Meghan Markle sabe que la capa es el abrigo más elegante

Mientras Carlos III se encuentra en pleno tratamiento contra el cáncer de próstata que padece y Kate Middleton continúa recuperándose de su intervención abdominal en Adelaide Cottage junto a su familia, los duques de Sussex se encuentran en Canadá. Allí les vimos llegar el pasado 14 de febrero para participar en las preparaciones de la próxima edición de los Juegos Invictus, la cual tendrá lugar entre Vancouver y Whistler en el 2025.

A lo largo de estos días hemos podido ver a Meghan Markle presumir de un armario invernal cargado de prendas interesantes tanto para una jornada deportiva de nieve –en su primera aparición pudimos verle con un plumífero largo y unas botas altas con forro interior– como para componer el perfecto look 'aprés sky', y en las últimas horas nos ha regalado otro estilismo mucho menos informal en el que el protagonista era un abrigo tipo capa de lo más elegante.

Meghan Markle, quien lució su melena recogida en una coleta con la raya a un lado, escogió para animar al Príncipe Harry en su intento de hacer curling en una silla de ruedas un estilismo tan sencillo como efectivo ya que combinaba dos colores clásicos como son el negro y el camel.

Estaba compuesto por prendas básicas como son unas botas altas, unos pantalones pitillo y un jersey de punto, pero lo que marcaba la diferencia era la singular capa con la que se protegió del frío. Esta pieza tiene un marcado carácter atemporal ya que no entiende de tendencias, pero dada su inigualable silueta corta sin botones ni cremalleras consigue en cualquier momento un efecto impactante a la hora de llevarla puesta.

El lujo silencioso de Meghan Markle

La capa de Meghan Markle presume de estilo refinado gracias al acanalado de las mangas, el cuello chal y el el cinturón, lleva el sello de la marca canadiense Sentaler y tiene un precio de 1.248 euros. Está confeccionada en lana de alpaca suave y se vende en la tienda online de la firma en otros seis colores diferentes.

Esta pieza representa el epítome del lujo silencioso por el que ha apostado Meghan Markle en los últimos tiempos. Su vestuario se ha ido transformando hacia tonalidades neutras y prendas versátiles, adoptando así unos códigos estéticos que son garantía de acierto en cualquier ocasión porque tienen como máxima perdurar en el tiempo a base de cortes limpios y discretos con materiales de calidad.

Los otros elementos de su look en Canadá confirman este gusto de la exactriz que se materializa en prendas aparentemente sencillas pero siempre con algún detalle especial que ayuda a que marquen la diferencia. En este caso, ha elegido un suéter de Bleusalt, unos jeans de La Ligne, unos pendientes de Anine Bing y unos guantes de piel en tono verdoso de Max Mara.