrid y Barcelona.

Los Ángeles despliega sus alas: Reformation

A la izquierda vestido Callalily (428 euros aprox.); a la derecha, vestido Tuxedo (248 euros aprox.)

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Reformation: Pioneros del Oeste

Cuatro son los frentes abiertos en la industria textil hoy: inmediatez, exclusividad, sostenibilidad y feminismo. Y esos son los cuatro pilares sobre los que Yael Aflalo levantó, en 2009, adelantándose a todos los demás, Reformation. Con el nombre ya nos daban una pista de su vocación revolucionaria. Siguiendo la idea de las cápsulas, en vez de grandes remesas trimestrales, la firma lanza pequeñas colecciones de edición limitada. Y lo hacen semanalmente, gracias a un equipo de diseño que trabaja mano a mano con productores locales y una fábrica propia.

La primera manufactura sostenible de Los Ángeles, donde se diseña, confecciona, fotografía, empaqueta y envía casi cada pieza. Esa proximidad hace posible convertir un boceto en un vestido en menos de un mes. Y proporciona un control que les permite asegurar que todo se hace de forma responsable.

La parte del empoderamiento de la mujer viene con vestidos que marcan las curvas sin encorsetarlas, faldas con largos para todos los gustos, bañadores que animan a desterrar complejos y un arsenal de vaqueros que cincelan la retaguardia. «Nuestra misión es crear patrones que celebren la silueta femenina. Conseguir el corte perfecto es crucial, y dedicamos mucho tiempo a tomar medidas para que todos los tipos de cuerpos encuentren el suyo», se lee en su manifiesto.

Los Ángeles despliega sus alas: Rosetta Getty

Rosetta Getty.

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Rosetta Getty: Conciencia femenina

Empezó su andadura en el sector como modelo, junto a grandes de la talla de Azedine Alaïa y Bruce Weber. Pero pronto se pasó al otro lado y, tras dejar a medias una licenciatura en moda en la universidad Otis-Parsons de L.A., lanzó una marca de ropa infantil que terminó por vender. Tres hijos, un mecenazgo artístico y la apretada agenda que conlleva estar casada con Balthazar Getty, el actor, dj y heredero de la saga petrolera, la obligaron a parar. El lapso le sirvió para construir los cimientos de su siguiente proyecto: la línea homónima que lanzó en 2014. «Pasé años pensando qué necesita un vestidor que funcione para una madre, una mujer que viaja y trabaja, que sirva noche y día, en cualquier temporada», explica.

Esa búsqueda es la premisa de cada colección, formada por piezas que, como su creadora, no ven el conflicto entre funcionalidad y elegancia. Vestidos cortados al bies y en complicidad con la silueta, pantalones fluidos que tienen en cuenta el movimiento y camisas llenas de detalles pero tan polivalentes como una básica. Prendas que hablan de una feminidad sensata, que encuentra el 'sex appeal' mostrando carácter, no piel. De ahí que Alex Eagle –comisario de The Store, la tienda de culto de Soho House, en Berlín–, incluya a Getty en el clan de Lemaire, Céline o The Row. Con ellos, comparte una visión estética consistente con la realidad de la mujer sin sacrificar ese punto de fantasía que debe tener la moda.

Re/Done: Éxito a retales

«El estilo de la ciudad es más desenfadado. La gente no se arregla como en la Costa Este. El vaquero es el rey», opinan Sean Barron y Jamie Mazur. La fama de Los Ángeles como Meca del 'denim' se consolidó con firmas como Hudson o 7 For All Mankind. Pero ha sido este dúo el que ha orquestado su resurrección. «Todos usaban los mismos tejidos y lavados. Hacían el mismo producto con etiquetas distintas», dicen. De ahí surgió, hace tres años, la idea de Re/Done: viejos tejanos Levi’s reconstruidos para darles una silueta que se ajustara al canon actual.

El proyecto contaba con la fiebre por todo lo 'vintage', que había encontrado en los 501 su último filón –porque «las chicas quieren sentirse cómodas y sexys, y eso lo consiguen los jeans de talle alto», dice Baron–. A lo que se sumaba el valor sostenible del reciclaje y la promesa de unicidad. «No hay dos iguales. Cada par conserva las marcas de su vida anterior», aseguran los empresarios. Pero nunca pensaron que se convertirían en piezas de culto, hasta el punto de que Vetements lanzara una colaboración con Levi’s que consistía en jeans deconstruidos –y por 1.100 €–. «Abrimos la tienda 'online' un domingo a medianoche con 1.500 pares a la venta. A la mañana siguiente se habían agotado y había una lista de espera de 2.000 personas», recuerdan. Y esa ha sido la tónica habitual desde entonces.

Los Ángeles despliega sus alas: Building Block

Mochila de Building Block. 

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Building Block: Complementos Fundamentales

Dicen los expertos que el 'it bag' ha muerto, derrocado por diseños que se desvían de la tendencia en busca de la atemporalidad. Lo que, apuntan Kimberly y Nancy Wu, el dúo detrás de esta firma de accesorios, no significa que sean piezas minimalistas. Ciertamente, las que ellas crean no lo son: sacos de plexiglás con la base rígida, riñoneras en forma de media luna y bolsos cilíndricos, siempre en tonos lisos y sin logos o insignias. Piezas que priman las líneas puras, sin restarles personalidad. Una analogía hecha bolso de su visión de Los Ángeles y sus habitantes: «Inspiradora, poco convencional y enérgica», nos dicen.

Los Ángeles despliega sus alas: Oliver Peoples

Gafas de sol de Oliver Peoples.

/ D.R.

Oliver Peoples: Saga familiar

Si algo tiene la familia Leight es visión para los negocios. El patriarca, Larry, fundó la firma de gafas Oliver Peoples en 1986. En 2010, su hijo Garrett hizo lo propio con GLCO, con sede en Venice Beach y un club de fans que va de Riccardo Tisci a Emily Ratajkowski. Ahora, padre e hijo repiten la historia, esta vez juntos, con Mr. Leight, una marca que se anuncia como elitista y que, a pesar de que no verá la luz hasta 2018, tiene visos de éxito. «Las tendencias vienen y van, pero mi padre sabe distinguir lo que permanece», asegura Leight hijo. «Garret tiene un enfoque más joven. Esa mezcla nos permite diseñar gafas con vocación de clásicas, con un componente actual», dice Leight padre.

Palm Angels: Elevar la calle

Durante la última década, Francesco Ragazzi se ha hecho un nombre en la cúpula de la moda milanesa como director creativo de Moncler. Pero la mitad de su yo creativo está en Los Ángeles, donde en 2015 fundó, por su cuenta y riesgo, la firma Palm Angels. Su «auténtica vía de expresión personal», como él mismo la define. Cuando le preguntamos si la decisión tiene algo que ver con que la urbe californiana esté ganando inercia en la industria textil, él responde que «eso es algo que a la ciudad no le importa. La actitud de este lugar podría definirse como “libre de estrés”, y eso es lo que quiero en mis diseños», explica.

Le inspira la cultura 'skater' y su confluencia con la moda. Pero se niega a meterse debajo del paraguas del 'streetwear'. «Odio esa palabra. Creo que el panorama ha cambiado tanto en estos años que lo que llaman 'streetwear' es, sencillamente, moda, lo que vemos en la pasarela. Es el mismo cambio que supuso el 'prêt-à-porter', si quieres una comparación», nos dice el diseñador. «Pero el término tiene una connotación que lo hace parecer barato. Y eso es justo lo opuesto a lo que pretendo. Yo quiero elevarlo», asegura.

Los Ángeles despliega sus alas: Eckhaus Latta

Desfile otoño/invierno 2017/18 de Eckhaus Latta.

/ D.R.

Eckhaus Latta: Romper Convenciones

De una firma que tiene su taller en un antiguo dispensario de cannabis, que desafía la noción de arte convirtiendo su tienda en una galería llena de piezas vanguardistas (incluida su propia ropa) y pone en sus anuncios parejas practicando sexo, se puede esperar cualquier provocación. Pero, en su caso, no es gratuita. Es la filosofía de su marca y de sus diseños: vestidos deconstruidos, tops con giros inesperados en los patrones y camisetas pancarta incitando a la revolución.

Si orquestaron tan polémica campaña fue para lanzar «un mensaje de positividad e inclusión sobre la sexualidad y el cuerpo», dice Mike Eckhaus, una de las mitades de la firma –la otra es Zoe Latta–. Aplican la misma idea a sus desfiles, con modelos y gente de la calle, todo tipo de razas, sexos, tallas y rangos de edad. Esos castings prodiversidad se han convertido en una seña de identidad que reflejan sus diseños: sin género definido, distintivos y diferentes, pero sin caer en una excentricidad impracticable.

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